COP 27: Conclusiones con mirada latinoamericana
La COP27 en Sharm el-Sheik (Egipto) ha llegado a su fin luego de 48 horas de demora, convirtiéndola en la conferencia más larga de la historia. María Julia Arana, gerente senior de KPMG Chile y Juanita López, líder de KPMG para Sudamérica, representaron a América Latina en la Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas y presentan una síntesis de los más destacado de las dos semanas de trabajo.
Autoras: Juanita López Peláez (Directora Cambio Climático y Sostenibilidad KPMG en América del Sur), y María Julia Arana (ESG Senior Manager, Sustainability, Climate Change, Governance, Business & Human Rights KPMG in Chile).
La Conferencia inició con un sentimiento optimista de los países en desarrollo que lograron introducir a la agenda de discusión el asunto de “Pérdidas y daños”, en referencia a los efectos o consecuencias negativas de los impactos del Cambio Climático en el ambiente y las personas, considerando el asunto de la justicia climática. Los países en desarrollo venían presionando fuertemente para que esta discusión se pusiera en el centro de la escena en esta nueva edición de la conferencia y luego de intensas negociaciones en las primeras 48 horas de la conferencia lograron su objetivo. Pero lo que siguió no resultó fácil y por momentos se creía perdida la batalla por conseguir crear un fondo que movilice financiamiento para abordar estos desafíos, ya que los mecanismos existentes como el Fondo Verde para el Clima, entre otros, no han sido suficientes para movilizar los miles de millones de dólares que se necesitan para apoyar a las naciones vulnerables.
Con un cierre de las negociaciones demorado, por primera vez en la historia de las negociaciones, la COP27 discutió aprobó la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países en desarrollo pese a la reticencia de los países desarrollados que temían quedar expuestos a una responsabilidad legal y financiera por los desastres climáticos. Esto fue visualizado como una victoria de las alianzas de países del sur global, entre ellos América Latina con Chile, Colombia, México, Paraguay, Panamá, Honduras, Ecuador y Antigua y Barbuda que además presionaron para incluir en el texto de la negociación una mención a la crisis de la deuda y la reforma de los sistemas financieros, aunque finalmente fue bloqueada por China. Como primer paso, se decidió la creación de un Comité de Transición que trabajará desde el 31 de marzo del 2023 para llegar a la COP28 con una hoja de ruta para operativizar el fondo.
Otros de los destacados del texto final de la negociación fueron las menciones específicas a la necesidad de evitar que la temperatura suba más de 1,5°C, una de las metas incluidas en el Acuerdo de París. Sin embargo, no se logró que se incluya un lenguaje más ambicioso con respecto a los combustibles fósiles, algo que sí se había logrado en la COP26.
La transición justa para conectar la dimensión social con el clima:
El texto de cierre de la COP27 afirma que alcanzar la transición hacia un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima debe hacerse de manera justa, considerando aspectos socioeconómicos y prioridades de los países, sobre todo aquellos que viven de economías intensivas en carbono. El objetivo es transitar hacia la energía limpia sin dejar a nadie detrás y colocando a las personas en el centro. Sin embargo, los desafíos no son mejores cuando pensamos que el % de los trabajadores de la minería del carbón vive y trabaja en países con planes de transición justa, según el informe “Coal in Net Zero Transitions” de la Agencia Internacional de Energía. Además, su Índice de Dependencia muestra a 7 países con alto nivel de dependencia al carbón, entre ellos Colombia (nivel medio). Para América Latina este tema fue central en la agenda de discusión, por el desafío de lograr el desarrollo socioeconómico de la región al tiempo que se aleja de la dependencia de los combustibles fósiles.
En este sentido, Colombia tiene el desafío de modificar su matriz de exportación altamente dependiente a los combustibles fósiles y lograr diversificar a través de la transición a nuevas industrias como el agro sostenible. Por otro lado, Chile viene avanzando en sus planes de cierre de siete de sus plantas a carbón, mientras que otras 12 tienen fecha de cierre aunque el gran desafío es la inestabilidad en la red eléctrica y la dependencia del diésel en esta transición. Además, Chile anunció en la COP27 su alineación a la iniciativa “Beyond Oil & Gas” y se sumó a Tuvalu, Fiji, y Kenia en comprometerse a dar una salida y eliminación gradual de la producción de combustibles fósiles. Finalmente, Argentina también tiene sus propios desafíos en la dependencia a los yacimientos de gas, con Vaca Muerta, y los desafíos en transición a nuevas energías limpias a partir de la presentación en la COP27 de su Plan de Adaptación.
En relación con el rol del sector privado, durante la COP27 se presentó el Marco para el Capitalismo Inclusivo para la transición justa que presenta cuatro acciones claves para las empresas.
El rol del financiamiento climático y el pedido de América Latina
La discusión del financiamiento se ha vuelto un tema central de las últimas conferencias de Naciones Unidas y para muchos la conversación sobre cambio climático es en buena medida una conversación sobre financiamiento. El documento de cierre de la COP27 acordó abordar la transformación del sistema financiero para alcanzar la transición a la economía cero emisiones y llamó a los bancos multilaterales y a las instituciones financieras internacionales a mejorar sus esquemas de acceso a fondos y crear alternativas que no sean solo deuda.
Asimismo, un bloque de países de América Latina, liderado por Colombia y Chile, solicitó reconocer la importancia de esquemas como el canje de deuda para que las instituciones financieras internacionales y los países desarrollados faciliten la reestructuración de las deudas, incluyendo esquemas de canje de deuda por acción climática y mecanismos de garantía que permitan a los países en desarrollo invertir dichos recursos en la reducción de emisiones y en el incremento de la resiliencia, protegiendo la biodiversidad.
En relación al sector privado, la Alianza financiera de Glasgow para cero neto presentó un Marco para la transición de las instituciones financieras a los compromisos “cero emisiones” y también se destacada el reporte “Asset to Flows” o Activo a flujos, producido por los Champions de Naciones Unidas que resume las actividades y foros del último año sobre movilización de fondos y cómo conectar los inversores con oportunidades de financiamiento climático.
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