En América Latina las mujeres son las que más sufren el desempleo juvenil
Los jóvenes representan más de 35 por ciento de la población desempleada del mundo en 2017, según las últimas estimaciones de la OIT. Se espera que la tasa de desempleo juvenil del 13 por ciento suba aún más este año.
El informe Tendencias mundiales del empleo juvenil 2017 de la OIT estima que la cifra de 70,9 millones de jóvenes desempleados en 2017 constituye una mejora substancial en relación al nivel más alto de la crisis, de 76,7 millones en 2009. Pero se prevé que este número aumente en otros 200.000, para llegar a 71,1 millones a fines, a fines del 2018.
Pese a esto, se indica que muchos de estos jóvenes (39%) en el mundo emergente y en desarrollo viven la pobreza extrema o moderada, es decir con menos de 3,10 dólares al día. Asimismo, más de dos de cada cinco jóvenes de la población activa están desempleados o son trabajadores pobres, una dramática realidad que tiene un impacto en todas las sociedades del mundo.
El desempleo afecta mayormente a las mujeres
América Latina y el Caribe, junto a África del Norte y los Estados Árabes, es la que sufre el mayor incremento de las tasas de desempleo juvenil entre 2010 y 2016. Con las mayores vulnerabilidades afectando a las mujeres jóvenes en el mercado laboral. En 2017, la tasa mundial de participación de las mujeres en la fuerza laboral es 16,6 puntos porcentuales inferior a la de los hombres jóvenes. Las tasas de desempleo de las mujeres jóvenes son además significativamente más altas que las de los hombres jóvenes, y la brecha de género en la tasa de jóvenes que no trabajan, no estudian, ni reciben formación es aún más amplia. A nivel mundial, esta tasa es de 34,4 por ciento entre las mujeres jóvenes, frente a 9,8 por ciento entre los hombres jóvenes.
La alternativa es la economía informal
Para muchos de estos jóvenes, su presente y su futuro se encuentran en la economía informal. A nivel mundial, tres de cada cuatro mujeres y hombres jóvenes, están empleados en la economía informal, frente a tres de cada cinco adultos. En los países en desarrollo, esta relación es tan alta como 19 de cada 20 mujeres y hombres jóvenes. El informe advierte que el desafío del empleo juvenil no consiste sólo en crear empleos, sino también – e incluso más – en la calidad del trabajo y el empleo decente para los jóvenes.
“Es fundamental hacer frente a estos persistentes desafíos sociales y del mercado laboral que enfrentan los jóvenes, mujeres y hombres, no sólo para alcanzar el crecimiento sostenible e inclusivo sino también para el futuro del trabajo y la cohesión social”, declaró Deborah Greenfield, Directora General Adjunta de Políticas de la OIT.
El informe indica que los jóvenes de los países en desarrollo son los que menores probabilidades tienen de pasar a un empleo estable y satisfactorio que aquellos en economías desarrolladas. Los jóvenes con frecuencia comienzan en empleos temporales sabiendo que es posible que no llegarán nunca a obtener la “seguridad del empleo”.
La OIT hace un llamado a invertir más en la educación de calidad y en el desarrollo de competencias, ya que el informe constata que mientras más tiempo una persona joven estudia, más breve será su período de transición hacia el empleo.
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