El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo que un acuerdo para una nueva política de alimentos ocurrió en el Comité de Desarrollo, el panel que fija las políticas del Banco y que se reunió en Washington DC como parte de las asambleas de gobernadores que realizó la institución, conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional.
"He venido a estas reuniones subrayando la vital importancia del lanzamiento del Nuevo Trato", dijo Zoellick en una rueda de prensa, acompañado del secretario mexicano de Hacienda, Agustín Carstens, presidente del comité. "Parte de ese trato, es encarar las necesidades inmediatas de crisis de quienes enfrentan hambre, malnutrición e incluso hambruna en el mundo".

Carstens dijo que el Banco ha recibido la misión del comité de proporcionar asesoría técnica y de otra naturaleza para elaborar la nueva política, y exhortó a los donantes cumplir sus compromisos para ayudar la cubrir la brecha de US$ 500 millones en los actuales programas, identificada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.
Zoellick recordó que el PMA ha pedido a los países responder hacia el 1 de mayo, pero hasta ahora había recibido indicios de compromisos que cubrían solamente la mitad de la suma requerida.
"Es realmente crítico que los gobiernos confirmen sus compromisos en el menor tiempo posible y otros empiecen a comprometerse", dijo. Los precios se han incrementado desde que PMA lanzó la apelación de modo que sigue siendo un paso urgente todavía pendiente".

Zoellick dijo que en los últimos tres años los precios de los alimentos se han duplicado lo que "potencialmente pondrá a más de 100 millones de personas en países de bajos ingresos en situaciones más críticas de pobreza".
En el transcurso de la semana, los temas de hambre, malnutrición y altos costos de los alimentos han sido temas recurrentes de discusión, y el Banco dijo que los niveles de pobreza en esos países retrocederían hasta en 3% si el nivel de incrementos se mantenía en los próximos dos años.
"Esta no es una cuestión de urgencia ante necesidades de corto plazo, que ya de por sí lo son", dijo Zoellick. "Es cuestión de asegurar que las futuras generaciones no paguen un precio también por la crisis".
(AP)