“Se trata de un combustible alternativo que proviene del aceite de soja y permite reducir en un 100% las emisiones directas de dióxido de carbono en la flota de larga distancia”, explicó Gabriel Pérez en el encuentro “Descarbonización y circularidad: el rol de la logística”.

En la presentación Verónica Zampa afirmó que “la logística es una parte esencial de la cadena de suministro de cualquier empresa. Garantizar que los productos lleguen de manera eficiente y segura a su destino final es fundamental para el éxito comercial. Sin embargo, este proceso también tiene un gran impacto ambiental, especialmente en términos de emisiones de carbono”.

Con respecto a los avances en la tecnología de vehículos, Zampa explicó que “para lograr la descarbonización, es crucial invertir en vehículos más eficientes en términos de combustible o en alternativas completamente libres de carbono, como vehículos eléctricos o aquellos impulsados por hidrógeno. Estas tecnologías están en constante evolución y ofrecen una solución prometedora para reducir las emisiones en la industria del transporte. Además de mejorar la eficiencia de los vehículos, la descarbonización también implica una planificación más inteligente de rutas y cargas. La optimización de la logística puede reducir la distancia recorrida y, por lo tanto, disminuir las emisiones. Esto se logra mediante el uso de algoritmos avanzados y sistemas de gestión de flotas”.

Otro de los temas a los que hizo mención Zampa fue a la circularidad, que en el contexto de la logística, explicó que significa encontrar formas de cerrar el ciclo de vida de los productos y materiales, evitando que se conviertan en residuos. “Una forma importante de abordar la circularidad en la logística es a través del reciclaje y la reutilización de envases y embalajes. En lugar de desechar envases después de un solo uso, se pueden diseñar para que sean duraderos y se puedan reutilizar varias veces. La economía circular también implica repensar toda la cadena de suministro. Esto incluye la gestión adecuada de productos al final de su vida útil, recuperando materiales valiosos y reintroduciéndolos en la cadena de producción”.

Por su parte, Gabriel Pérez hizo hincapié en la necesidad de comprender la huella de carbono. “Para comprender la estrategia de descarbonización en el transporte, es crucial comenzar por evaluar la huella de carbono. En este caso, el modelo de huella de carbono ha estado en funcionamiento durante cuatro años, lo que ha permitido a la empresa comprender el comportamiento de las emisiones y establecer una línea de base. Esta línea de base es esencial, ya que sirve como punto de referencia para medir futuras reducciones de emisiones”.

Una vez que la empresa estableció la línea de base, Pérez explicó que pudieron utilizar esos datos para predecir cómo serán las emisiones en función del crecimiento del negocio. “Esta capacidad de predicción es fundamental para diseñar una estrategia efectiva de descarbonización, ya que permite planificar acciones concretas para reducir las emisiones futuras”.

Agregó que en el camino hacia la descarbonización, la eficiencia energética desempeña un papel crucial. “Buscar la eficiencia energética significa maximizar la productividad y minimizar el consumo de recursos. Algunos ejemplos de medidas de eficiencia energética incluyen la utilización de combustibles alternativos, el diseño aerodinámico de vehículos para reducir la resistencia y el consumo de combustible, la optimización de bodegas y espacios de almacenamiento, el desarrollo de una comunicación más eficiente con los destinatarios, y el uso de geolocalización y scoring para garantizar entregas precisas”.

También destacó que el uso de biocombustibles se complementa perfectamente con la eficiencia energética. “Independientemente del tipo de combustible utilizado, ser eficiente siempre conduce a una mayor ganancia y una reducción significativa de emisiones. Esta combinación de enfoques es esencial para lograr una descarbonización efectiva en el transporte”. Y agregó que “la decisión de utilizar biocombustibles en el transporte se basa en la comprensión de que estos combustibles son una solución efectiva para abordar las emisiones en la larga distancia. Esta elección estratégica permite a la empresa dirigirse a un segmento de transporte que tiene un gran impacto en las emisiones de carbono”.

“Una de las conclusiones a las que llegamos es que no existe una solución mágica para la descarbonización empresarial. En otras palabras, no hay una "bala de plata" que resuelva todos los problemas de emisiones de carbono de una empresa de la noche a la mañana. Por ejemplo, el biodiesel puede ser una opción para reducir las emisiones en el transporte pesado, pero no es la única medida que se debe tomar. Cada empresa es única, y sus desafíos de descarbonización varían”. “Si bien es importante considerar tecnologías como el biodiesel, no debemos perder de vista el panorama general. Las empresas deben enfocarse en todas las eficiencias posibles en sus operaciones. Esto incluye la gestión eficiente de recursos, la optimización de la cadena de suministro y la adopción de prácticas sostenibles en todas las áreas”, finalizó.