Coronavirus

"Todavía no sabemos si estamos en una crisis o en una ruptura"

27.05.2020 | Entrevistas

Conversamos con el pensador colombiano Bernardo Toro sobre los escenarios sociales y económicos que se abren a partir de la pandemia. Toro viene hablando hace años del "paradigma del cuidado" frente al "paradigma de la acumulación y el éxito".  Cómo evalúa los liderazgos políticos y empresariales. El rol del Estado y el sector privado. Cómo quedan los sistemas de salud y educación en América Latina. ¿Se consolida la idea de un ingreso ciudadano universal?. ¿Corremos el peligro de ver nuevos nacionalismos?.


- ¿Cómo imagina que será el escenario económico y social post crisis Covid19? 

Todavía no sabemos si estamos en una crisis o en una ruptura. Si estuviéramos en una crisis estaríamos administrando riesgos y el problema es que en este momento estamos en un campo de incertidumbre. Cuando se administras riesgos se conocen los límites, pero cuando estas en la incertidumbre, no puedes anunciar qué pasará mañana. 

Esto es muy importante, porque tanto el virus como la crisis climática, son shocks físicos, son hechos de la realidad, del cosmos, que no dependen de la voluntad humana, son como la gravedad, es un determinante con el que tienes que aprender a andar.  Cuando los hechos vienen de la realidad la voluntad política no sirve, la plata no sirve, el poder no sirve;  en cambio hay tratar de entender lo que está pasando, conocer las causas de lo que está pasando para convivir con eso o ponerlas a tu favor. 

- ¿Qué evaluación hace de liderazgos políticos y empresariales en este contexto?

Hay mucha ingenuidad en creer que la voluntad política puede resolver la realidad sin entenderla. Es lo que nos está pasando con la crisis climática, si no respetamos las leyes del cosmos, si no respetamos la variación del C02 y del óxido nitroso, pudes decir lo que quieras, pero nos vamos a destruir. 

Entonces, por el grado de nuevas transacciones o complejidades que se crearán, el liderazgo deberá aprender a fundarse en el conocimiento, más que en el deseo o en la pasión, como primera característica. Esto ocurrió porque la naturaleza es así y evolucionó de esta manera. Por lo tanto, si los políticos o los decidores empresariales no ponen el conocimiento por delante como un recurso para tomar decisiones sensatas, su posibilidad de fallar es alta.

Sumado al otro problema adicional: que la ciencia no resuelve la ética. Las decisiones científicas deben estar supervisadas por un proyecto ético, que incluye dos controles: el primero, es cómo favorecer la dignidad humana y en segundo cómo cuidar el planeta. Cualquier actividad que se realice, si contribuye a la dignidad humana y al cuidado, es un acto ético. En este sentido la complejidad exigirá a los líderes anteponer la ética, para tomar decisiones acertadas a largo plazo y que esas acciones contribuyan a esos aspectos. A partir de ello se puede comenzar a usar la ciencia para las decisiones políticas y económicas.

- Actualmente existe una tensión entre cuidar la salud y cuidar la economía. ¿La ética y el liderazgo son herramientas para equilibrar esa tensión?
 

La tensión viene de una situación muy difícil, dada por el abandono de lo público por lo privado. Los bienes públicos en América Latina fueron diseñados a corto plazo, con márgenes pequeños de operación. Como consecuencia las instituciones públicas poseen muy baja resiliencia.

¿Cómo es posible que países como Argentina y Brasil tengan la cantidad de respiradores que tienen? Suecia puede tomar una decisión de cuidado responsable porque tiene instuciones de muy alta resilencia. El sistema que tienen permite compensar los ingresos de cualquier persona. Cuando cada año un ciudadano hace la declaración de renta, el índice de Gini ha mejorado en catorce puntos, porque a desitribución es inmediata.  

Entonces el problema no es la enfermedad, el problema venía de antes y lo que hizo el virus fue desnudarlo, desnudar la inequidad y la baja resiliencia. 

- ¿Esta revalorización del Estado y de lo público se va a prolongar el tiempo o es apenas una respuesta a la coyuntura?

