Crece el número de mujeres argentinas en puestos de decisión
Un nuevo estudio publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destaca avances sociales, educativos y laborales de las mujeres en Argentina. En 1996 la cifra de mujeres en jefaturas y puestos de decisión era del 22,9 por ciento, y en 2012 se elevó a 31,6 puntos porcentuales.
El nuevo estudio “Género en el trabajo: Brechas en el acceso a puestos de decisión” realizado por el PNUD en Argentina, destaca que entre 1996 y 2012 se observan avances de las mujeres en el acceso a puestos de decisión, sobre todo el sector estatal (poderes ejecutivo, legislativo y judicial).
El estudio cuestiona la poca presencia y progreso de las mujeres en puestos de decisión en el sector privado. Esta diferencia revela la mayor persistencia de barreras para acceder a posiciones jerárquicas en instituciones privadas, particularmente en las grandes empresas.
En 2012 en el sector privado había 28% de mujeres en puestos de dirección, mientras en el sector público ascendía a un 50,3%.
Dos factores clave, identificados en la mayoría de los testimonios de las entrevistadas, se vinculan con la persistencia de estas barreras. Por un lado, iniciativas organizacionales de conciliación con bajo nivel de formalidad, que dependen en gran medida de acuerdos ad hoc de las mujeres con sus jefes o jefas. Por el otro, estereotipos de género que se perpetúan en entornos masculinizados.
El estudio se basa en una caracterización sociodemográfica de las mujeres en Argentina a partir del cruce de datos oficiales como el EPH (Encuesta Popular de Hogares), además incluye una serie de entrevistas en profundidad a más de 30 mujeres líderes de grandes empresas para identificar los factores que facilitaron (u obstaculizaron) la superación de sesgos y prejuicios predominantemente masculinos y cómo esos factores las empoderaron y les permitieron definir formas propias de liderazgo.
El estudio también detecta avances y logros visibles en el ámbito educativo. Las mujeres han conseguido mayores niveles de educación formal que los varones, diferencia que se amplía entre la población ocupada.
Un dato revelador: el porcentaje de mujeres que completaron estudios superiores o universitarios alcanza a casi un tercio de las que generan ingresos laborales. Estos progresos educativos se han manifestado en logros laborales, como el incremento de la participación económica de las mujeres y reducción en las disparidades remunerativas.
No obstante, la dificultad de muchas mujeres para trabajar más horas continúa siendo un factor crítico en la persistencia de las brechas de ingreso. En promedio, las mujeres trabajan menos horas, en situaciones de mayor precariedad y con trayectorias más inestables.