La energía limpia supera al carbón por primera vez
En los primeros seis meses de 2025, la generación de electricidad a partir de fuentes limpias superó por primera vez a la producida con carbón a nivel mundial. Según los datos más recientes de Ember, la energía solar y eólica alcanzaron los 5.072 teravatios hora, mientras que el carbón cayó a 4.896 teravatios hora.
La energía solar fue el principal motor del crecimiento, con un aumento del 31 por ciento interanual y una participación del 83 por ciento en la expansión de la demanda global. La eólica aportó un 7,7 por ciento, consolidando el liderazgo de las renovables en el mix eléctrico mundial.
El cambio ocurre en un contexto de aumento del consumo eléctrico global, que creció un 2,6 por ciento en el primer semestre de 2025. Aun con esa mayor demanda, el carbón y el gas natural retrocedieron levemente, demostrando que el crecimiento de las energías limpias logró cubrir toda la expansión sin aumentar las emisiones.
En América Latina, las tendencias siguen la misma dirección. Brasil, México y Chile encabezan la generación renovable de la región, impulsados por inversiones en solar y eólica. En 2024, Brasil generó más del 90 por ciento de su electricidad a partir de fuentes limpias, con un crecimiento sostenido en energía solar distribuida. México, pese a la desaceleración de nuevas licencias, mantiene una participación renovable cercana al 30 por ciento de su matriz. Chile consolidó su liderazgo en energía solar, con más del 35 por ciento de su electricidad proveniente de fuentes no convencionales.
Los países de América Central muestran avances más moderados pero constantes. Costa Rica sigue siendo referente regional con una matriz eléctrica casi totalmente renovable basada en hidroelectricidad, geotermia y eólica. Panamá y Honduras han incrementado la capacidad solar y eólica en los últimos tres años, mientras que Guatemala ha impulsado nuevos contratos de energía limpia mediante subastas regionales. En todos los casos, los precios de generación solar han disminuido de forma sostenida, permitiendo una mayor competitividad frente a los combustibles fósiles.
El crecimiento regional también está acompañado por políticas públicas orientadas a la descarbonización. Varios países latinoamericanos han fijado metas de neutralidad de carbono para 2050 y están impulsando estrategias de electrificación del transporte, almacenamiento de energía y expansión de redes de transmisión. Estas políticas están atrayendo financiamiento internacional y nuevos actores privados interesados en proyectos de transición energética.
A nivel global, la generación renovable superó al carbón por un margen aún pequeño, pero el dato refleja una tendencia estructural. En América Latina, donde las fuentes limpias ya representan más del 60 por ciento de la generación eléctrica total, la región se perfila como una de las más avanzadas en la transición hacia sistemas eléctricos bajos en carbono. El desafío principal sigue siendo ampliar la inversión en infraestructura, almacenamiento y transmisión para sostener el ritmo de crecimiento y garantizar la estabilidad de los sistemas eléctricos nacionales.
El cambio ocurre en un contexto de aumento del consumo eléctrico global, que creció un 2,6 por ciento en el primer semestre de 2025. Aun con esa mayor demanda, el carbón y el gas natural retrocedieron levemente, demostrando que el crecimiento de las energías limpias logró cubrir toda la expansión sin aumentar las emisiones.
En América Latina, las tendencias siguen la misma dirección. Brasil, México y Chile encabezan la generación renovable de la región, impulsados por inversiones en solar y eólica. En 2024, Brasil generó más del 90 por ciento de su electricidad a partir de fuentes limpias, con un crecimiento sostenido en energía solar distribuida. México, pese a la desaceleración de nuevas licencias, mantiene una participación renovable cercana al 30 por ciento de su matriz. Chile consolidó su liderazgo en energía solar, con más del 35 por ciento de su electricidad proveniente de fuentes no convencionales.
Los países de América Central muestran avances más moderados pero constantes. Costa Rica sigue siendo referente regional con una matriz eléctrica casi totalmente renovable basada en hidroelectricidad, geotermia y eólica. Panamá y Honduras han incrementado la capacidad solar y eólica en los últimos tres años, mientras que Guatemala ha impulsado nuevos contratos de energía limpia mediante subastas regionales. En todos los casos, los precios de generación solar han disminuido de forma sostenida, permitiendo una mayor competitividad frente a los combustibles fósiles.
El crecimiento regional también está acompañado por políticas públicas orientadas a la descarbonización. Varios países latinoamericanos han fijado metas de neutralidad de carbono para 2050 y están impulsando estrategias de electrificación del transporte, almacenamiento de energía y expansión de redes de transmisión. Estas políticas están atrayendo financiamiento internacional y nuevos actores privados interesados en proyectos de transición energética.
A nivel global, la generación renovable superó al carbón por un margen aún pequeño, pero el dato refleja una tendencia estructural. En América Latina, donde las fuentes limpias ya representan más del 60 por ciento de la generación eléctrica total, la región se perfila como una de las más avanzadas en la transición hacia sistemas eléctricos bajos en carbono. El desafío principal sigue siendo ampliar la inversión en infraestructura, almacenamiento y transmisión para sostener el ritmo de crecimiento y garantizar la estabilidad de los sistemas eléctricos nacionales.
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