Es difícil establecerlo, porque Latinoamérica tiene tiempo sin discutir bienes públicos. Así estamos redescubriendo el Estado como el principal bien público creado por el ser humano, teniendo en cuenta que primer bien público es el planeta.
Entonces, hay que crear nuevas narrativas: la primera es cuidar la casa común, sino hay casa común no hay Estado, en segundo lugar, es entender que el Estado es el principal bien público de una sociedad y el siguiente bien público son leyes útiles y justas. 

La recuperación del Estado dependerá del trabajo que se haga de narrativas ciudadanas. Es necesario volver al concepto de república. La izquierda ha destruido el concepto de Estado. Uno del problema es que se creyó que se podía hacer una sociedad sin estado, mientras que la derecha quería un Estado sin ciudadanos. 

Esa situación tiene que terminar y tenemos que preguntamos cómo hacemos una institucionalidad que se parezca a nosotros, que sea capaz de responder en momentos de crisis por el bienestar de un país.

Otro problema es el sector del emprendedurismo. Los trabajadores independientes están sufriendo hambre y necesidades, porque creímos que el mercado independiente iba a resolver todos los problemas, pero vemos lo que está pasando y además está la economía informal. Debemos preguntarnos si los economistas están pensando en esta dirección.

- ¿Cuál es su posición con respecto al ingreso universal ciudadano?

De acuerdo a los cálculos realizados en Colombia, no tendría un alto costo implementarlo, apenas entre uno y dos puntos del PBI. Eso dinamizaría la economía y, además, superaríamos la instancia de los subsidios condicionados, que se transforman en algo permanente y eso es perverso.  El subsidio para ser virtuoso debe ser preciso, oportuno y descendiente a cero. Toda esta tendencia de subsidiar la demanda ha sido una perversión en la sociedad. Primero porque mantiene el concepto de “beneficiario”. Estamos creando ciudadanos de segunda categoría. Un ciudadano no es un beneficiario, es un actor. 

Una de las ventajas es que sería un ingreso ciudadano y no  un beneficio. En segundo lugar, obliga a un país a vivir continuamente ponderando sus ingresos y sus deudas, porque tiene que garantizar y mantener a todos activos y así debe estar continuamente balanceado los números.

- ¿Cómo queda la empresa frente a este nuevo escenario?

El sistema empresarial pertenece al sistema financiero. De todos los activos del mundo, -casi 300 trillones-, el 68% son activos financieros y gran parte de ellos son especulativos. Mientras los activos financieros sean especulativos y no sean activos de inversión, el trabajo valdrá cada vez menos, los salarios se precarizarán porque lo único que hace que el trabajo valga es la creación de bienes útiles. 

Con respecto a las empresas, depende que ellas mismas y que vuelvan a ser empresarios. No es lo mismo administrar una empresa para el sector financiero que administrarla con criterio de empresario. Un banco o empresa financiera no tiene problema en cerrar una empresa si no le produce el rendimiento necesario para sus acciones, pero un grupo de empresario va más allá, porque tiene relación con lo que hace y con su entorno.

Entonces hay que preguntar si las empresas están dispuestas a cumplir dos condiciones: La primera es que sean empresas de cuidado y, en segundo lugar, que sean empresas que produzcan bienes útiles, manejadas por empresarios o por participación accionaria de las comunidades.

- En los últimos meses se está hablando mucho de la importancia de la "economía del cuidado" ¿cómo se relaciona en este contexto con el "paradigma del cuidado" del que usted habla hace años?

El cuidado es un paradigma y es un ordenador. Hasta ahora hemos ordenado el mundo con el paradigma de la acumulación y el poder, no es bueno ni malo, lo ordenamos así y llegamos aquí con el calentamiento global, contaminación del ambiente, con altos volúmenes de inequidad y de exclusión, pero al mismo tiempo ese paradigma produjo otras muy buenas, como la medicina, la física, la nanotecnología, la genética, las comunicaciones, especialmente las 4G Y 5G, que propician las condiciones para que creemos un mayor grado de humanización. La posibilidad de que cada ser humano pueda comunciarse con otro ser humano va generando un sustrato en el cerebro humano de que somos una sola especie.Va destruyendo el concepto de froteras, de nacionalismo, del esto es mio y esto es tuyo. Cosas que heredamos del aislamiento y el miedo de la antiguedad. 

