La Gerente de Inversiones responsable del fondo, Anne-Maree O'Connor, dijo que sus “principales preocupaciones pasan por las minas de Barrick en Papúa Nueva Guinea y Tanzania , que han experimentado una serie de problemas relacionados con la seguridad, el medio ambiente y la comunidad en un periodo de tiempo prolongado”.

Ella dijo que las actividades de Barrick fueron vistas como "incompatibles" con los derechos humanos y las normas ambientales contenidas en el Pacto Global de las Naciones Unidas.

O'Connor agregó que aunque Barrick ha tomado medidas recientes para mejorar sus políticas y prácticas había sido demasiado lento, y que persiste la inquietud sobre el impacto ambiental de la empresa.

En particular, la práctica de la eliminación de residuos de la minería en los ríos de Barrick  no tiene "ninguna solución práctica" que no sea que se pare inmediatamente.

El fondo, que invierte dinero de  pensiones en nombre del Gobierno de Nueva Zelanda, señaló que este tipo de infracciones vulneran las normas internacionales del Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional, que recomiendan no financiar este tipo de proyectos.

Barrick, por su parte, dijo que le hubiera gustado hablar con el fondo sobre sus preocupaciones antes de haber tomado ninguna decisión de desinversión. Afirma que la compañía enfrentó anteriormente graves dificultades históricas difíciles de abordar. "Operamos en algunos entornos muy complejos, donde muchas de las cuestiones más difíciles son anteriores a nuestra llegada", sostuvo la empresa en su descargo público.