No más cueros del Amazonas
Greenpeace ha felicitado públicamente a diversos sectores industriales y empresas como Nike y Timberland por mantener un compromiso con el medio ambiente y el clima del planeta a través de políticas de suministro que rechacen productos procedentes de la destrucción de la Amazonia, como la soja, la carne o el cuero. El ministro de medio ambiente brasileño, Carlos Minc, ha asegurado que la medida “es un modelo para todos los sectores relevantes” y las empresas europeas que apoyaron el establecimiento de la medida, como McDonald's también han aplaudido la decisión: “La moratoria es un paso positivo y continuaremos participando en los esfuerzos para frenar la deforestación en la Amazonia”, ha declarado Denis Hennequin, presidente europeo de la multinacional americana.
En la misma línea, recientemente los gigantes del calzado Nike y Timberland se han comprometido a no comprar cuero de granjas ganaderas implicadas en la deforestación y la invasión de territorios indígenas. Esta actitud supone una respuesta al informe Sacrificando la Amazonia que Greenpeace presentó el pasado 1 de junio, donde denunciaba el papel central que juega la expansión de la ganadería en la Amazonia en el aumento de la deforestación. La misma posición respecto a la carne de ternera han adoptado algunas cadenas de alimentación que operan en Brasil como Wal-Mart y Carrefour.
“Es esta clase de iniciativas de la industria la que necesitamos para parar la destrucción de la Amazonia y ayudar a prevenir el imparable cambio climático”, ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace.
La deforestación tropical supone la quinta parte de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto problema provoca que Brasil sea el cuarto país con más emisiones del mundo, lo que significa que el cambio climático no puede evitarse si no se toman medidas contra la deforestación.
Greenpeace demanda a todos los líderes que acudan a la Cumbre climática de Copenhague en diciembre, medidas efectivas para luchar contra el cambio climático. Como parte del reto, el presidente Lula debe comprometerse a frenar la deforestación de la Amazonia para el 2015 y los países desarrollados deben colaborar económicamente en ello. Además, es necesario un compromiso para para desarrollar una nueva industria de conservación para los millones de personas que viven de la selva.