Informe sobre acoso sexual en el trabajo

28.07.2011 | Mundo

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) denuncia en un reciente informe que entre el 30% y el 50% de las trabajadoras de América Latina ha sufrido alguna vez acoso sexual de diversa gravedad en su lugar de trabajo.


 

Por acoso sexual en el medio laboral la OIT entiende "la práctica reiterada de diversas conductas de connotación sexual" que puede ir desde chistes y piropos de 'mal gusto', hasta chantajes, asalto y tocamientos por parte de una persona, en muchas ocasiones un superior jerárquico, hacia otra que no lo desea.
Los últimos datos de la OIT en este sentido señalan que el 2% de las mujeres en el mundo sufren o han sufrido algún tipo de acoso en su lugar de trabajo. En Argentina, por ejemplo, las cifras alcanzan el 16%.
En Chile, una encuesta realizada por la Dirección Nacional de Trabajo concluyó que el 20% de las mujeres entrevistadas reconocían haber sufrido acoso alguna vez en su puesto de trabajo. Además, la mayoría de los acosadores eran sus superiores jerárquicos inmediatos.
En España, un informe del Instituto de la Mujer de Madrid reveló que el 10% de las empleadas sufrieron acoso de distinta gravedad en su trabajo en el último año.
MEDIDAS LEGALES
Por todo esto, tanto en países como Brasil, Costa Rica y Ecuador están adoptando ya medidas en este sentido mientras que Argentina y Uruguay están desarrollando una legislación específica para hacer frente a este problema.
Así, el Senado argentino está estudiando un proyecto de ley que incorpore el delito de acoso sexual en el medio académico y laboral al Código Penal. El texto, que será discutido este año, pretende castigar a quien "abusando de una relación de superioridad jerárquica laboral, docente, o de índole similar, efectuare un requerimiento de carácter sexual, para sí para un tercero, bajo la amenaza de causar a la víctima, en caso de no acceder, un daño en el ámbito de esa relación".
Las penas previstas oscilan entre cuatro meses y cuatro años de prisión. Además, se tipifica el acoso en distintos niveles que van desde leve --chistes, piropos, acercamiento excesivo-- pasando por grave --insinuaciones reiteradas-- o muy grave --tocamientos, chantaje sexual--.
Por otra parte, en Chile el Parlamento aprobó a mediados de 2005, tras once años de deliberación, la incorporación de un capítulo sobre acoso sexual al Código Laboral. Según la directora de la Dirección Nacional de Trabajo de Chile, Patricia Silva, "algunos diputados se opusieron a la idea de modificar la legislación porque se estaría limitando el aspecto cariñoso natural del chileno".
Uruguay, sin embargo, está todavía lejos de adoptar una ley nacional. La institución pública que más ha avanzado en la materia es la Alcaldía de Montevideo que en 2003 incorporó la figura de acoso sexual a sus estatutos y en la actualidad está discutiendo un reglamento para el tratamiento de los casos.
También el Ministerio de Trabajo de este país está intentado desarrollar alguna medida en la misma dirección pero, según señaló el ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi, en un seminario realizado recientemente en Montevideo, estos posibles proyectos "son recibidos con molestias por integrantes de organizaciones femeninas y mujeres integrantes del gobierno".
Bonomi afirmó que el acoso sexual es "más un problema de poder que de género", ya que también hay casos de mujeres "acosadoras" una vez que alcanzan cargos laborales de responsabilidad.
Asimismo, tanto para la ministra de Desarrollo Social de Uruguay, Marina Arismendi, como para la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Carmen Beramendi, si bien es cierto que el acoso "no tiene género", la realidad demuestra que "son las mujeres las que lo sufren en proporción infinitamentente más grande que los hombres".
El caso de Chile es un buen ejemplo de esta teoría ya que el 98% de las denuncias por acoso sexual en el trabajo en 2005 fueron de mujeres. "Cuando entra una mujer a un trabajo se considera la entrada de un cuerpo, cuando el que entra se llama Juan es la entrada de un señor llamado Juan", afirmó Beramendi.
Arismendi recordó a su vez que cuando era senadora, antes de la entrada del actual gobierno en 2005, intentó durante diez años que el tema se discutiera en el parlamento sin éxito alguno y ante la ironía de algunos legisladores hombres. Por eso, "tenemos que desnudar un tema que la sociedad oculta", concluyó.
(Europa Press)

