Los datos de 2019 revelan que hace falta un siglo para alcanzar la paridad de género en el mundo

17.12.2019 | Diversidad

El tiempo que se tardará en cerrar la brecha de género se ha reducido a 99,5 años en 2019. Aunque es una mejora con respecto a 2018 —año en que se estimó que harían falta 108 años— todavía supone más de una vida para alcanzar la paridad entre hombres y mujeres en los ámbitos de la salud, la educación, el trabajo y la política. Esta es la conclusión del Global Gender Gap Report 2020 (Informe global de la brecha de género 2020).


De acuerdo con este informe, la mejora de este año es imputable sobre todo al importante incremento del número de mujeres que participan en política. La brecha de género política tardará 95 años en cerrarse, frente a los 107 años estimados el año pasado. En 2019, el 25,2 % de los escaños parlamentarios y el 21,2 % de los cargos ministeriales de todo el mundo están ocupados por mujeres, frente al 24,1 % y el 19 % del año anterior, respectivamente.   

Sin embargo, la política es el sector en el que menos se ha avanzado hasta la fecha. Mientras la paridad está mucho más cerca en logros educativos y salud y supervivencia, con un 96,1 % y un 95,7 % respectivamente, el otro gran campo de batalla es la participación económica. Aquí la brecha aumentó en 2019, pasando del 58,1 % de 2018 al 57,8 %. Si se analiza simplemente el progreso conseguido desde 2006 —año en que el Foro Económico Mundial comenzó a medir la brecha de género—, esta brecha económica tardará 257 años en cerrarse, frente a los 202 años del año anterior.   

Aumento de la brecha económica

El informe atribuye la brecha económica de género a distintos factores, entre los que cabe mencionar los tercamente bajos niveles de mujeres en puestos de dirección o liderazgo, el estancamiento de los salarios, la participación en la fuerza laboral y el nivel de renta. Las mujeres han sufrido un triple revés: en primer lugar, tienen un nivel de representación más elevado en muchos de los puestos de trabajo que se han visto más afectados por la automatización, como los de venta al público o administración.  

En segundo lugar, no hay suficientes mujeres que accedan a las profesiones en las que más han crecido los salarios, a menudo muy relacionadas con la tecnología, aunque no en exclusiva. En consecuencia, las mujeres activas en el mercado laboral se encuentran con demasiada frecuencia en puestos de categoría salarial media o baja que permanecen estancados desde la crisis financiera de hace 10 años.

En tercer lugar, factores permanentes como la falta de infraestructura asistencial o la falta de acceso a capital limitan en gran medida las oportunidades laborales de las mujeres. Las mujeres emplean al menos el doble de tiempo en cuidados y trabajo voluntario en todos los países de los que se tienen datos, y la falta de acceso a capital impide que desarrollen actividades de emprendimiento, otro factor clave de generación de ingresos.  

«Favorecer la paridad de género es crucial para establecer sociedades fuertes, cohesionadas y resilientes en todo el mundo. También en la empresa, la diversidad será un elemento esencial para demostrar que el capitalismo de las partes interesadas es el principio rector. Es por esto que el Foro Económico Mundial trabaja con las partes interesadas de la empresa y las administraciones públicas para intensificar el esfuerzo destinado a eliminar la brecha de género», afirma Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial.

¿Se podría eliminar la brecha de género gracias al «efecto de los modelos a imitar»?

Un avance positivo es la posibilidad de que el «efecto de los modelos a imitar» pueda estar comenzando a tener influencia en cuanto a liderazgo y quizá también en salarios. Por ejemplo, en ocho de los diez países que ocupan los primeros puestos este año, el fuerte empoderamiento político se corresponde con elevadas cifras de mujeres en puestos ejecutivos. La comparación de los cambios en empoderamiento político de 2006 hasta 2019 revela que la representación política mejoró al mismo tiempo que la presencia de mujeres en puestos ejecutivos en el mercado laboral.

Aunque esto es una relación de correspondencia y no de causalidad, en los países de la OCDE, donde las mujeres han ocupado puestos de liderazgo durante un tiempo relativamente más prolongado y las normas sociales comenzaron a cambiar antes, los efectos de los modelos a imitar podrían tener influencia en el mercado laboral.  

La desigualdad de género en los empleos del futuro

Quizá el mayor obstáculo para que se cierre la brecha de género económica sea la escasa representación de la mujer en los trabajos emergentes. Un nuevo análisis realizado en colaboración con LinkedIn revela que la mujer está, por término medio, muy poco representada en la mayoría de las profesiones emergentes. Esta brecha es más pronunciada en nuestro segmento laboral de «informática en la nube», donde solo el 12 % de los profesionales son mujeres. La situación apenas mejora en «ingeniería» (15 %) y «datos e IA» (26 %), aunque las mujeres sí superan a los hombres en dos segmentos de rápido crecimiento: «producción de contenidos» y «pueblos y culturas».

Según los datos presentados, esta realidad refleja la intención de los líderes de abordar la brecha de género en el futuro con dos retos clave. El primero y más obvio es que hay que hacer más para proporcionar a las mujeres las competencias que necesitan para desempeñar los puestos de trabajo más demandados. De hecho, no hacerlo así tiene un coste económico, ya que la escasez de competencias en estas profesiones frena el crecimiento económico.  

El segundo seguramente es más complejo. Según los datos presentados, aun en los casos en los que las mujeres cuentan con las competencias demandadas, no siempre están representadas por igual. En ciencia de datos, por ejemplo, el 31 % de las personas que poseen las competencias pertinentes son mujeres, aunque solo el 25 % de los puestos están ocupados por mujeres. Del mismo modo, no existe brecha de género en cuanto a competencias de especialistas digitales, pero solo el 41 % de estos empleos están ocupados por mujeres.  

