Actualmente, la empresa tiene fijados objetivos de reducción de impacto de largo plazo. El plan ahora es renovar esos compromisos en períodos más cortos de tres o cinco años y moniterar su cumplimiento. El proceso de establecimiento de objetivos comenzará a partir de 2020 y se extenderá hasta 2050.

Esta propuesta fue realizada por la propia empresa junto a un grupo de  inversionistas institucionales  en el contexto de la iniciativa Climate Action 100+. 

“Nos hemos comprometido con Shell para desarrollar aún más su ambición innovadora en materia de su huella de carbono neta estableciendo objetivos a corto plazo compatibles con esta ambición e integrando estos objetivos en la remuneración de los ejecutivos”, dice el comunicado de los inversores. 

Según explicó la empresa, la política de remuneración revisada se someterá a la consideración de los accionistas para su aprobación en la Asamblea General Anual de la compañía en 2020.

Climate Action 100+ es una iniciativa  liderada por inversionistas para involucrar a grandes emisores de gases de efecto invernadero de la economía global e impulsarlos en la transición hacia la energía limpia y ayudar a alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Los inversionistas están pidiendo a las compañías que mejoren la gobernanza sobre el cambio climático, reduzcan las emisiones y fortalezcan la transparencia financiera relacionadas con el clima.