“Es clave que la comunidad financiera de Argentina mire más allá del retorno a corto plazo”
Elliott Harris, Subsecretario General y Jefe de la Oficina de Nueva York del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), conocido ahora bajo la nueva denominación ONU-Ambiente, adelantó lo que tratará en su presentación del lunes 7 de noviembre en la Asamblea anual de FELABAN en Buenos Aires.
La semana que viene usted estará disertando en el panel titulado “La revolución verde ¿Están los bancos aprovechando las oportunidades de negocios en financiamiento sostenible?”. ¿Podría anticiparnos sobre qué hablará en este evento?
“La Asamblea de FELABAN es la reunión anual de las asociaciones de bancos organizada para compartir experiencias y debatir sobre tendencias en materia financiera. Este año he sido invitado a hablar sobre finanzas verdes o finanzas sostenibles como prefiero llamarlas. Se tratan de nuevas prácticas, nuevas formas de tomar decisiones de inversión en el mundo financiero privado. Implica la localización de dinero en proyectos sostenibles y el desincentivo de la inversión en industrias no sostenibles. En Buenos Aires pretendo dirigirme a la comunidad financiera para destacar el importante rol que tiene al mirar más allá del retorno a corto plazo y percibir las transformaciones que se están produciendo en Latinoamérica. Voy a incentivarlos a dirigir sus inversiones para apoyar una transformación del sistema financiero y a entender que esto es un asunto global como lo demuestra el Acuerdo de París. Es importante que las empresas entiendan que para alinearse a estos compromisos es necesario cambiar la mentalidad del sector financiero para enfrentar este futuro inevitable. Mientras más demoremos este cambio más difícil será enfrentarlo cuando estemos obligados a hacerlo”.
En 2014, ONU-Ambiente publicó una encuesta sobre el sistema financiero titulado “El sistema financiero que necesitamos”. ¿Podría mencionar algunas de las conclusiones más destacadas de este informe?
“En aquel informe indagamos las razones que explican por qué hay tan poco capital siendo invertido en proyectos sostenibles. Lo que encontramos es que se estaban dando una serie de innovaciones en diferentes mercados de capitales del mundo, incluido en los mercados Latinoamericanos como Brasil, Perú y Colombia donde los sistemas bancarios estaban cambiando la forma de pensar sus inversiones. En estos países los bancos comenzaron a preguntarse sobre su exposición, y la de sus clientes, al carbón, sobre cuantos riegos están asumiendo por las inversiones realizadas y sobre cómo pueden cambiar la forma de hacer negocios. Encontramos que alrededor del mundo se estaban dando cambios en este sentido. Algunas veces promovidos por el sector privado, otras veces por regulaciones gubernamentales. Por ello decidimos comenzar a hablar de una revolución en el mundo financiero. El informe también señala problemas como por ejemplo la falta de metodologías de evaluación de riesgos, la dificultad de localizar proyectos sustentables para invertir, problemas en regulaciones que buscan preservar la estabilidad a corto plazo a costa de inversiones de largo plazo. Pero también encontramos mucha voluntad de abordar estos problemas. Después de lanzado el reporte, el Gobierno de China durante su presidencia del G20, decidió elaborar un Estudio de casos sobre finanzas verdes para evaluar el tema desde la perspectiva del sector público. Invitaron a ONU-Ambiente a formar parte de este trabajo. Además, el Gobierno de Alemania que es el próximo presidente del G20 en 2017, también pretende continuar este estudio. Esto demuestra que las altas esferas de la política están interesadas en el tema. Pero si bien es un momento de cambio todavía no se logra una trasformación profunda del sistema a favor de la sustentabilidad”.
¿Qué sectores e industrias tienen mayores dificultades y desafíos para enfrentar este tipo de inversiones sostenibles?
“El primer sector que se me viene a la mente es el de la energía. Todavía mucha de la energía proviene de combustibles fósiles y la infraestructura tradicional está bien establecida, por lo que la transición a un sector más sostenible será difícil. Lo bueno es que la tecnología limpia está evolucionando rápidamente. Otros sectores críticos son el transporte y los edificios. Mucha de la energía que generamos es usada en el transporte y este sector es el principal emisor de gases de efecto invernadero. Pasar de fuentes de carbono en el transporte a energía limpia es un gran desafío sobre todo a nivel de infraestructura porque las ciudades están construidas para el automóvil y necesitamos sociedades con otras formas de transporte menos personalizadas. En los edificios percibimos los mismos desafíos. Un gran porcentaje de la energía generada en las ciudades es para mantener la temperatura de los edificios. Los edificios antiguos son el desafío por su poca eficiencia energética. En los nuevos edificios es más sencillo porque hay muchos estándares que orientan como alinearlo a la sustentabilidad. Sin embargo hemos descubierto que existe una industria dedicada a cambiar edificios antiguos para volverlos más eficientes con altas tasas de retorno de la inversión”.
