Entrevista a la Red Argentina del Pacto Global por el aniversario de la iniciativa

25.06.2020 | Entrevistas

Flavio Fuertes, representante de la Red Argentina de Pacto Global, reflexiona en esta entrevista sobre el recorrido de la iniciativa en sus 20 años, los avances de América Latina y los desafíos que enfrentan ante la pandemia. 


¿Cómo evalúa el recorrido de Pacto Global en estos 20 años de existencia a nivel mundial?

"El Pacto Global, con su lanzamiento en 1999 en Davos, inició un big bang para el movimiento de la responsabilidad social corporativa primero y de la sostenibilidad corporativa más tarde. El Secretario General de las Naciones Unidas tuvo la visión de proponer al mundo empresarial un decálogo de principios para una conducta empresarial responsable que fuese universalmente entendida por los empresarios y aceptable por los grupos de interés. En un inicio, el respeto a los principios del Pacto Global era una aspiración para las empresas, un techo al cual era casi imposible llegar.

Con el paso de los años, las expectativas de los grupos de interés fueron cambiando y creciendo, desde los consumidores hasta los inversionistas y los principios del Pacto se convirtieron en la expectativa mínima a cumplir por parte de las empresas. Hoy, garantizar el cumplimiento de los principios del Pacto Global sigue siendo difícil, pero es el piso mínimo a cumplir por parte de las empresas. Y digo que fue un big bang porque el Pacto ha generado impactos en muchas dimensiones. Por ejemplo, en el campo del reporting la Comunicación de Progreso (que en 2021 se modificará radicalmente) es el instrumento más empleado por las empresas para comunicar la creación de valor sostenible. Otro ejemplo es lo sucedido con los Principios de Inversión Responsable (o PRI), una iniciativa hermana creada bajo el amparo del Pacto Global en 2007. El mundo de las inversiones de impacto, de los fondos ESG, de las finanzas sostenibles crecieron exponencialmente a partir de esta iniciativa.

Finalmente podemos decir que el Pacto Global tuvo un rol clave en la creación de los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos, bajo el liderazgo de John Ruggie. Recordemos que el Pacto Global fue la primera iniciativa internacional en incluir la agenda de derechos humanos bajo la responsabilidad del mundo corporativo, lo cual generó en muchos lugares (Cámaras, Asociaciones empresariales, ONGs, e incluso gobiernos) un debate muy profundo que se resolvió recién en 2011 con la aprobación de los Principios Rectores".

¿Y respecto al recorrido en América Latina y el Caribe, en cuál de los 10 principios se avanzó más y en cuál menos?

“En el caso de América latina en particular, creo que el Pacto Global ha logrado un avance muy diferente en función de la capacidad de las redes locales. Estas redes locales son las que dieron impulso a la iniciativa en las comunidades nacionales y las responsables de mantener “viva” la agenda. Tengo una profunda admiración por el trabajo que realizan mis colegas en Chile, Colombia, México y Brasil por ejemplo. En Argentina, de similar modo, hemos consolidado una red que se inició en 2004 y que desde entonces no solo ha logrado mantenerse como referente para los empresarios y empresarias sino que se ha convertido en un actor con capacidad de diálogo y articulación con la agenda desarrollo nacional y por ende con las prioridades de política pública. Entiendo que es ahí, en ese diálogo de políticas, donde necesitamos invertir más para acelerar la agenda del desarrollo sostenible en nuestros países.  

La implementación de los principios sigue siendo un reto para las empresas. Los datos que manejamos en la región es que en las áreas de estándares laborales y ambiente hemos avanzado más (aunque no mucho más) que en derechos humanos y transparencia. Y me parece que eso se debe a múltiples factores. En el caso de Argentina, en particular, ello se debe a una ausencia de un Plan Nacional de Empresas y Derechos Humanos (instrumento que cuentan en Chile, Perú o Colombia por ejemplo). En el caso de la lucha contra la corrupción, debemos decir que Argentina también muestra retrasos en su legislación en comparación con los países de la región. Hemos registrado un avance importante con la aprobación de la ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas y un consecuente interés de las empresas de ajustarse a los requisitos de la legislación. Pero son impulsos que no tienen continuidad en la política pública y eso desaliente la inversión en el sector empresarial en estos temas".