Por acoso sexual en el medio laboral la OIT entiende "la práctica reiterada de diversas conductas de connotación sexual" que puede ir desde chistes y piropos de 'mal gusto', hasta chantajes, asalto y tocamientos por parte de una persona, en muchas ocasiones un superior jerárquico, hacia otra que no lo desea.
Los últimos datos de la OIT en este sentido señalan que el 2% de las mujeres en el mundo sufren o han sufrido algún tipo de acoso en su lugar de trabajo. En Argentina, por ejemplo, las cifras alcanzan el 16%.
En Chile, una encuesta realizada por la Dirección Nacional de Trabajo concluyó que el 20% de las mujeres entrevistadas reconocían haber sufrido acoso alguna vez en su puesto de trabajo. Además, la mayoría de los acosadores eran sus superiores jerárquicos inmediatos.
En España, un informe del Instituto de la Mujer de Madrid reveló que el 10% de las empleadas sufrieron acoso de distinta gravedad en su trabajo en el último año.
MEDIDAS LEGALES
Por todo esto, tanto en países como Brasil, Costa Rica y Ecuador están adoptando ya medidas en este sentido mientras que Argentina y Uruguay están desarrollando una legislación específica para hacer frente a este problema.
Así, el Senado argentino está estudiando un proyecto de ley que incorpore el delito de acoso sexual en el medio académico y laboral al Código Penal. El texto, que será discutido este año, pretende castigar a quien "abusando de una relación de superioridad jerárquica laboral, docente, o de índole similar, efectuare un requerimiento de carácter sexual, para sí para un tercero, bajo la amenaza de causar a la víctima, en caso de no acceder, un daño en el ámbito de esa relación".
Las penas previstas oscilan entre cuatro meses y cuatro años de prisión. Además, se tipifica el acoso en distintos niveles que van desde leve --chistes, piropos, acercamiento excesivo-- pasando por grave --insinuaciones reiteradas-- o muy grave --tocamientos, chantaje sexual--.
Por otra parte, en Chile el Parlamento aprobó a mediados de 2005, tras once años de deliberación, la incorporación de un capítulo sobre acoso sexual al Código Laboral. Según la directora de la Dirección Nacional de Trabajo de Chile, Patricia Silva, "algunos diputados se opusieron a la idea de modificar la legislación porque se estaría limitando el aspecto cariñoso natural del chileno".
Uruguay, sin embargo, está todavía lejos de adoptar una ley nacional. La institución pública que más ha avanzado en la materia es la Alcaldía de Montevideo que en 2003 incorporó la figura de acoso sexual a sus estatutos y en la actualidad está discutiendo un reglamento para el tratamiento de los casos.
También el Ministerio de Trabajo de este país está intentado desarrollar alguna medida en la misma dirección pero, según señaló el ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi, en un seminario realizado recientemente en Montevideo, estos posibles proyectos "son recibidos con molestias por integrantes de organizaciones femeninas y mujeres integrantes del gobierno".
Bonomi afirmó que el acoso sexual es "más un problema de poder que de género", ya que también hay casos de mujeres "acosadoras" una vez que alcanzan cargos laborales de responsabilidad.
Asimismo, tanto para la ministra de Desarrollo Social de Uruguay, Marina Arismendi, como para la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Carmen Beramendi, si bien es cierto que el acoso "no tiene género", la realidad demuestra que "son las mujeres las que lo sufren en proporción infinitamentente más grande que los hombres".
El caso de Chile es un buen ejemplo de esta teoría ya que el 98% de las denuncias por acoso sexual en el trabajo en 2005 fueron de mujeres. "Cuando entra una mujer a un trabajo se considera la entrada de un cuerpo, cuando el que entra se llama Juan es la entrada de un señor llamado Juan", afirmó Beramendi.
Arismendi recordó a su vez que cuando era senadora, antes de la entrada del actual gobierno en 2005, intentó durante diez años que el tema se discutiera en el parlamento sin éxito alguno y ante la ironía de algunos legisladores hombres. Por eso, "tenemos que desnudar un tema que la sociedad oculta", concluyó.
(Europa Press)