Los teletrabajadores viven mejor pero sus carreras se estancan

29.08.2011 | Destacadas

El teletrabajo es cada día más popular en muchas empresas y tiene el potencial de mejorar enormemente el balance laboral-familiar. Pero muchos empleados prefieren evitarlo porque reduce sus posibilidades de ser ascendidos.


 

En 2004, unos 7,6 millones de empleados estadounidenses eran autorizados por sus empresas a trabajar al menos un día por mes desde sus casas. En 2006, ya eran casi 13 millones. Y, si sumamos a los profesionales independientes, descubrimos que los Estados Unidos ya tienen casi 30 millones de teletrabajadores.
Las causas del fenómeno son por todos conocidas: economía del conocimiento, aumento y abaratamiento de las conexiones de banda, herramientas de videoconferencia, etc.
Para el empleado, el teletrabajo puede ser una importante fuente de satisfacción laboral. ¿Quién no quiere ahorrarse un periplo en tren desde Quilmes o la Lugones atestada de la hora pico?
Para la empresa, por su parte, puede ser una excelente oportunidad para reducir sus costos de mantenimiento de oficinas. En efecto, ¿para qué mantener un enorme edificio para mil trabajadores cuando pueden obtenerse los mismos resultados con un inmueble más pequeño con capacidad para 200?
Ahora bien, ante estos datos, lo sorprendente no es el crecimiento del teletrabajo sino por qué no ha crecido aún más en los rubros donde es aplicable.
Según una investigación de la American Management Association, no todo es color de rosa para el teletrabajador. En efecto, el teletrabajo puede convertirse en un obstáculo para una exitosa carrera laboral. Según la encuesta de la American Management Association, seis de cada diez ejecutivos creen que los teletrabajadores tienen menos oportunidades de ser ascendidos.
En este sentido, mostrar la cara en la oficina (aunque no tenga relación directa con la productividad) parece una forma más efectiva de trepar por la pirámide corporativa. Por lo tanto, para que el teletrabajo sea una opción más atractiva, las organizaciones deberían implementar esquemas de ascensos basados exclusivamente en los resultados, destronando el factor " visibilidad en el cubículo".
Por otro lado, advierte la investigación, no todos los empleados tienen las características necesarias para el teletrabajo. Estos puestos exigen altas dosis de autonomía y capacidad para soportar el aislamiento.
CorasWorks, un desarrollador de software que realiza virtualmente la mayor parte de su trabajo, implementa rigurosos procesos de selección para evaluar la capacidad de sus empleados para trabajar desde sus hogares.
En definitiva, la tecnología está. Y muchos jefes ya comprenden que el teletrabajo no significa menor productividad si se eligen a los empleados correctos.
Así, el principal obstáculo que enfrenta la tendencia radica en algunos prejuicios como la supuesta incapacidad de los teletrabajadores para colaborar presencialmente en equipo y esquemas de ascensos que los relegan sistemáticamente.
No obstante, señala la American Management Association, pronto estos obstáculos serán derribados y muchas organizaciones cambiarán completamente su rostro. En lugar de concentrar a miles de trabajadores en imponentes edificios vidriados, serán auténticas redes descentralizadas de conocimiento.
(MATERIABIZ)

En 2004, unos 7,6 millones de empleados estadounidenses eran autorizados por sus empresas a trabajar al menos un día por mes desde sus casas. En 2006, ya eran casi 13 millones. Y, si sumamos a los profesionales independientes, descubrimos que los Estados Unidos ya tienen casi 30 millones de teletrabajadores.
Las causas del fenómeno son por todos conocidas: economía del conocimiento, aumento y abaratamiento de las conexiones de banda, herramientas de videoconferencia, etc.
Para el empleado, el teletrabajo puede ser una importante fuente de satisfacción laboral. ¿Quién no quiere ahorrarse un periplo en tren desde Quilmes o la Lugones atestada de la hora pico?

Para la empresa, por su parte, puede ser una excelente oportunidad para reducir sus costos de mantenimiento de oficinas. En efecto, ¿para qué mantener un enorme edificio para mil trabajadores cuando pueden obtenerse los mismos resultados con un inmueble más pequeño con capacidad para 200?
Ahora bien, ante estos datos, lo sorprendente no es el crecimiento del teletrabajo sino por qué no ha crecido aún más en los rubros donde es aplicable.
Según una investigación de la American Management Association, no todo es color de rosa para el teletrabajador. En efecto, el teletrabajo puede convertirse en un obstáculo para una exitosa carrera laboral. Según la encuesta de la American Management Association, seis de cada diez ejecutivos creen que los teletrabajadores tienen menos oportunidades de ser ascendidos.

En este sentido, mostrar la cara en la oficina (aunque no tenga relación directa con la productividad) parece una forma más efectiva de trepar por la pirámide corporativa. Por lo tanto, para que el teletrabajo sea una opción más atractiva, las organizaciones deberían implementar esquemas de ascensos basados exclusivamente en los resultados, destronando el factor " visibilidad en el cubículo".

Por otro lado, advierte la investigación, no todos los empleados tienen las características necesarias para el teletrabajo. Estos puestos exigen altas dosis de autonomía y capacidad para soportar el aislamiento.
CorasWorks, un desarrollador de software que realiza virtualmente la mayor parte de su trabajo, implementa rigurosos procesos de selección para evaluar la capacidad de sus empleados para trabajar desde sus hogares.
En definitiva, la tecnología está. Y muchos jefes ya comprenden que el teletrabajo no significa menor productividad si se eligen a los empleados correctos.

Así, el principal obstáculo que enfrenta la tendencia radica en algunos prejuicios como la supuesta incapacidad de los teletrabajadores para colaborar presencialmente en equipo y esquemas de ascensos que los relegan sistemáticamente.
No obstante, señala la American Management Association, pronto estos obstáculos serán derribados y muchas organizaciones cambiarán completamente su rostro. En lugar de concentrar a miles de trabajadores en imponentes edificios vidriados, serán auténticas redes descentralizadas de conocimiento.
(MATERIABIZ)