¿Cuáles han sido los desafíos más difíciles de superar en el recorrido de su red local?

“Hemos tenido varios desafíos en estos 16 años. Podría decir que hemos tenido desafíos en el diseño de la gobernanza corporativa de la red local que es el corazón de nuestra red local. Nuestro Comité Directivo, a diferencia de otras redes locales, es multistakholder e incluye empresas grandes, ONGs, representantes de gobiernos y Universidades. Alcanzar consensos mínimos sobre la visión, misiones y funciones de la red local entre todos los actores, que tienen concepciones y formas de ver y entender a la sostenibilidad corporativa muy disímiles, ha sido una ardua tarea, sin dudas. Pero los principios del Pacto Global han servido para unir a todos estos actores.

En segundo lugar, la sostenibilidad financiera de la iniciativa ha sido un reto. Muchas organizaciones siguen creyendo que, al ser una iniciativa de Naciones Unidas, todas las actividades que ofrecemos desde la red local deben ser gratuitas. Crear entonces una propuesta de valor, diferenciada del trabajo que hacen otras organizaciones que están en el ecosistema, ha sido un tema en el cual hemos invertido mucho tiempo. En tercer lugar, ha sido un reto trabajar con gobiernos que tienen orientaciones de política pública muy diferentes y que entiende el rol del sector privado de un modo muy diferente también! Afortunadamente hemos podido lograr una red de gobiernos por la sostenibilidad con un entendimiento común y un documento programática que es de uso frecuente por parte de muchos gobiernos, especialmente a nivel provincial que es donde las empresas desarrollan sus actividades (en el territorio)".

¿Qué nuevos desafíos deberán enfrentar a partir de este nuevo contexto de crisis?

"Un desafío es que los empresarios tomen conciencia que los principales riesgos que afectan a sus negocios no son financieros. Los riesgos que pueden poner en crisis la continuidad empresarial son los riesgos no-financieros. Venimos alertando a los empresarios de esto desde hace al menos un lustro: ¡que los costos de no implementar la agenda 2030 son más altos que hacerlo! La pandemia provocada por el COVID-19 ha demostrado que estábamos en lo cierto. También hemos visto que aquellas empresas que tienen una estrategia de sostenibilidad corporativa estuvieron mejor preparadas para enfrentar la crisis. Y no porque tengan un Gerente de Sostenibilidad en su equipo sino porque una estrategia de sostenibilidad significa internalizar las preocupaciones y expectativas de los grupos de interés. Esa capacidad de articularse con el “afuera” (que ahora es el adentro), de escuchar a sus stakeholders, les permite a las empresas tener los recursos y los conocimientos para reaccionar a la altura de las circunstancias. Nuestra encuesta sobre la respuesta del sector empresarial al COVID-19 así lo ha demostrado. Ahora, el desafío, es profundizar esto en todo el mundo empresarial porque el informe demostró que aún sigue siendo un porcentaje reducido de empresas.

Dicho esto, también debemos reconocer que aún no hemos visto toda la profundidad de la crisis provocada por la pandemia. En consecuencia, este contexto que estamos viviendo (y que vamos a presenciar en los próximos meses) será la prueba acida de la responsabilidad social para las empresas. Tenemos la oportunidad de invertir la próxima década en implementar la agenda de los ODS y llegó el momento de pasar de los compromisos a la acción sin pausas y sin atajos".

¿Qué características deben poseer los líderes en sostenibilidad para enfrentar los nuevos desafíos de la pandemia?