Estos datos apuntan a tres estrategias clave que es preciso seguir para integrar la igualdad de género en la fuerza laboral del futuro: velar por que las mujeres obtengan competencias técnicas disruptivas, ya sea mediante capacitación o reciclaje; potenciar la diversidad en la contratación; y crear culturas laborales inclusivas.  

La brecha de género global en 2020  

Los países nórdicos siguen a la cabeza de la paridad de género. Islandia (87,7 %) sigue siendo el país con mayor igualdad de género, seguido de Noruega (2º, 84,2 %), Finlandia (3º, 83,2 %) y Suecia (4º, 82,0 %). El resto de economías que ocupan los diez primeros puestos son Nicaragua (5º, 80,4 %), Nueva Zelanda (6º, 79,9 %), Irlanda (7º, 79,8 %), España (8º, 79,5 %), Ruanda (9º, 79,1 %) y Alemania (10º, 78,7 %).  

Entre los países que más han mejorado este año se encuentran España en Europa Occidental, Etiopía en África, México en América Latina y Georgia en Europa Oriental y Asia Central. Todos estos países han subido más de 20 puestos en la clasificación, sobre todo gracias a sus avances en la dimensión de empoderamiento político.

Europa Occidental es la región que obtiene mejores resultados por 14º año consecutivo. Con una puntuación media de 76,7 sobre 100, esta región ha reducido ya el 77 % de su brecha de género, y sigue mejorando desde la última edición. Al ritmo actual, Europa Occidental tardará 54 años en cerrar la brecha. En esta región se encuentran los cuatro países del mundo donde la igualdad de género es mayor: Islandia (87,7 %), Noruega (84,2 %), Finlandia (83,2 %) y Suecia (82,0 %), así como uno de los países que más han mejorado este año (España, 8o).  

La región de Norteamérica agrupa a Estados Unidos (72,4 %, 53º) y Canadá (77,2 %, 19º). Ambos países se han estancado, especialmente en términos de participación y oportunidades económicas. Al ritmo actual, esta región tardará 151 años en cerrar la brecha.

La región de Europa Oriental y Asia Central ha reducido el 71,5 % de su brecha de género hasta la fecha, con una pequeña mejora con respecto al año pasado. En estos momentos se calcula que tardará 107 años en cerrar por completo la brecha de género. Esta región ha eliminado totalmente su brecha educativa y ha mejorado el empoderamiento político de la mujer, aunque la brecha solo se ha reducido en un 15 %. 21 de los 26 países de esta región la han reducido al menos en un 70 %, y el país mejor colocado, Letonia (11o), ha reducido el 78,5 % de su brecha.

La región de América Latina y el Caribe ha reducido el 72,1% de su brecha de género hasta la fecha, registrando un avance del 1 % con respecto al año pasado. Al ritmo actual, esta región tardará 59 años en cerrar la brecha de género. La mejora más notable se observa en la dimensión de empoderamiento político, donde se reduce la brecha en un 5 %. Encabezados por Nicaragua, que ha reducido el 80,4 % de su brecha (5o), 15 de los 24 países incluidos en el informe han mejorado sus puntuaciones totales. Entre los países que más han mejorado está México, que ha reducido su brecha de género a razón de un 3,4 % interanual.   

La región del África Subsahariana ha reducido el 68,0 % de su brecha de género hasta la fecha. Esto supone un importante avance desde la última edición, que obliga a revisar a la baja el tiempo que tardará en cerrar la brecha de género, que en estos momentos se estima en 95 años. En esta región se encuentra uno de los diez primeros países del mundo, Ruanda (9o), mientras otros 21 países han mejorado sus resultados con respecto al año anterior, entre los que destaca Etiopía (82o), uno de los que más han mejorado este año en todo el mundo.   

La región de Asia Oriental y el Pacífico ha reducido el 69 % de la brecha de género total. Si esta región mantiene el mismo ritmo de mejora que en el periodo 2006-2019, y en función de la brecha actual, será la que más tarde en cerrar la brecha de género, otros 163 años. La región ha mejorado en tres de las cuatro dimensiones de la brecha de género y es la única que ha ensanchado la brecha en empoderamiento político (ha reducido un 16 % hasta la fecha). El país que mejores resultados obtiene es Nueva Zelanda (6o), que ha reducido el 79,9 % de su brecha, seguido de Filipinas (16o) con un 78,1 % y Laos (43o) con un 73,1 %.

La región de Asia Meridional ha reducido su brecha de género en dos terceras partes. Se trata de la región con la segunda brecha de género más grande, pese a que se ha reducido un 6 % en los 14 últimos años. Si continuase el ritmo de progreso de los 15 últimos años, tardaría 71 años en cerrar su brecha. Sin embargo, en contraste con el resultado total, la brecha de esta región en participación y oportunidades económicas aumenta este año. Bangladesh (50o) se sitúa a la cabeza de la región, mientras que el segundo clasificado, Nepal, queda bastantes puestos por detrás (101º).  

La región de Oriente Próximo y Norte de África obtiene la puntuación más baja (61,1 %) pese a haber reducido su brecha en un 0,5 % desde el año pasado. Suponiendo que siga progresando a este ritmo, tardará unos 150 años en cerrar su brecha de género. Los dos países mejor clasificados de esta región son Israel (64o) con una reducción del 71,8 % hasta la fecha, y Emiratos Árabes Unidos (120o), con una puntuación del 65,5 %. 15 de los 19 países de esta región se clasifican por debajo del puesto 130o.

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