El 94% de las grandes empresas carecen de sistemas de gestión para luchar contra la corrupción
El 94 por ciento de las grandes empresas internacionales carecen de sistemas de gestión para luchar contra la corrupción, mientras que el 85 por ciento no dispone de políticas anti-corrupción adecuadas, según una investigación publicada el pasado 30 de marzo por la consultora de sostenibilidad EIRIS.
El estudio se ha centrado en aquellas compañías que operan en sectores y regiones con mayor riesgo de corrupción y muestra, además, que de las 625 empresas internacionales analizadas, sólo el uno por ciento tiene unos niveles de transparencia adecuados acerca de sobornos y corrupción.
El autor del informe y analista de investigación en EIRIS, Sachi Suzuki, insistió, en un comunicado, en la necesidad de un nuevo enfoque para luchar contra la corrupción. "Las compañías deben hacer mucho más si quieren evitar verse afectadas por normas nuevas contra la corrupción que podrían ser promulgadas pronto", señaló Suzuki, quien añadió que "los incumplimientos empresariales dejan a las compañías expuestas a riesgos de importantes sanciones, perjuicios de reputación, restricciones de acceso a los mercados y dificultades para reunir el capital".
En este sentido, explicó que la publicación de este estudio, se ha realizado mientras en el Parlamento de Reino Unido se debate un proyecto de ley sobre corrupción. De ser promulgado este decreto, tanto compañías como personas tendrían responsabilidad penal por fallos en la prevención de corrupción y por vinculación directa con sobornos, llegando a sufrir penas de 10 años de prisión.
PETRÓLEO Y GAS, MÁS AVANZADOS
Las conclusiones reflejan el fracaso corporativo en la lucha contra la corrupción a nivel global, siendo las compañías del sector petróleo y gas quienes presentan la respuesta más avanzada de lucha contra estas prácticas. En el otro extremo de la escala, el sector inmobiliario es el peor situado con las peores calificaciones.
Asimismo, la investigación pone de manifiesto que los inversores pueden jugar un papel crucial en determinar la agenda anti-corrupción incorporando las medidas en sus decisiones de inversión, impulsando la incorporación en las empresas de una mayor transparencia y un mejor reporte de sus actuaciones a través de activismo accionarial e identificando las empresas con un mejor comportamiento.
(EUROPA PRESS)