Los incendios en Australia y la negación de la crisis climática

15.01.2020 | Cambio Climático

Los trágicos incendios de Australia pusieron en entredicho su estrategia de cambio climático y su política energética. Las responsabilidades del Gobierno y el rol de las empresas. 


La prolongada temporada de incendios forestales en Australia está causando estragos entre las comunidades, con 8.400 millones de hectáreas arrasadas y la consiguiente pérdida de vidas humanas, hogares y medios de subsistencia, además de cobrarse la vida de mil millones de animales.

El Consejo de Seguros de Australia estima que el costo relacionado con reclamaciones de indemnización supondría 481 millones de USD, y podría todavía aumentar significativamente. La temporada de incendios durará aún varios meses antes de que lleguen las lluvias.

La consultora Moody's Analytics ha estimado que los costos económicos superarán los 3.000 millones de USD que costaron los incendios registrados durante el 'sábado negro' en 2009.

En 2008, el prestigioso informe Garnaut Climate Change Review anticipó con asombrosa precisión que "las temporadas de incendios comenzarán antes, terminarán más tarde y serán más intensas. Este efecto se incrementará con el tiempo pero resultará ya directamente observable en 2020". 

Jefes de bomberos de toda Australia han venido reclamando más medidas para la mitigación de incendios, advirtiendo que a menos que el país se dote con su propia flota de aviones cisterna, su capacidad para combatir los incendios se quedará corta. Tales advertencias fueron desestimadas por el Gobierno australiano, calificándolas de activismo climático.

El primer ministro, Scott Morrison está enfrentando duras críticas por minimizar el papel del cambio climático. De hecho, para la mayoría de las ONG de medio ambiente de Australia,  no se puede decir que el gobierno australiano esté haciendo mucho por mitigarlo. Las emisiones de Australia han ido aumentado durante cuatro años y el Gobierno no tiene un plan eficaz para revertir esta tendencia. Morrison se negó durante mucho tiempo a vincular el cambio climático con estos incendios de alta intensidad pero es evidente que el Gobierno australiano debe tomar medidas serias e inmediatas para reducir las emisiones.

"Australia es un país desarrollado con un Gobierno negacionista respecto al cambio climático y que defiende a ciegas los intereses corporativos y la ambición desmedida. Se ha negado y continúa negándose a tomar las medidas reclamadas por expertos del clima y de la seguridad contra incendios. La reconstrucción costará miles de millones de dólares, repercutiendo en los medios de subsistencia de la población durante varios años, sin contar con los problemas de salud ocasionados por la toxicidad del aire, que supondrán una importante carga durante décadas, tanto para las personas como para el sistema de salud (Medicare). La CSI se solidariza con las familias trabajadores de Australia", indicó Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.

"Los trabajadores de los servicios de emergencias y voluntarios en sus comunidades se sitúan en primera línea, defendiendo a la población, sus hogares y la infraestructura comunitaria. Les extendemos nuestro más profundo agradecimiento por sus esfuerzos y su valor. Son auténticos héroes. El mundo se enfrenta a una emergencia climática y nos queda muy poco tiempo. Los Gobiernos, incluyendo el de Australia, deben comprometerse para reducir sus emisiones, con Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (CDN) renovadas con vistas a la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático que tendrá lugar en Glasgow en noviembre de 2020", indicó Sharan Burrow.

En 2019 Australia fue el segundo mayor exportador de carbón del mundo (tras haber liderado la exportación entre los años 2014-2018). El carbón es uno de los principales causantes del cambio climático y éste está agravando las temporadas de incendios forestales, tanto en Australia como en el resto del planeta. Así se evidenció en numerosos incendios durante 2019, con un enorme impacto para las personas, el medioambiente y el clima global, de acuerdo con Greenpeace. 

Ya no es suficiente con apagar los incendios. Según Mónica Parrilla, responsable de incendios en Greenpeace España, “cada vez serán más un problema de emergencia y seguridad para la población y los seres vivos en general. Son la parte más visible de la emergencia climática. Ante esta nueva era de incendios de alta intensidad, en un territorio cambiante por el calentamiento global, se requieren nuevas soluciones basadas en la gestión de nuestros bosques y en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que eviten el agravamiento de olas de calor y sequías que aumentan la inflamabilidad de nuestros bosques. Hoy es Australia, mañana puede ser otra zona del planeta”. 

El líder del partido liberal  y presidente del capítulo australiano del WBCSD, John Hewson apenas tres meses atrás criticó la urgencia que mostraba el gobierno por cumplir las metas de reducción de emisiones de carbono y dijo preferir una solución vinculada al mercado de carbono en la agricultura regenerativa. 

En 2012, el gobierno laborista de Australia emprendió un programa de límites máximos y comercio que básicamente estableció un precio al carbono de de 23 dólares por tonelada. Las emisiones se redujeron a nivel nacional, pero el programa fue blanco de críticas por parte de grupos industriales y de votantes. El Partido Liberal, que es más conservador que el laborista, eliminó el programa cuando llegó al poder en 2013.

Australia ahora tiene un programa más laxo en materia de precios al carbono, en el cual las grandes industrias contaminantes que rebasen cierto nivel de emisiones pueden comprar créditos al carbono para compensarlo. En 2017, solo unas cuantas empresas, incluyendo varias minas de carbón, compraron esos créditos; gastaron alrededor de 6 millones de dólares. Australia incumple  sus metas generales de reducción de emisiones desde 2017. 

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