El rol de la jefatura de Cambio Climático que lidera Carolina Urmeneta es el de coordinar los instrumentos políticos de acción climática para Chile. A partir del trabajo con el equipo técnico interministerial de Cambio Climatico, Urmeneta lideró en 2018 el diseño del sistema nacional de inventario de gases invernaderos que fue consensuado y aplicado por todos los ministerios. Su última gran responsabilidad ha sido la de coordinar el proceso de debate del proyecto de ley de Cambio Climático. En esta entrevista exclusiva Urmeneta anticipó que se busca que la ley tenga tratamiento antes de la COP25.

“Esperamos ingresar la ley al Congreso antes de diciembre cuando se lleve adelante la COP25. La decisión viene desde la presidencia y el compromiso es llegar a presentarla para su tratamiento y discusión en los próximos meses. Creemos que la COP25 puede impulsar la velocidad del tratamiento ya que hay varios parlamentarios en el consejo presidencial de la COP25 por lo tanto el tema estará seguramente en la agenda del Congreso este año”, indicó Urmeneta.

Efectivamente, el Presidente Piñera ratificó en la Cuenta Pública del 1 de junio su intención de tratar la Ley Marco de Cambio Climático que fuera anunciada en la última COP en Polonia. La ley se propone como una medida de "institucionalización" de la acción climática, indica Urmeneta y agrega que "está para asegurarnos que el Cambio Climático no dejará de ser prioridad para Chile".

"No queremos que llegue una administración nueva, un nuevo presidente y se deje de trabajar en este tema. Queremos que sea una política de Estado, que seguirá en el tiempo con los cambios de gobiernos. Además nos ayuda a establecer una meta común, una hoja de ruta para todos los sectores”, añadió.

El rol de la oficina de Cambio Climático que lidera Urmeneta cobrará mayor relevancia durante la COP25 y estará dentro del equipo de “Negociación internacional y Política Pública”, uno de los tres grupos coordinadores de la conferencia. La jefatura de Cambio Climático trabajará junto al Ministerio de Relaciones Exteriores, que conducirá la negociación en la COP, y el Ministerio de Ciencia, pero se concentrará en contenidos de política pública para Chile. Por ejemplo, tendrá la responsabilidad de coordinar la actualización de los NDC (Contribuciones Nacionalmente Determinadas) que establecerá a partir de 2020 las nuevas metas de reducción de emisiones de Chile.

Carolina Urmeneta anticipó que se presentarán las nuevas NDC en la COP25.

Una COP contrarreloj

Las expectativas que generan esta COP son elevadas. Se espera que la conferencia movilice a veinte mil personas a la zona sur de Santiago de Chile. El Parque Bicentenario Cerrillos fue elegido como la sede o venue del evento aunque resta construir los 100 mil metros cuadrados de infraestructura que albergue a estos visitantes. Para la organización de la COP25 el Congreso chileno aprobó un presupuesto extraordinario de 35 millones de dólares que se destinarán para la infraestructura. Pero se espera recaudar 90 millones, probablemente de financiamiento internacional, destinado al desarrollo de capacidades para la presidencia de las negociaciones.

“Nosotros no teníamos planificado ser presidentes de la COP25 y ya tenían cerrado el presupuesto de gobierno del 2019, tampoco teníamos armado un equipo para la COP. El apoyo internacional es para equipar a Chile para organizar la conferencia y orientar las negociaciones. Además de apoyo internacional ayudará a hacer un mapa de vulnerabilidad de Chile e implementar otros instrumentos. La cumbre es importante para Chile y debemos aprovechar para dejar instrumentos más ambiciosos”, afirmó Urmeneta.

Agregó que una de las grandes razones por la que Chile aceptó el tremendo desafío de recibir la COP fue para que el protagonismo se quede en América Latina.

