Ruggie expresa que sus recomendaciones están destinadas a ser prioridades prácticas, las cuales en el corto plazo deben incluir el tratamiento de los riesgos en derechos humanos en los torneos que ya están programados, y las oportunidades para ejercer presión en los países anfitriones de sus torneos para que apoyen el nuevo compromiso estatutario de los derechos humanos de la FIFA.

Entre sus recomendaciones se destacan que la FIFA debería finalizar la integración de los requisitos sobre derechos humanos en los documentos de licitación para la Copa Mundial 2026, el desarrollo de una estrategia política y la aplicación de los derechos humanos, la creación de estructuras operativas y de rendición de cuentas internas necesarias para conducir este trabajo en toda la organización, y la instauración de un compromiso más fuerte con grupos de interés con experiencia en la materia.

Las recomendaciones se agrupan en seis apartados:

• Adoptar una política clara y coherente de Derechos Humanos
• Incluir el respeto por los Derechos Humanos
• Identificar y evaluar los riesgos en Derechos Humanos
• Afrontar los riesgos en Derechos Humanos
• Informar y hacer seguimiento sobre su aplicación
• Habilitar el acceso a la remediación

Según Ruggie, “el reto fundamental para la FIFA es ir más allá de poner palabras en el papel y crear nuevas funciones administrativas. Lo que se requiere es un cambio cultural que debe afectar a toda la organización en cuanto a lo que hace y cómo lo hace”.

El documento con las recomendaciones se puede descargar en el siguiente link.