“Estamos entrando en la que llamamos “la década para la acción”. En esta década, necesitamos un nuevo liderazgo empresarial y la sustentabilidad debe ser un liderazgo imperativo. Un estudio reciente elaborado por el Pacto Global señala que tenemos líderes que nacen con este imperativo, otros líderes que se convencen de este imperativo y un grupo importante que son “los arribistas”.

Para hacer realidad los ODS en las empresas, necesitamos entonces un liderazgo con un conjunto de valores diferentes, que podríamos llamar mindset sustentable. Su mentalidad sostenible es la creencia impulsada por el propósito de que el negocio no es una actividad comercial divorciada del contexto social y ambiental más amplio en el que opera, y que para tener éxito a largo plazo, los líderes deben innovar y gestionar resultados comerciales, sociales y ambientales. Los líderes con una mentalidad sostenible alinean todos los aspectos del funcionamiento de su organización con estos valores y creencias fundamentales. Estos líderes sostenibles demuestran tener 4 atributos críticos de liderazgo que son impulsados por su mindset: pensamiento sistémico multinivel; inclusión de los stakeholders; innovación disruptiva y activismo de largo plazo".

Según el informe de progreso presentado por el aniversario, todavía hay un desafío grande para incorporar los ODS al negocio principal ya que solo 46% de las empresas integran los ODS al negocio ¿qué estaría obstaculizando esta incorporación?

“No creemos que haya obstáculos,  los ODS han conseguido un apoyo muy rotundo por parte del mundo empresarial. Desde el Pacto Global ponemos de manifiesto que no estamos logrando la velocidad que esta agenda 2030 nos demanda para alcanzar sus objetivos en la próxima década.  La aceleración para la integración de los ODS se logrará cuando todos los elementos de la arquitectura para el desarrollo sostenible se encuentren en vigencia, incluyendo al sector empresarial por supuesto. Estos elementos son: contar con planes nacionales de desarrollo alineados a los ODS; un marco claro para la rendición de cuentas y la transparencia que genere confianza en la relación empresa-sociedad; unos incentivos sociales y de mercado que premien a las empresas responsables y unas asociaciones público-privada y privada-privada que brinden escala y más impacto. Estos elementos están mas o menos presentes en nuestros países latinoamericanos pero ninguno los tiene completamente en funcionamiento y en forma plena. Consideramos entonces una prioridad trabajar con gobiernos, con inversores, con consumidores, con la sociedad civil y con el mundo académico para poner en marcha esta nueva arquitectura para el desarrollo sostenible en la región. Y ese es el trabajo que estamos haciendo desde las redes locales del Pacto Global desde México hasta Chile y Argentina".  

Otro dato del informe menciona que la comunicación y el reporte de compromisos en sostenibilidad es la acción más comúnmente tomada por los miembros de Pacto Global. Según su opinión, ¿cómo se explican los drivers (motivadores) detrás de esta respuesta?

“¡Debemos decir que esto no ha sido siempre así! Elaborar la Comunicación de Progreso siempre ha sido un desafío a medida que bajamos de las empresas grandes a las medianas y pequeñas. De hecho muchas empresas han sido eliminadas del Pacto Global por el hecho de no publicar su COP en tiempo y forma.

Lo que ha sucedido en los últimos años es que las empresas están siendo sometidas cada vez más a presiones y demandas de diferentes grupos de interés (los accionistas, los empleados, los gobiernos, sus clientes y proveedores) por acceder a información sobre su desempeño no financiero. Incluso hemos visto exigencias de grandes empresas que trasladan pedidos de información a sus proveedores, solicitando completen formularios muy precisos con indicadores como huella de carbono, condiciones laborales de sus colaboradores y otra información para continuar con la relación comercial. Entonces, lo que era infrecuente en el pasado (elaborar un informe basado en las 4 áreas de principios del Pacto Global) se ha convertido en algo muy común en el presente.  Y la forma más básica (¡y económica!) de organizar esta información es usando el marco que proporciona el Pacto Global de las Naciones Unidas".

Leer la entrevista completa a cinco redes locales de Pacto Global  (Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Panamá) en este link.

 

 

 

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