Un consenso histórico que deja grandes desafíos
(De nuestro Enviado Especial) Con el marco de legitimidad que brinda el consenso de 195 países, la COP21 ha culminado en París con un histórico acuerdo marco que al mismo tiempo que permite ser optimista, de ninguna manera es el final del camino sino apenas el principio.
Las iniciativas presentadas en la COP21 por los Gobiernos, empresas, inversores, ciudades y ONG, expresan cabalmente que la transición hacia una economía baja en carbono es ya irreversible.
El acuerdo establece como meta global mantener el incremento de la temperatura global “muy por debajo de los 2° C” (comparado con los niveles pre industriales) y establece “proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 º C”.
En París se definieron dos instrumentos. Un primer documento de 12 páginas llamado el “Acuerdo de París” que entrará en vigor a partir del 2020, y será ratificado oficialmente por cada país en el entre abril 2016 y abril del 2017. Por otro lado, se emitió una “Decisión”, que acompaña el acuerdo, y que detalla los trabajos que los países deberán llevar adelante antes de 2020.
En París se establece por primera vez una meta global para “Adaptación” con el objetivo de “proteger a las personas, los medios de vida y los ecosistemas”, mientras que se deben “tomar en cuenta las necesidades urgentes e inmediatas” de los países más vulnerables.
Además, se recomienda que los países presenten de manera periódica reportes que incluyan entre otros los planes nacionales y las necesidades de apoyo en cuanto a adaptación.
A pesar de lo auspicioso que resultó el consenso alcanzado entre los países y la presencia dentro del acuerdo de las naciones más contaminantes del mundo, como Estados Unidos, China e India, el texto tiene sus claroscuros. En el artículo 17 se manifiesta “preocupación” porque los compromisos voluntarios hasta ahora presentados no alcanzan para evitar un calentamiento de 2 º C, y señala “que serán necesarios mayores esfuerzos de reducción de emisiones”.
- La financiación
Uno de los puntos más controversiales y que estuvo a punto de hacer naufragar la negociación en los últimos dos días fue el de la financiación. Finalmente, se establece la responsabilidad de los países desarrollados de proveer apoyo financiero a los países en desarrollo. Los países desarrollados apoyarán financieramente a los países en desarrollo por un monto de 100 mil millones de dólares anuales a partir del 2020.
- La sociedad civil
Desde la sociedad civil se lamentó la poca relevancia que se le ha dado al tema Derechos Humanos ya que no se hace mención a dicho tema en el acuerdo, tal como pretendían algunos países y organizaciones de la sociedad civil. Solo se reconoce en el preámbulo del texto la necesidad de proteger a los pueblos originarios y comunidades más vulnerables en las acciones que se tomen para combatir el Cambio Climático.
"El histórico acuerdo sobre el clima de París prepara el camino para el cambio hacia la energía limpia que el mundo quiere y el planeta necesita. Hace dieciocho meses, nos dijeron que esta transición de los combustibles fósiles era casi imposible, pero las marchas masivas y la llamada de los ciudadanos de todo el mundo para la acción real sobre el cambio climático impulso seguirá siendo imparable", evaluó Emma Ruby-Sachs, Directora Ejecutiva de Avaaz, una coalición de las ONG ambientales más grandes del mundo.
- Las empresas en la COP21
"Nunca antes habíamos visto este nivel de compromiso de las empresas y está claro que el impulso es imparable. El sector privado también debe ser aplaudido por la inserción de las buenas prácticas empresariales en el proceso de COP21.El sector privado tiene un papel importante que desempeñar, y creemos que las empresas responsables pueden ayudar a llenar la brecha entre lo que se ha comprometido por los gobiernos y lo que se necesita para llegar a una economía neutra en carbono para mediados de siglo”, expresó Lise Kingo, Directora Ejecutiva del Pacto Global.
Desde diversos sectores empresarios vinculados a la inversión expresaron que París envía una señal muy precisa para orientar las inversiones del sector privado necesarias para impulsar las economías hacia un mundo de carbono neutral según lo aconsejado por la ciencia.
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