El 70% de las directivas creen que las empresas favorecen a los hombres al momento de acceder a puestos de alta responsabilidad

04.10.2016 | RRHH

El 71,1 % de las directivas creen que hay un trato desigual a favor de los hombres a la hora de ascender a puestos de alta responsabilidad. Este es uno de los resultados que arroja la primera oleada del ESADE Gender Monitor sobre equilibrio de género en la empresa española, en que se ha consultado a más de 150 directivas sobre las políticas de igualdad de sus empresas y los principales obstáculos que se han encontrado a lo largo de su carrera profesional. En este sentido, para el 40,6 % de las encuestadas, la principal barrera es la desigualdad salarial y, para el 24,2 %, la dificultad para conciliar.


“Aunque, según otros estudios, el freno principal para las mujeres es la conciliación —ha comentado Patricia Cauqui, profesora de ESADE Business & Law School y directora de la encuesta—, en este caso el colectivo consultado tiene un promedio de edad de 40 años y ya ha superado las etapas más exigentes de la maternidad, en cuanto a horarios. Además, son mujeres con un alto nivel educativo y una clara ambición de seguir progresando, circunstancia que lleva a pensar que han elegido a parejas dispuestas a apoyarlas en sus decisiones.” No obstante, según esta encuesta, más de la mitad de las consultadas (el 53,8 %) creen que, para sus empresas, la conciliación es un “problema” que tienen las mujeres, frente al 35,1 % que piensan que sus organizaciones la ven como una medida incrementar la productividad.

El papel de la empresa

Para más de la mitad de las consultadas (el 61,7 %), el equilibrio de género en la empresa exige que esta implante políticas internas al respecto, un volumen bastante superior al 34 % que opinan que es más una cuestión de autoconfianza y al 14,3 % que creen que es preciso implantar un sistema de cuotas para las mujeres. Sin embargo, el 56 % de las encuestadas piensan que, cuando en sus empresas se plantea el equilibrio de género, se trata como un asunto “cosmético” o “una moda”. En cambio, el 23,4 % opinan que sus empresas lo ven como un factor estratégico para el negocio, y el 17,6 %, como un tema de justicia social.

No obstante, a la pregunta de si sus empresas son realmente sensibles a la necesidad del equilibrio de género en la alta dirección y si han adoptado medidas para lograrlo, el 16,5 % de las consultadas contestan que “mucho” y el 18,7 %, “bastante”.

En cuanto a las áreas o las personas implicadas en las empresas en medidas para mejorar el equilibrio del género, el 29,6 % reconocen que, en su caso, las lideran el o la CEO, junto con el comité de dirección, y el 7,7 % afirman que en sus empresas se ha creado un equipo interno específico para esta materia, que reporta a la dirección. Según Patricia Cauqui, “estos datos revelan que más de un tercio de las empresas españolas ya afrontan el equilibrio de género como un aspecto estratégico para el negocio”.

Sobre qué herramientas son mejores, el 85,7 % de las directivas consultadas consideran que la clave está en el networking, tanto con hombres como con mujeres bien conectados con el mundo de los negocios; el 7,7 % apuestan por el mentoring; el 3,3 %, por el networking exclusivo entre mujeres, y otro 3,3 %, por la formación.

Los hogares, más avanzados que las empresas

El ESADE Gender Monitor también ha preguntado sobre la situación de la mujer directiva en relación con las responsabilidades del hogar. En este sentido, del 87,1 % que afirman tener pareja, el 66,6 % dicen que las comparten y un 4,5 %, que las dejan a cargo de la pareja. Sin embargo, el 28,9 % de las consultadas reconocen que las tareas domésticas y el cuidado de la familia recaen principalmente en las directivas, tengan o no ayuda externa.

Por último, y en relación con la toma de decisiones, más del 85 % de las directivas encuestadas se sienten totalmente o muy respaldadas por sus parejas en el momento de tomar decisiones, lo cual demuestra, según Cauqui, que “ha habido una evolución muy importante en los hogares españoles, que nos lleva a pensar que la sociedad y la familia acaso estén evolucionando a más velocidad que la empresa”.

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