Destacados:

• Desafíos para la industria financiera: En el mundo se está atravesando un momento clave. Sin un sistema financiero fuerte se ve condicionado el crecimiento de los países. En este sentido, los bancos cumplen un rol de actores sociales relevantes. Por otra parte, el factor de desarrollo tiene que ver con las líneas de financiamiento ya que los bancos también tienen un rol muy importante desde la perspectiva de la sustentabilidad sobre cómo y a quiénes financian. Además, el sistema financiero es un empleador muy importante por lo que la empleabilidad y la generación de empleo es un aspecto central. Ejemplo las condiciones de contratación, cómo se garantizan las posibilidades de desarrollo, cómo se las capacita, etc. También los bancos tienen un gran desafío desde cómo pueden contribuir a la solución de los problemas que afectan a la gente. Por ejemplo, desde el ahorro energético, el uso adecuado de los insumos, etc. O sea, estamos hablando no sólo de los impactos directos sino de cómo me manejo yo como compañía. Acá aparecen aspectos sociales, ambientales y también de infraestructura.
   
• Exigencias de sustentabilidad vs competitividad: Este debate nos surgió al momento de la adhesión a los Principios de Ecuador, los cuales son de adhesión voluntaria y exigen al banco que tenga una mirada que vaya más allá de si quienes solicitan el préstamo lo van a poder pagar para pasar a ver cuál va a ser el impacto que esa empresa va a tener en lo social y en lo ambiental. Y surgió esa inquietud de preguntarnos: no estamos limitando nuestro propio negocio? Pero se dio una situación totalmente inversa: no sólo se prestigió la organización por el hecho de adquirir estas prácticas, sino que recibió más fondeo internacional y además sirvió para las empresas que solicitaban fondos entender cuál era esa valoración y adecuar sus propias prácticas entendiendo que con una mirada de largo plazo el mundo va hacia eso. En síntesis: con una mirada de corto plazo pudo haber generado susceptibilidades en alguno cuando le pedimos una readecuación, pero sirvió para subir estándares, mejorar la reputación de la organización, y conseguir fondos internacionales.
   
• COP 21 y la necesidad de descarbonizar las carteras de inversión: La COP21 es paradigmática. Las conclusiones a las que se llega marcan un antes y un después en temas medioambientales. Creo que en Argentina, incluso, estamos mucho más conscientes a pesar de tener una relación pendular con los temas ambientales. En Banco Galicia estamos teniendo conversaciones en profundidad con organismos internacionales para generar fondos o financiamiento para energías renovables.
   
• Desafíos ante el sobreendeudamiento y la baja tasa de bancarización: La bancarización es un gran desafío para los países emergentes. Nosotros lo trabajamos con programas de inclusión, generando oportunidades de desarrollo en las personas, con programas que promuevan un vínculo sano con el banco para que entiendan que una entidad financiera es un factor de promoción que facilita su propia actividad. Por otro lado, cuando hablamos de sobreendeudamiento uno de los aspectos que trabajamos mucho son las buenas prácticas con respecto al endeudamiento ya que no todo el mundo está hoy en condiciones de pedir un crédito. Por eso, la inclusión financiera bien entendida y la educación financiera orientada especialmente a los más jóvenes es donde tratamos de lograr cierto equilibrio.
   
• Créditos para emprendedores con impacto social y ambiental: Surgieron luego de detectar la necesidad de financiamiento para proyectos que se encuentran entre los microcréditos y las Pymes constituidas. Había un espacio no cubierto que identificamos para emprendimientos que tenían cierto grado de avance pero que no contaban con todos los requisitos de la Pyme consolidada ya que no les alcanzaba con lo que una institución de microcrédito otorga. Además estos proyectos tienen alto impacto social ambiental. Actualmente, ya finaciamos 10 proyectos y estamos analizando unos 50 más. Lo novedoso es que tenemos un comité que está integrado tanto por el área de crédito como por la de sustentabilidad. Allí miramos la capacidad financiera de la organización y su impacto en la sociedad. Esa sintonía y ese aprendizaje que tenemos ambas áreas en relación a pensar de una manera distinta y renovada un otorgamiento de crédito es lo que lo hace tan distinto y tan atractivo.
   
• El rol del área de sustentabilidad: Nosotros nos consideramos un área coordinadora, un área que no debería implementar prácticas per se sino que tiene hacerlas en articulación con las diferentes áreas. Ello se debe a que entendemos que la verdadera sustentabilidad debe estar planteada desde la mirada “core” de la organización. En este sentido, Banco Galicia tiene una visión que incorpora la sustentabilidad como un paradigma diferencial, el cual propone tener un desarrollo económico en armonía con el desarrollo social y el cuidado ambiental. Es por eso que un área como la nuestra tiene que ser un área de coordinación, que facilite y promueva que esto se incorpore en las otras áreas.
   
• Balance luego de diez ediciones del reporte de sustentabilidad: Uno de los aprendizajes es que el trabajo conjunto con las otras áreas rinde sus frutos a la hora de incorporar en el pensar cuáles son los contenidos materiales de toda la organización. Nosotros tenemos un grupo operativo integrado por 60 personas con las que pensamos y definimos cuáles van a ser los contenidos prioritarios. Yo no puedo garantizar que la gente lea el reporte o lo lea en profundidad porque estamos sobrepasados de información. Pero el hecho de generar un proceso participativo de construcción del documento lo jerarquiza. Por eso una de las recomendaciones que puedo hacer es que no sea un documento producto de un área sino que sea producto de una organización. El otro tema es saber bien cuáles son los temas materiales. Y otro punto importante tiene que ver con el lenguaje: tienen que estar escritos en un modo y en un diseño que sea ágil, simpático, que permita que la gente se interese. Porque de lo contrario no se reduce esa brecha entre lo que la empresa dice que hace y lo que la gente percibe que las empresas hacen.