EEUU cambia su política sobre calentamiento global
Estados Unidos propuso un nuevo plan global contra el cambio climático. Bush explicó que su gobierno trabajará en un nuevo marco sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. La propuesta republicana refleja un giro de la Casa Blanca, que durante el primer mandato de Bush se negó a hablar del calentamiento global, mientras que ahora reconoce que es un "desafío serio". El plan es que los quince países que más contaminan se reúnan y establezcan en 2008 un tope para sus emisiones de gases de efecto invernadero y establezcan a mediano plazo metas y estrategias sobre seguridad energética y medio ambiente para la era pos Kyoto.
"Mi propuesta es esta: para el fin del año próximo, Estados Unidos y otros países establecerán un objetivo global de largo plazo para la reducción de los gases con efecto invernadero" en consulta con las principales naciones que producen estos gases, incluidos los líderes industriales, dijo Bush. Para avanzar en el acuerdo, la Casa Blanca convocará una serie de reuniones a la que invitará a 14 países que, junto con Estados Unidos, son responsables del 80 por ciento de la contaminación del mundo.
Bush mencionó específicamente a India y China, aunque en la lista probablemente también estarán Brasil, Australia, Sudáfrica, México, Corea del Sur, Rusia y las mayores economías de Europa. El primer encuentro tendrá lugar en Washington en el último trimestre del año, según la Casa Blanca. "Nuestras naciones reunirán a líderes empresariales de diferentes sectores de nuestras economías, como generadores de energía, productores de combustibles alternativos y compañías de transporte", añadió el mandatario estadounidense.
Los participantes formarán grupos de trabajo para promover la distribución de tecnologías no contaminantes. Además, se creará un sistema "robusto y transparente" para medir la polución que genera cada país, explicó. El plan contempla por primera vez establecer una meta mundial para reducir las emisiones a largo plazo, aunque ese acuerdo no llegaría antes de finales de 2008.
La administración republicana accedió a que la nueva estrategia sobre el problema del recalentamiento global sea abordada durante la Cumbre del G-8 en Alemania. El tema trae históricas diferencias: Washington se negó hasta ahora a aceptar límites a las emisiones de gases contaminantes, como los marcados por el Protocolo de Kyoto, y en cambio ponía el acento en el avance tecnológico como la solución del problema. Europa, en cambio siempre insistió en la necesidad de reglamentar de manera más rígida las emisiones de gases nocivos.
La demócrata Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes, aseguró que está "decepcionada" con el anuncio presidencial. "Después de años de inacción y negación, en vísperas de la Cumbre G-8, el presidente finalmente ha reconocido la severidad de la amenaza de calentamiento global y ha convenido que necesitamos un acuerdo de continuación al protocolo Kyoto que su administración ignoró", aseguró Pelosi, tras finalizar una gira por Europa para discutir soluciones al problema del calentamiento del planeta.
"El anuncio falla en responder la severidad de la crisis que la mayor parte del mundo hace mucho ha reconocido", dijo Pelosi. Y lanzó una dura crítica: "El presidente aglutinó las mismas viejas propuestas que él repetidamente proponía a la comunidad internacional. Las transferencias de tecnología no son sufrientes para invertir el calentamiento global".
Kyoto, el tratado medioambiental más ambicioso del mundo, impone un esfuerzo mayor a los países industrializados donde las emisiones de seis gases nocivos como el CO2, el metano y el óxido nitroso, aumentaron considerablemente desde 1990. El compromiso prevé una reducción global del 5,2% de las emisiones del hemisferio Norte —no obliga a los países del hemisferio Sur— para el 2012, con respecto a los niveles de 1990. Cada país, sin embargo, tiene una cuota diferente. Pero Estados Unidos —el mayor contaminador del mundo— sostiene que el Protocolo no es de interés para su país.
La propuesta republicana refleja un giro de la Casa Blanca, que durante el primer mandato de Bush se negó a hablar del calentamiento global. Sin embargo, en su discurso sobre el Estado de la Unión en enero pasado, el presidente estadounidense por primera vez reconoció que el cambio climático era un "desafío serio". El tema ocupará un lugar clave en el encuentro de Heiligendamm por insistencia de Alemania, que actualmente preside el grupo y la Unión Europea (UE).