Natura desarrolla una forma más sustentable de cultivar la planta que produce el aceite de palma
Tras 12 años de investigación, Natura descubrió una novedosa manera de cultivar la palma, insumo clave para elaborar el aceite más utilizado en la industria cosmética y alimenticia. Esto permite que sea más amigable con el ambiente, más productiva y beneficiosa para las comunidades que trabajan con ella.
Un proyecto inédito desarrollado entre Natura, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) y la Cooperativa Agrícola Mixta de Tomé-Açu (Camta, referente mundial en sistemas agroforestales) comprobó que la palma (o dendê, como se la conoce en Brasil) es más productiva y sustentable cuando es producida en sistemas agroforestales (conocidos como SAFs) en comparación con el sistema tradicional de monocultivo.
El aceite de palma es el más usado en el mundo, y junto con sus derivados, un componente fundamental en la industria cosmética debido a sus funciones como agente estructurante, emoliente y tensoactivo. Está presente en prácticamente todas las categorías y, según datos de la Alianza Europea del Aceite de Palma, su consumo global creció de 14,6 millones de toneladas en 1995 a 61,1 millones de toneladas en 2015.
Sin embargo, la producción del árbol se asocia históricamente al monocultivo, responsable de la deforestación de selvas tropicales, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación por la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación del suelo por el uso de agrotóxicos.
El estudio pionero de Natura en el norte de Brasil comprobó que es posible cultivar el aceite de palma de manera más sustentable. En contra de la creencia de que no se podría cultivar junto con otras especies, el SAF Dendê demostró tener buena productividad para mitigar los efectos del cambio climático. El SAF Dendê también es rentable para el agricultor dado que permite la cosecha en simultáneo de diferentes especies además de la palma.
“El desarrollo sustentable no debe ser una alternativa, sino una solución cada vez más amplia y constante en toda nuestra cadena productiva. En nuestra Visión para 2050, tenemos grandes ambiciones para generar impacto positivo, lo que implica un incansable trabajo de emprendedurismo e innovación. El SAF Dendê es la prueba de que innovar es esencial para ello”, afirma Roseli Mello, Head Global de I&D de Natura.
El proyecto comenzó en 2008 con la plantación de 18 hectáreas de unidades demostrativas en el estado brasileño de Pará, en donde se intentó recrear el ambiente original de crecimiento de la palma: la selva. Por eso, las plantaciones se realizaron junto con otras plantas como mandioca, banana, pimienta, cacao, y maderas, entre otras. Cuenta al momento con más de 60 hectáreas de plantaciones, y recibió una inversión de US$4,7 millones por parte de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), al momento en que integró el equipo el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF).
Los racimos producidos por las áreas estudiadas en el proyecto ya vienen siendo incorporados a la cadena de palma de la región, de la cual Natura forma parte. “Se está escalando el modelo de forma progresiva y ambiciosa para que supla toda la demanda de Natura y, a la vez, sirva de referencia como una solución sustentable para la cadena productiva de palma en otras regiones”, concluye Roseli Mello.
Beneficios del SAF Dendê:
- Productividad y suelo mejor nutrido: con una menor cantidad de palmeras por hectárea que en las formas de cultivo convencionales, el SAF Dendê alcanzó una productividad superior. Además, los cultivos se obtienen sin el uso de agrotóxicos, con abono orgánico, abono verde, cobertura viva y uso de biofertilizantes.
- Cultivo de diversas especies: el manejo del sistema agroforestal permite la incorporación constante de materia orgánica al suelo, lo que favorece a las relaciones entre plantas, suelo y microorganismos. El SAF Dendê es inteligente porque se inspira en la naturaleza y en las relaciones benéficas de sus componentes, generando diversos servicios ambientales como la conservación del suelo, el agua y la biodiversidad.
- Reducción de gases de efecto invernadero: el almacenamiento de carbono en el suelo, así como los créditos de carbono, contribuyen a mitigar el impacto de los gases de efecto invernadero sobre el clima del planeta.
- Viabilidad financiera: la presencia de múltiples especies en el SAF hace que el retorno financiero para el productor sea más rápido. Además, muchos insumos presentes tienen múltiples usos y pueden generar más de un producto para su consumo o comercialización.
- Bienestar para el agricultor: el sistema es resiliente, con producción continua y creciente a lo largo de los años, y con una baja incidencia de problemas nutricionales, plagas o enfermedades.
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