“Esperar otros cinco años para que le toque a la región ser protagonista era desaprovechar la oportunidad de presentar el avance de nuestra región. Cuando Brasil se bajó de la organización, se hablaba de llevar la COP a la sede del secretariado en Bonn, Alemania, pero la idea era mantener en la región la cumbre”.

También se espera alcanzar el apoyo financiero del sector privado y para ello se elaboró una medida de exención tributaria para las empresas que aporten capital para el evento. Al momento se informa que se han logrado compromisos privados por más de $10 millones de dólares.

Le consultamos a Urmeneta por los riesgos de greenwashing de esta medida y las precauciones que se tomarán para evitarlo. “El dinero que esperamos recolectar del sector privado es un mecanismo muy utilizado en las COP y Naciones Unidas tiene un procedimiento que lo reglamenta. No hay que olvidarse que nosotros somos presidentes de la COP pero actuamos bajos las normas de Naciones Unidas y sus procedimientos", respondió.

Existe un reglamento para el aporte privado para evitar el greenwashing y el conflicto de intereses. Se corre un riesgo en este tema, es cierto, pero creemos que si seguimos los procedimientos de la ONU evitaremos cualquier inconveniente.

Urmeneta aclaró que el aporte de los privados se dirigirá a organizar eventos de sensibilización ciudadana. ”El presidente Piñera estableció que el cambio climático era uno de los tres desafíos más importantes del país, queremos aprovechar la COP para llevar este tema a la ciudadanía y que se informe sobre la necesidad de actuar. Para ello se requiere una movilización de recursos del sector privado”, aclaró la funcionaria.

La COP25, una vitrina para América Latina

Le consultamos sobre el protagonismo de América Latina en la COP25 y Urmeneta destacó que la región tiene mucho que relevar y mostrar al mundo aunque reconoció que hay desafíos de integración entre países, de trabajo en bloque como sucede en África. ”Nosotros vamos por la articulación, por el diálogo entre países, la colaboración. Entender que somos países hermanos y que conocemos sus realidades, al final de cuenta el espíritu es colaborativo”, aclaró.

Urmeneta reconoció que Brasil sigue siendo un actor que genera incertidumbre aunque anticipó que hay una estrategia de gobierno para tratar de que Brasil sea también un actor importante alineado con la demanda de mayor ambición climática. “Con Brasil hemos conversado y seguiremos haciéndolo. Tenemos intereses comunes, por ejemplo, fomentar la acción en implementación de políticas a partir de alianzas".

Detectamos que a Brasil le interesa la articulación y movilizar sus sectores económicos en pos del desarrollo sustentable.  Es un buen signo que estén abiertos a escuchar y hablar.

Las deudas pendientes de Chile

Finalmente, le preguntamos a la jefa de cambio Climático por el cuestionado Acuerdo de Escazú que en marzo cumplió un año de implementación y aún no fue ratificado por Chile. El tratado multilateral busca potenciar el acceso a la información y a la justicia de las comunidades que puedan verse afectadas por un proyecto con impactos ambientales. Si bien en un principio Chile se posicionó como uno de los impulsores del acuerdo, el gobierno de Sebastián Piñera luego decidió mantenerse al margen.

Urmeneta argumentó que el acuerdo está aún en revisión y que el tema ya no está en manos del Ministerio de Medio Ambiente sino en Cancillería. “El tema detrás del acuerdo es evaluar si su contenido entra o no en conflicto con los tribunales internacionales que llevan algunos temas de Chile, queremos evitar que haya conflicto con nuestras relaciones diplomáticas y por eso lo gestiona cancillería”, destacó Urmeneta y resaltó que Chile tiene mecanismos participativos muy exigentes, más aún de lo contemplado en el acuerdo. “Nuestros mecanismos están lejos de ser perfectos, pero son relevantes y ya están establecidos. No es un tema de participación, es un tema de relaciones internacionales y por eso lo ve cancillería”.

Cobertura exclusiva desde Santiago de Chile: María Julia Arana