Las empresas privadas demuestran entusiasmo por las soluciones climáticas, pero van muy por detrás de las contrapartes públicas cuando se trata de informar las emisiones de gases de efecto invernadero y los riesgos climáticos.

De las empresas públicas que divulgan a través de CDP, el 88% reporta emisiones de alcance 1 y 2, mientras que menos de la mitad de las empresas privadas que divulgan hacen lo mismo. Además, el 70 % de las públicas y solo el 29 % de las empresas privadas informan sobre cualquier categoría de emisiones de alcance 3. Las emisiones de alcance 1 incluyen cualquier emisión directa que sea propiedad de la empresa o esté controlada por ella, el alcance 2 cubre las emisiones indirectas de la electricidad comprada y el alcance 3 incluye todas las demás emisiones indirectas, incluso en la cadena de valor de una empresa.

La brecha también se extiende a la ambición. Mientras que el 73% de las empresas públicas establecen activamente objetivos de reducción de emisiones, solo el 37% de las empresas privadas lo hacen. Las empresas privadas más grandes, aquellas con más de $ 100 millones en ingresos, se desempeñan algo mejor que las empresas más pequeñas en esta función de planificación, pero aún así solo el 51% de ellas informó haber establecido algún objetivo. Muchas empresas privadas citan desafíos para mejorar la presentación de informes, incluidas las limitaciones de recursos, las brechas de capacidad y la falta de urgencia por parte del liderazgo.

“Estamos viendo que los desafíos de los informes de emisiones se convierten en problemas mayores para las empresas privadas, a medida que se avecina una mayor regulación y se intensifica la presión de los inversores y consumidores”, dijo Marc Lino, socio de Bain & Company que lidera los esfuerzos globales de ESG de la empresa para su práctica de capital privado. “Dado este panorama cambiante, los inversionistas están tomando en serio los riesgos ambientales, sociales y de gobierno (ESG). Nuestra investigación reciente con la Asociación de Socios Limitados Institucionales mostró que el 93% de los inversores de capital privado dijeron que se alejarían de un acuerdo si hubiera una preocupación de ESG”.

Sin embargo, las empresas privadas están progresando. Un 88 % de las empresas privadas dicen haber designado a alguien responsable de la estrategia climática, y el 70 % ha establecido una supervisión a nivel de directorio. Las empresas privadas están trabajando para establecer una hoja de ruta práctica y, si bien aún existen desafíos, el ecosistema de apoyo está creciendo.

Los autores del informe recomiendan que para que las empresas privadas puedan cerrar la brecha de transparencia climática deben hacer lo siguiente:

• Desarrollar una línea base de carbono para establecer un punto de partida e identificar de dónde provienen las mayores fuentes de emisiones de carbono de la empresa.
   
• Establecer un plan enfocado mediante el establecimiento de una ambición a largo plazo y un conjunto de iniciativas de alto impacto a corto plazo para establecer el impulso y generar credibilidad.
   
• Comunicar la ambición. Al igual que con cualquier cambio crítico en la forma en que opera una empresa, la comunicación y la aceptación comienzan en la parte superior y descienden en cascada a través de la organización. Depende del liderazgo modelar un compromiso serio para empujar hacia cero neto.
   
• Seguimiento del progreso. En el espíritu de que no se puede administrar lo que no se puede medir, los informes y la transparencia son esenciales. Establecer un tablero y métricas para rastrear el progreso acelerará el cambio y le dará a la empresa un medio para proclamar el éxito.