El negocio del cambio climático seduce a los bufetes de abogados
Hace diez años Baker & McKenzie decidió crear en Chicago un grupo de abogados dedicado a asesorar exclusivamente en materia de cambio climático. Durante los dos primeros años la firma no obtuvo rendimientos; después, las cosas comenzaron a cambiar. Tanto es así que el equipo de 60 abogados que trabaja actualmente en el departamento facturó el año pasado entre 10 y 13 millones de euros. 'Nosotros vimos ya entonces esto como una de las cuestiones clave del derecho internacional que afectaría a las multinacionales con sede en Estados Unidos. Y ahora ya es así', explica Richard Saines, responsable de la división estadounidense de esta especialidad.
Cuando pocos dudan ya de que la lucha contra el cambio climático está generando, entre otras cosas, un suculento negocio y una nueva fuente de regulaciones para las empresas, veinte de las cien firmas más rentables de Estados Unidos han seguido el ejemplo del bufete de Chicago Despachos como Akin Gump Straus Hauer & Feld, Heller Ehrman y Sheppard Mullin Richter & Hampton, entre otros, apuestan firmemente por esta especialización, en un momento en que los abogados del sector inmobiliario y de finanzas estructuradas estadounidense se han visto afectados seriamente por la crisis subprime. 'Desde las elecciones en noviembre pasado el cambio climático ha cobrado relevancia como un tema político', señala Paul Gutermann, corresponsable del departamento de asesoramiento en esta materia de la firma Akin Gump.
España se posiciona
También en España el tema comienza a despertar el interés y el posicionamiento de los bufetes, aunque en una escala menor. Y, desde las firmas, se percibe como una apuesta de presente y de futuro. 'Es un asunto que irá a más y cada vez tenderemos a ser más estrictos. La gestión de la compraventa de los derechos de emisión de gases va a ser manejada fundamentalmente por brokers, pero los abogados tenemos un importante papel en la interpretación de las normas y en la negociación y resolución de conflictos', resume Ernesto García-Trevijano, socio del área de derecho urbanístico y de medio ambiente de Baker & McKenzie, Briones Alonso Martí y García-Trevijano en Madrid.
La firma está asesorando a sus clientes en diferentes aspectos relacionados con esta materia; es el caso, por ejemplo, de las impugnaciones frente al plan de asignaciones de emisión de gases de efecto invernadero, que aprueba el Gobierno. 'Éste es un negocio que va hacia arriba; las incógnitas sobre el cambio climático se han despejado y tenemos muchos clientes en esta materia, tanto del sector privado como de la Administración', señala Ernesto Lluch, asociado responsable de cambio climático de Garrigues Medioambiente.
La firma cuenta con un equipo de 20 personas, integrado por una parte por técnicos consultores y, por otra, por abogados de diferentes especializaciones: mercantil, administrativo y medioambiental. 'Garrigues presta un asesoramiento tanto técnico como legal en esta materia', explica Lluch, que es ingeniero industrial.
María José Rovira, experta en legislación medioambiental y de cambio climático, llegó a Gómez Acebo & Pombo hace tan sólo dos meses, fruto del interés de la firma por potenciar este departamento. 'Me contrataron por mi experiencia en cuestiones relacionadas con el cambio climático. Este tema tiene un aspecto de consultoría y otro de negociación jurídica y a muchos despachos les faltan especialistas en esta materia', explica. La labor de la firma se centra actualmente en asesoramiento respecto a materias como los recursos contra asignación de derechos de emisión, el acuerdo de Kioto y los MDL (Mecanismos de Desarrollo Limpio), entre otras.
Un gran volumen de trabajo
Para Alain Casanovas Ysla, socio director del área Legal de KPMG Abogados, la lucha internacional contra el cambio climático ha generado un volumen importante de normas que inciden directamente en la vida económica, entre ellas, las regulaciones orientadas a promover el uso de energías renovables. 'Estas normas han abierto nuevas oportunidades de negocio en el sector energético, con la introducción de nuevos operadores que no son los tradicionales del sector y que requieren asesoramiento legal', apunta. A consecuencia del trabajo de la firma en este tipo de proyectos, señala Casanovas, KPMG ha visto crecer su volumen de servicios legales hasta el punto de disponer de un equipo de abogados especializado en el ámbito de las energías renovables, entre cuyos clientes se cuenta, por ejemplo, la Asociación de Industrias Fotovoltaicas.
700 dólares por hora de trabajo
Los socios de los bufetes estadounidenses más importantes que cuentan con una especialización en normativa sobre cambio climático están cobrando actualmente entre 500 y 700 dólares por hora de trabajo. En el Medio Oeste y la zona Noroeste Pacífico, los abogados cobran entre 300 y 500 dólares por hora. La cifra, aportada por Rick Glick, presidente del Colegio Americado de Abogados Medioambientalistas, es, sin embargo, similar a la cobrada por juristas de otras especialidades del derecho en EE UU, según explica Edward Zaelke, socio de la división de energía renovable del bufete Chadbourne & Parke.
En cualquier caso, las empresas de todos los sectores industriales estadounidenses están recurriendo a los bufetes de abogados para que les ayuden a establecer sistemas destinados a monitorizar, informar y verificar las emisiones de carbono. Lo que comenzó hace una década en Chicago como una apuesta de futuro por parte de Baker & McKenzie, cuya actual presidenta es Christine Lagarde, se ha convertido en un nuevo nicho de especialización que ya esté generando suculentos ingresos a las firmas y a sus socios.
(Cinco Días)