Igualdad y Diversidad: herramientas de Innovación y Rentabilidad
Eliminar de las estructuras organizativas de las empresas las prácticas discriminatorias debe formar parte de sus políticas, enmarcadas dentro de la Responsabilidad Social Empresarial. Pero esto no debe plantearse como un elemento de justicia social o de cumplimiento por imperativo legal, sino que deben incorporarse, de la mano de la RSE, bajo una perspectiva de rentabilidad económica. Teresa Deira Lorenzo, Socia-Directora CONCILIA traza un mapa de ruta para llegar al éxito en esta estrategia.
"La discriminación en el trabajo es una violación de los Derechos Humanos, que malgastan talentos, con efector perjudiciales sobre la productividad.
Generan desigualdades que socavan la cohesión social y la solidaridad y constituyen un freno para la reducción de la pobreza." Juan Somilia, director General de la OIT.
La gestión de la Igualdad y la Diversidad en las empresas es un proceso similar a otros. Íntimamente relacionados con los programas de mejora, de gestión del conocimiento , o de Recursos Humanos.
Por tanto no debe plantearse como un elemento de justicia social o de cumplimiento por imperativo legal, sino que deben incorporarse, de la mano de la RSE, bajo una perspectiva de rentabilidad económica.
Las leyes, por si mismas, con frecuencia no son suficientes para erradicar desigualdades y discriminación. Es necesario un ejercicio previo y paralelo de concienciación y conocimiento, de las mismas, por parte de empresas, trabajadores, jueces, que permita garantizar su conocimiento y aplicación.
Los interlocutores sociales tienen un importante papel para hacer efectivo el principio de igualdad y no discriminación a través de la negociación colectiva.
Con especial incidencia en los países industrializados. Donde en las empresas de cierto tamaño empieza a ser habitual la convivencia personas de diferentes nacionalidades, distintas creencias y religiones, con diferentes culturas, etc.
Todos estos elementos de diversidad necesitan ser manejados sabiamente de forma que pasen de ser un "problema" a convertirse en un poderoso elemento de cambio e innovación.
Especialmente en un mundo cada vez más globalizado con empresas multinacionales que necesitan estar atentas a los cambios culturales y de consumo.
Prueba de ello es que las grandes empresas empiezan a ser conscientes del incremento de la mujer como potencial consumidora.
Ese mayor poder adquisitivo no ha pasado desapercibido a las empresas más innovadoras y competitivas que comienzan a replantearse su cultura empresarial y sus políticas de marketing para tener en cuenta su impacto sobre la mujer como empleada y clienta, considerándola como un nuevo grupo de interés.
Igualdad y Diversidad pueden y deben ser un factor de calidad que permita optimizar recursos humanos, incrementar la eficiencia y la competitividad al abrir su participación en la toma de decisiones que permita tener en cuenta una visión más amplia y diferente de las nuevas tendencias y demandas de productos y servicios.
Actividad que ayuda a fomentar el compromiso de la plantilla con los objetivos de la empresa.
Las empresas no pueden desconocer esa realidad; deben estar abiertas a promover y facilitar esos cambios. Según Jack Welch, expresidente de General Electric "Cuando los cambios dentro de una organización son más lentos que los que se producen fuera de ella, su fin está cercano".
Por tanto las empresas no pueden continuar actuando al margen del sentir general de la Sociedad. Viendo a trabajadoras y trabajadores únicamente como una mera "herramienta" de producción que cuando llegar al puesto de trabajo debe abstraerse de sus problemas, ilusiones o formas de pensar.
No se puede desarrollar todo el potencial productivo de las personas, olvidando que tiene otras dimensiones porque el modelo a la larga no funciona, la productividad y la calidad total acaban resintiéndose.
Aquellas empresas pioneras en atender e incorporar estas demandas como parte de sus compromisos de Responsabilidad Social Empresarial logran que las personas desarrollen al máximo sus potencialidades porque sienten que son reconocidas, que sus problemas son atendidos, se consideran importantes para la empresa y esto ayuda a fomentar el compromiso de la plantilla con los objetivos de la entidad.
La mejor forma de anticiparse a esa realidad según la teoría de los sistemas pasa por trasladar la complejidad del entorno exterior a la propia organización.
"Una organización solamente puede funcionar con éxito si la complejidad del entorno exterior se refleja en la complejidad interna de la organización".