En este contexto, tenemos que entender que el paradigma de acumulación no puede servir para la crisis climática. El futuro no resista las mismas empresas depredadoras ni los mismos sistemas. El futuro no resiste bienes públios de baja resilencia, no resiste mentes guerreras, necesita inteligencias altruistas. No resiste que haya gente que no acceda a los mismos bienes públicos como salud y educación. No resiste la inequidad. No es un problema de pobreza. La pobreza es una consecuencia de la inequidad. Hay que destruir el "discursito de la pobreza" y el discurso de la "lucha contra la pobreza" porque luchar contra la pobreza es cuidar la pobreza. Contra lo que hay que lucha es contra la inequidad. 

- ¿Qué podría cambiar en este enfoque?

El cuidado es un ordenador y tiene que ordenar la política, la economía, la ciencia, el arte, la familia, etc. Es un paradigma y tenemos que preguntarnos qué nos enseña. Por ejemplo, en la economía, ya nos está empezando a dar algunos indicios: una sería el ingreso universal; en segundo lugar, la necesidad de cambiar el concepto de los activos, no puede haber más activos financiero que activos reales; y en tercer lugar que tenemos que aprender a producir bienes útiles y dejar de producir bienes inútiles, eso significa volver la austeridad la principal cultura de una sociedad, como en la cultura nórdica, que es rica pero austera. La austeridad además genera una cosa muy buena que es la elegancia. Creo que el futuro va a ser muy elegante si vamos por ese lado. 

Eso ya lo vio Ronald Coase en los años cuarenta. Lo que define a una empresa no es ni su capital, ni su tecnología, ni su mercado, lo que la define es el tipo de contratos que hace. En términos de contratos empresariales, el problema es que la economía está montada sobre contratos de ganar- perder, esto aumenta la inequidad. Por lo tanto, la lógica de derechos de contratos tiene que cambiar radicalmente para que cambie la empresa, ya que la empresa está definida por el tipo de contrato que hace. Entonces, si una empresa quiere estar en el futuro tiene que aprender que todos los contratos económicos, sociales, culturales, emocionales sean contratos ganar-ganar.

- ¿Se puede radicalizar el camino y que veamos nuevos nacionalismos? 

Depende del nivel de ciudadanía de cada país y es difícil evaluarlo. En América Latina, durante los últimos años abandonamos la educación democrática. Creemos que la democracia es acumulable, pero no lo es, es un bien que existe mientras se produce. 

En este momento se verá el nivel de democracia y de formación democrática. Las sociedades que tengan un bajo nivel de formación democrático fácilmente pueden entrar en absolutismos. La debilidad y el miedo son la base para generar populismo. El populismo ama los pobres y por eso lo multiplica, entre más pobres haya más populismo y en el otro extremo está el absolutismo, que no respeta la evolución de la sociedad. El problema de los absolutismos es creer que hay alguien que sabe cuál es el orden social, y si no se tiene formación democrática la sociedad puede creer ese orden. Todo depende del nivel de formación democrática que tiene la sociedad.

- ¿La educación va hacia la digitalización total?

La educación siempre tuvo problemas cuando apareció un nuevo medio, como la imprenta, la radio, la televisión, pero la educación es un acto más complejo que la tecnología que usa. 
Al mismo tiempo depende de cada sociedad y del tipo de educación qué quiere tener. En este contexto, no es un problema del coronavirus, es un problema de qué tipo de educación quiere la sociedad. Si la sociedad cree que puede solucionar la educación con solo programas digitales, es la sociedad la responsable, no son los niños ni los jóvenes. 

Cuando el presidente Richard Nixon visita China en 1972  para formalizar las relaciones diplomáticas, el canciller chino Zhou Enlai firma un convenio para que 25 mil estudiantes chinos se formaran en las mejores universidades de Estados Unidos. Diez años después la Universidad de Shangai era una de las mejores del mundo. ¿Qué hicieron los chinos? Decidieron tener una educación con los mejores estándares internacionales. 

Entonces, nos tenemos que preguntar qué educación queremos tener nosotros en nuestros países. Una persona comunicándose constantemente frente a la computadora no puede sustituir la interacción directa, porque la interacción directa es el intercambio directo de emociones de bienes y servicios, de formas de ver el mundo y de concepciones sociales, es lo que genera las civilizaciones y eso está primero que las máquinas.

(Entrevista: Alejandro Langlois) 

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