Algunos bancos están decidiendo dejar de invertir en combustibles fósiles. ¿Es necesario que así se haga para permitir la migración de la inversión hacia las tecnologías verdes?
“No creo que los bancos deban dejar de invertir por completo en los combustibles fósiles primero para después invertir en energía limpia. Creo que es muy difícil para una organización financiera decir que dejará por completo de hacer estas inversiones en esta industria pero sí creo que pueden cambiar sus decisiones hacia la sustentabilidad. Los bancos tienen tener inversiones en energía, eso es cierto, pero hasta hace poco eran dirigidas solo al combustible fósil. Seguirán teniendo inversiones en energía pero ahora tenemos la alternativa verde. Esto no significa que deban vender todas sus acciones en combustibles fósiles y pasar por completo a la energía limpia porque esto no sucederá nunca. Será una transición más progresiva pero hacia eso nos dirigimos. Si creemos que los inversores deben evitar nuevas inversiones en activos de carbono. Invertir en carbono hoy es invertir en un activo que tendrá menos valor en el futuro y esta no es una inversión inteligente”.
¿Podría comentarnos cómo viene avanzando el Fondo del Clima creado para financiar el Acuerdo de París?
“El Fondo de Carbono fue creado para recibir los compromisos financieros de los firmantes del Acuerdo de París. Se suponía que debía movilizar 100 mil millones de dólares por año para inversiones en mitigación y adaptación climática en países en desarrollo. Se han logrado movilizar algunos millones de dólares y creo que 1 millón de dólares se ha localizado ya en países en desarrollo. Pero todavía nos quedamos cortos para llegar al objetivo de 100 mil millones. Se necesitan mejorar los esfuerzos para movilizar inversiones en el Fondo. Pero es necesario destacar que el Fondo no será la solución final al cambio climático. Necesitamos que todos los actores se involucren, sobre todo el sector privado. Hay muchos objetivos que cumplir para alcanzar el Acuerdo de París que necesitará de todas las empresas”.
¿Cómo evalúa la posibilidad de establecer impuestos al carbono?
“Hoy ya existen impuestos al carbón en muchos países y jurisdicciones, aun en el nivel subnacional. Cualquier tipo de impuestos tienen un gran efecto porque indica que se generará un ingreso que el estado puede usar para financiar la transición a la economía baja en carbono. Pero al mismo tiempo el impuesto aumenta los precios del carbono. El asunto es que en toda nuestra historia hemos usado el carbón sin tomarlo en cuenta en los costos. Los impuestos del carbono ayudan a cambiar esto y cambian los incentivos de la inversión. Estos impuestos pueden ser una importante herramienta para aumentar las inversiones verdes, y para generar ingresos públicos. Pero es importante que los ingresos de estos impuestos se usen para crear la infraestructura que se necesita. Pero esa es una parte de la historia. La otra tiene que ver con los subsidios a los combustibles fósiles. Subsidios que giran entre los 500 mil millones de dólares al año y los 3 o 4 trillones de dólares. Esto es dinero que favorece a la economía del carbono y desincentiva las energías limpias”.
Algunas críticas contra los impuestos al carbono afirman que esto puede generar un impacto negativo al crecimiento económico, ¿cuál es su opinión?
“Yo creo que las políticas fiscales son una manera de transitar a la nueva economía baja en carbono. Muchas veces escuchamos los argumentos de que si se pone un impuesto al carbono se pone un impuesto al crecimiento económico. Pero no es cierto. Los países con estos impuestos no tienen problemas de crecimiento. Como por ejemplo Suiza que tiene los impuestos más altos al carbono y su productividad ha aumentado dramáticamente con los años. En 1999 Suiza pagaba 41 dólares por tonelada de carbono y hoy paga 126 dólares y sigue creciendo en el aspecto económico. No hay una correlación directa entre impuesto al carbono y problemas de crecimiento económico. Además las empresas están acostumbradas a enfrentar el aumento en el precio del combustible por lo que son capaces de adaptarse a las nuevas situaciones”.
Cobertura exclusiva en Nueva York: María Julia Arana
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