La OIT analiza el impacto a largo plazo del trabajo infantil

15.06.2015 | Mundo

Un nuevo estudio de la OIT informa que los jóvenes que tuvieron que soportar la carga del trabajo cuando eran niños son más propensos a tener que conformarse con empleos familiares no remunerados o a ocuparse en empleos mal remunerados.


Cerca de 47,5 millones de jóvenes entre 15 y 17 años realizan trabajos clasificados como peligrosos o como peores formas de trabajo infantil.

El Informe de la OIT,  basado en una encuesta realizada en 12 países, examina "las futuras carreras de los ex niños trabajadores y de los que abandonan la escuela prematuramente".

Las principales conclusiones del informe son las siguientes:

  • La participación prematura en el trabajo infantil está asociada con un nivel de instrucción inferior y, más tarde en la vida, con empleos que no cumplen con los criterios mínimos de trabajo decente;
  • Los que abandonan la escuela prematuramente tienen menos probabilidades de encontrar un trabajo estable y mayores riesgos de permanecer del todo fuera del mundo del trabajo;
  • Los que realizan actividades peligrosas es probable que hayan abandonado la escuela antes de haber alcanzado la edad mínima de admisión al empleo.

“El informe muestra la necesidad de adoptar un enfoque político coherente que aborde a la vez el trabajo infantil y la falta de trabajo decente para los jóvenes. Mantener a los niños en la escuela y ofrecerles una buena educación hasta al menos la edad mínima de admisión al empleo es determinante para toda su vida. Es el único modo en que los niños pueden adquirir los conocimientos y las competencias de base indispensables para continuar su aprendizaje y para su futura vida profesional”, declaró el Director General de la OIT, Guy Ryder.

El informe recomienda intervenir temprano para sacar a los niños del trabajo infantil y regresarlos a la escuela, así como medidas para facilitar la transición de la escuela hacia oportunidades de trabajo decente para los jóvenes.

Una atención particular debería prestarse a los 47,5 millones de jóvenes entre 15 y 17 años que realizan actividades peligrosas y a las vulnerabilidades específicas de las niñas y de las jóvenes.

“Las políticas nacionales deberían estar dirigidas a retirar a los jóvenes de los trabajos peligrosos, y por cierto a eliminar los peligros de los lugares de trabajo”, declaró Guy Ryder.