Amnistía Internacional critica el acuerdo de la UE sobre normativa de minerales en conflicto
“A pesar de su retórica sobre una conducta empresarial responsable, Europa ha priorizado los beneficios sobre las personas”. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional después de que las instituciones de la Unión Europea (UE) hayan llegado a un acuerdo sobre una nueva ley dirigida a abordar el comercio europeo de minerales procedentes de zonas de conflicto.
Amnistía Internacional ha expresado que tras meses de negociaciones, las instituciones europeas han alcanzado un acuerdo sobre una ley diseñada para asegurar que los minerales que entran en la UE se han obtenido de manera responsable y sin financiar conflictos o abusos contra los derechos humanos. El acuerdo representa un primer paso en la dirección correcta pero, en última instancia, la ley corre el riesgo de no alcanzar ni mucho menos su objetivo previsto. Los responsables de la adopción de políticas de la UE han cedido a las demandas de las grandes empresas al eximir de la ley a la gran mayoría de las empresas europeas que comercian con minerales.
“La decisión adoptada deja a las compañías que importan minerales dentro sus productos completamente libres de culpa. Es un intento incompleto de hacer frente al comercio de minerales procedentes de zonas de conflicto, que sólo someterá a controles básicos a las empresas que importen materiales en bruto”, ha manifestado Iverna McGowan, directora de la Oficina de Amnistía Internacional ante las Instituciones Europeas. “La Unión Europea tiene la obligación internacional de proteger los derechos humanos, pero se ha quedado a medio camino a la hora de cumplirlas. Los inversores y consumidores europeos seguirán sin saber con certeza si las empresas con las que están tratando se comportan de manera responsable. Esta ley supondrá un cambio escaso, demasiado escaso.”
Según Amnistía Internacional , al aceptar eximir a estas empresas de la ley, la UE ha optado por confiar en que las empresas decidan adquirir sus minerales de manera responsable, sin que se las obligue a hacerlo. Esto ya se ha intentado antes, mediante normas voluntarias que han tenido un impacto mínimo: todavía son muy pocas las empresas que están tomando medidas para comprobar si existen riesgos asociados a los conflictos o los derechos humanos en sus cadenas de suministro.
“Aunque reconocemos los esfuerzos de quienes, especialmente dentro del Parlamento, han luchado por una Europa en la que ‘la conducta empresarial habitual’ sea una conducta responsable”, ha declarado Michael Gibb, de Global Witness, “nos decepciona que la UE no haya acompañado sus palabras con acciones. Mientras las leyes europeas se van quedando atrás respecto a las de otros países, la Unión Europea está convirtiéndose rápidamente en el eslabón débil de la cadena de suministros de minerales. Aunque el paso que se ha dado es importante, la UE debería haber ido mucho más lejos y haber aprovechado al máximo la oportunidad única que se le brindaba para cambiar realmente las cosas.”
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