Greenpeace alerta a los accionistas de Syngenta sobre el peligro de los pesticidas en las abejas

25.04.2013 | Mundo

Seis días antes de la votación de la Unión Europea para prohibir un grupo de plaguicidas, Greenpeace asistió a la asamblea general de accionistas que cada año celebra la empresa Syngenta en la ciudad de Basilea (Suiza). Se buscó alertar a los accionistas sobre el papel de esta empresa en la disminución global de las poblaciones de abejas y pedir que desafíen al presidente de la Junta de Syngenta para detener la comercialización de estos productos.


Representantes de Greenpeace y de la Coordinación Europea de Apicultura participaron de la asamblea general de accionistas de Syngenta para dialogar con la junta sobre el rol de la empresa en la producción de plaguicidas tóxicos. 

Según la ONG Greenpeace existirían evidencias científicas que muestran que el insecticida Tiametoxam, producido por Syngenta, está relacionado con la disminución de abejas a nivel mundial, aunque todavía existe un debate en la ciencia sobre los factores involucrados en el descenso de la población de las abejas (cambio climático, enfermedades, parásitos, monocultivos, pérdida de hábitat y uso generalizado de plaguicidas). 

El 15 de marzo, la mayoría de los países de la UE respaldaron una propuesta de la Comisión para prohibir tres plaguicidas neonicotinoides (incluyendo tiametoxam de Syngenta y la clotianidina y el imidacloprid de Bayer). En la votación no se logró alcanzar la mayoría cualificada necesaria, de manera que el 29 de abril los Estados miembros de la UE, a través de sus representantes permanentes, votarán por segunda vez esta propuesta en el Comité de Apelación. Si de nuevo, la votación no alcanzara la mayoría cualificada, la Comisión Europea tiene el poder de poner en marcha la prohibición. La prohibición podría entrar en vigor en julio de 2013, una vez que la propuesta haya sido aceptada por los Estados miembros de la UE o puesta en marcha por la Comisión.

La empresa Syngenta afirmó en investigaciones propias que "no hay una correlación directa entre el uso de los neonicotinoides y la mala salud de las abejas, y sin embargo sí hay una correlación entre las pérdidas de abejas y la presencia del ácaro Varroa".

La importancia de las abejas en la polinización natural y la producción mundial de alimentos se vería seriamente dañada, según Greenpeace, si no se aprueban estas leyes contra pesticidas. 

El último informe de Greenpeace, "El declive de las abejas”, identifica siete plaguicidas que deberían ser prohibidos por su efecto tóxico sobre las abejas. La lista incluye el imidacloprid y la clotianidina de Bayer, el tiametoxam de Syngenta, el fipronil de BASF y el clorpirifos, el cipermetrin y el deltametrin producidos por otras empresas.