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“El riesgo de los DDHH y Empresa es que sean percibidos sólo como una agenda europea”

02.08.2021 | DD.HH. y Empresa

Así lo afirma Dante Pesce, Presidente del Grupo de Trabajo de Empresa y Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En la entrevista describe el potencial transformador de los Principios Rectores por brindar el mismo “framework” para distintos tipos de organizaciones, el por qué considera que los enfoques voluntarios son insuficientes, la oportunidad que significa la ola regulatoria en Europa,  el sentido de urgencia que planteó la pandemia, los desafíos pendientes que deja la primera década y el plan de acción para los próximos diez años.


¿Cuáles son los principales progresos que se han dado durante la primera década de los Principios Rectores?

Diez años atrás la conversación sobre Empresas y Derechos Humanos no despertaba consenso y hoy día lo que tenemos es una conversación de vaso medio lleno, o de vaso medio vacío, pero lo importante es que es sobre el mismo vaso.

Si lo vemos desde el punto de vista de las grandes empresas y las asociaciones empresariales, es una historia de vaso medio lleno. En este sentido, ha habido progreso, hay iniciativas, hay experiencias y pioneros, hay avances.

Si le preguntas a los gobiernos, ellos les dan la bienvenida, es una historia en positivo, y por lo tanto hay una conversación de vaso medio lleno también. Entienden que hay progreso, que hay consenso, y que los Principios Rectores llenan un vacío conceptual. Es una conversación racional.

Pero si le preguntas a otros grupos como sindicatos, indígenas, o sociedad civil en general, el relato es de vaso medio vacío. Ellos consideran que se ha hecho poco progreso, que hay un camino gigantesco por recorrer.

Desde el Grupo de Trabajo consideramos que los casos de pioneros todavía son pocos, e incluso los que han hecho más avance se dan más a nivel de la casa matriz, pero faltan subsidiarias, Pymes, y hay un enorme espacio en lo que hace a la economía informal. Además, en el último año ha habido retrocesos y abusos debido al COVID.

Pero también reconocemos que hay un espacio de oportunidad que generan los Principios Rectores, porque tienen un potencial transformador.

¿Entonces, qué es lo que tenemos? Tenemos el vaso medio lleno y tenemos el vaso medio vacío al mismo tiempo. Pero tenemos un mismo vaso, que ese es el discurso en positivo que yo he destacado una y otra vez, casi hasta el cansancio. Eso es lo que nos genera una oportunidad, porque hemos logrado tener el mismo “framework”, que son los Principios, y es lo que nos permite haber construido una alianza de lo posible, en la que unos y otros tengamos una ambición compartida.

En síntesis, lo que hoy día tenemos en los Principios rectores son cimientos institucionales y, por lo tanto, tenemos la posibilidad real de poder avanzar con mayor ambición.


¿Cuáles son los desafíos pendientes que deja la primera década de los Principios Rectores?

Los puntos donde tenemos dificultades son la coherencia de políticas públicas, y el liderazgo con el ejemplo. Nuestros gobiernos predican y no practican. Declaran que esto es importante pero no lo conectan con políticas empresariales, comercio, competitividad, ni lo conectan con su propio liderazgo, como pueden ser las empresas estatales, las compras públicas, etc.).

En latinoamérica este problema es aún más notorio. En la Unión Europea no es tan así, y creo que hay una oportunidad ahí, pero el riesgo de los DDHH y Empresas es que sean percibidos como una agenda solo europea.

Segundo problema a tener en cuenta: los modelos de negocio. Hemos logrado que algunas empresas y algunos sectores avancen, pero nos está costando mucho llegar subsidiarias, nos está costando mucho llegar a las cadenas de valor, nos está costando mucho llegar a la Pymes, nos está costando mucho llegar al 60% de los trabajadores del mundo que están en la economía informal, y nos está costando mucho logar el cambio de modelos de negocio.

Otro problema: “Silos” ¿Qué significa esto? Que las agendas están separadas, que no están interconectadas. No estamos trabajando en equipo y, por lo tanto, la efectividad y los impactos son marginales.

Otra problema: ¿Dónde está la evidencia, la data, el performance y la transparencia en los resultados duros? ¿Qué nos dice? Esto ocurre porque sabemos qué es lo que va a pasar, sabemos qué nos va a decir. Nos va a decir que hemos logrado poco. Pero eso es un aprendizaje, eso es evidencia.

