Los alemanes piden que se limite el sueldo de los directivos

07.07.2011 | Mundo

La creciente desigualdad de la sociedad alemana, en contraste con los suculentos sueldos de algunos directivos empresariales, ha levantado una polémica sin precedentes en Alemania. Ya no es la izquierda, ni los socialdemócratas más radicales, sino la propia democracia cristiana, la que exige soluciones para "mantener la paz social". Por un lado, cada vez hay más demanda para crear un salario mínimo generalizado (que en Alemania sólo existe para una docena de sectores) Y, por otro, se pide un límite para los sueldos de los ejecutivos o, al menos, para sus liquidaciones.


 

En 2006, los salarios de los directivos empresariales aumentaron el 19%, situándose en un promedio de 4,6 millones de euros. Los alemanes no se quejan, en cambio, de los sueldos de los deportistas o de las estrellas mediáticas.
Polémica disparada
La polémica se ha disparado porque el impulso económico de los dos últimos ejercicios apenas benefició a empleados y trabajadores. Sus salarios reales no han aumentado en los últimos años, y en 2008 (aunque paradójicamente el crecimiento económico será menor y la inflación más alta) crecerán en torno al 1,1%, según el FMI. Si bien la tasa de desempleo ha bajado hasta situarse en el 8,6%, la más baja de los últimos 15 años, más de la mitad de los empleos nuevos ofrece condiciones de trabajo precarias y una paga muy inferior a la histórica. En Alemania hay al menos 1,3 millones de personas que, pese a tener empleo, y en algunos casos formación, no llegan a final de mes. Sus sueldos están por debajo de los subsidios del paro. Por eso acuden a la Agencia Federal de Empleo cada mes para "completar" su remuneración con una ayuda estatal. Y el número de personas que tiene que acudir a ayudas públicas, pese a tener trabajo, aumenta de manera preocupante desde hace años.
La percepción de que la recuperación económica no llega a todas las clases sociales por igual está apuntalada por numerosos datos. Según una encuesta del instituto Allensbach encargada por el Frankfurter Allgemeine, el 62% de los alemanes opina que "el modelo económico alemán no es realmente social". Ocho años antes decía una mayoría que en Alemania reinaba una "economía social". Según el Instituto de Investigación Económica (DIW), en Alemania occidental, tomando como modelo el coeficiente Gini, la desigualdad aumentó un 6% entre 1992 y 2006.
La polémica sobre la redistribución de la riqueza en Alemania alcanzó un punto álgido hace unas semanas cuando el jefe del Estado alemán, Horst Köhler, exigió "mesura" para los sueldos de los directivos porque la continua apertura de la horquilla entre los salarios de los trabajadores y los de los ejecutivos "amenaza la paz social" en Alemania. Y es que, según las encuestas, dos de cada tres alemanes desean que se ponga un tope para los sueldos.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha aludido en varias ocasiones al debate. Merkel rechazó regular por ley tanto los salarios mínimos (que en Alemania dependen de los agentes sociales) como los máximos, pero instó a la patronal a asumir responsabilidad social. Merkel recordó a los empresarios que hay sectores profesionales que apenas cuentan con protección sindical y no pueden defenderse.
Armas legales
Frente a la imposibilidad legal de regular los salarios de los ejecutivos, muchos expertos recuerdan que el Estado sí tiene otras "armas legales" para actuar. Entre ellas, como ha destacado el Instituto IFO, está la fiscalidad del IRPF y la de Sociedades. Pero también se pueden introducir cambios en la ley de sociedades anónimas y se pueden fortalecer los derechos de los accionistas en las empresas.
(Carmen Vela / Expansión)

En 2006, los salarios de los directivos empresariales aumentaron el 19%, situándose en un promedio de 4,6 millones de euros. Los alemanes no se quejan, en cambio, de los sueldos de los deportistas o de las estrellas mediáticas.
Polémica disparada

La polémica se ha disparado porque el impulso económico de los dos últimos ejercicios apenas benefició a empleados y trabajadores. Sus salarios reales no han aumentado en los últimos años, y en 2008 (aunque paradójicamente el crecimiento económico será menor y la inflación más alta) crecerán en torno al 1,1%, según el FMI. Si bien la tasa de desempleo ha bajado hasta situarse en el 8,6%, la más baja de los últimos 15 años, más de la mitad de los empleos nuevos ofrece condiciones de trabajo precarias y una paga muy inferior a la histórica. En Alemania hay al menos 1,3 millones de personas que, pese a tener empleo, y en algunos casos formación, no llegan a final de mes. Sus sueldos están por debajo de los subsidios del paro. Por eso acuden a la Agencia Federal de Empleo cada mes para "completar" su remuneración con una ayuda estatal. Y el número de personas que tiene que acudir a ayudas públicas, pese a tener trabajo, aumenta de manera preocupante desde hace años.

La percepción de que la recuperación económica no llega a todas las clases sociales por igual está apuntalada por numerosos datos. Según una encuesta del instituto Allensbach encargada por el Frankfurter Allgemeine, el 62% de los alemanes opina que "el modelo económico alemán no es realmente social". Ocho años antes decía una mayoría que en Alemania reinaba una "economía social". Según el Instituto de Investigación Económica (DIW), en Alemania occidental, tomando como modelo el coeficiente Gini, la desigualdad aumentó un 6% entre 1992 y 2006.

La polémica sobre la redistribución de la riqueza en Alemania alcanzó un punto álgido hace unas semanas cuando el jefe del Estado alemán, Horst Köhler, exigió "mesura" para los sueldos de los directivos porque la continua apertura de la horquilla entre los salarios de los trabajadores y los de los ejecutivos "amenaza la paz social" en Alemania. Y es que, según las encuestas, dos de cada tres alemanes desean que se ponga un tope para los sueldos.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha aludido en varias ocasiones al debate. Merkel rechazó regular por ley tanto los salarios mínimos (que en Alemania dependen de los agentes sociales) como los máximos, pero instó a la patronal a asumir responsabilidad social. Merkel recordó a los empresarios que hay sectores profesionales que apenas cuentan con protección sindical y no pueden defenderse.

Armas legales
Frente a la imposibilidad legal de regular los salarios de los ejecutivos, muchos expertos recuerdan que el Estado sí tiene otras "armas legales" para actuar. Entre ellas, como ha destacado el Instituto IFO, está la fiscalidad del IRPF y la de Sociedades. Pero también se pueden introducir cambios en la ley de sociedades anónimas y se pueden fortalecer los derechos de los accionistas en las empresas.
(Carmen Vela / Expansión)