Por eso tenemos que trabajar más sistemáticamente, apretar clavijas de manera más inteligente, y poner los incentivos de mejor manera, porque tenemos un “capacity gap” en todos los stakeholders (en gobiernos, en empresas, en Pymes, en organizaciones e instituciones) y tenemos que generar mejores estructuras para aprender de manera más sistemática y más inteligente.

Está claro que los enfoques voluntarios son muy insuficientes. El gobierno alemán lo tiene claro, y por eso decidió hacerlo obligatorio.


Con respecto al COVID-19 ¿Qué papel puede jugar el respeto empresarial por los derechos humanos?

El COVID tuvo dos características. La primera es que destapó, o corrió la cortina, de cosas que sabíamos que estaban mal pero que estaban como escondidas. Por ejemplo, toda la red de protección social y la precariedad en la que la mayoría de la población del mundo se encuentra.

También nos hizo retroceder. Por ejemplo, el informe anual que presentó ITUC de los sindicatos del mundo mostró el nivel de retroceso que tuvieron los trabajadores el año pasado, un retroceso muy significativo en términos de abuso. Sin generalizar, el informe demostró que muchas empresas, y también gobiernos, al ser dejados en libertad de acción no hicieron lo correcto.

Porque el COVID generó un “espacio gris” que permitía abusar legalmente, o no hacer lo correcto a pesar de que fuera legal. A ello hay que sumarle que otros hicieron lo incorrecto, lo ilegal. Esto es muy duro, porque quiebra la confianza. Y sabemos que una sociedad en la que existe desconfianza es una sociedad que no tiene futuro, porque la confianza es la base de la prosperidad, es la base de la construcción de cualquier futuro. Porque la ley se cumple o no se cumple. El contrato social está construido sobre acuerdos o convenciones que están basadas en acuerdos no escritos.

Por lo tanto, el año pasado lo que nos ha sucedido es que se nos descubrió y muestró una realidad fea, en la que convivimos personas muy afortunadas junto con muchísimas personas desafortunadas. Sabíamos que estaban ahí, pero de alguna manera hacíamos la vista gorda, sin sentido de urgencia. Creo que esto es bastante catastrófico, va a tomar años reconstruirlo.

Por otro lado, yo creo que tenemos una oportunidad, porque se han acelerado procesos. Por ejemplo, con lo que ha sucedido en Europa con la ola regulatoria en materia medioambiental, de gobierno corporativo y de debida diligencia en derechos humanos. Y creo que tiene que ver con lo que nos pasó con el COVID, porque nos metimos en un sentido de urgencia gigantesco.

Como todo, siempre existe un lado positivo. En este caso creo que generó el sentido de urgencia para aquellas personas que querían avanzar en esta dirección, y sintieron que se cristalizó una necesidad y el sentido de urgencia de avanzar ya.

Yo creo que lo que estamos viviendo es que las personas que tenían dudas simplemente dejaron que las cosas pasaran, y las personas que estaban en contra no tuvieron la capacidad de contener. Creo que eso lo que está sucediendo.


¿Cuál es el plan de acción para la próxima década que se fija el Grupo de Trabajo de la ONU?

Los obstáculos que describí anteriormente son todos campos que pueden ser vistos como obstáculos y desafíos, pero que también se convierten en oportunidades.

Hasta el 31 de octubre voy a estar liderando el Grupo de Trabajo que presentará la Hoja de Ruta para la próxima década. La misma será presentada en el décimo Foro que se va a realizar del 29 de noviembre al 1 de diciembre.

En la Hoja de Ruta se va a mostrar esta agenda, con las prioridades. Además, estamos pensando en crear un “help desk” para empresas, asociaciones empresariales, y gobierno. También estamos pensando en fortalecer a nuestra Secretaría, dotándola de más capacidad, y en fortalecer la capacidad de investigación para comisionar más estudios y tener un poco más de información para trabajar la gestión del conocimiento y propiciar mejor la articulación de iniciativas, etc.

Por otro lado, estamos pensando crear un Fondo de fortalecimiento de capacidades, que fue propuesto en el año 2011 por el profesor Ruggie y que nunca se constituyó. Tenemos varias conversaciones avanzadas en esta dirección, pero no tenemos claridad todavía de montos, ubicación, quién lo administraría. Tenemos algunos diseños posibles pero estamos pensando un Fondo para los próximos 10 años. Lo importante a resolver es cómo afrontar la necesidad de financiamiento, porque una de las cosas que falta es fortalecer las capacidades de las organizaciones en todo el mundo por un periodo de tiempo prolongado.

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