La mayoría de los dirigentes al frente de grandes compañías en Estados Unidos y Europa han pasado por los mejores programas MBA del mundo. Pero ni la educación de élite ha podido evitar decisiones al margen de la moral y la ética empresarial. Ahora, las escuelas de negocio entonan el mea culpa y se hacen las preguntas inevitables: "¿cuál es nuestra parte de culpa?, ¿en qué hemos fallado?". La visión de los antiguos alumnos demuestra que algo no funciona. Domingo H., de 33 años, cursó en 2003 un MBA en una de las tres principales escuelas del país. Hoy es directivo en una multinacional tecnológica. "En un año entero de formación, nunca oí hablar de ética.Asignaturas de responsabilidad social corporativa, ética e impacto social de la gestión empresarial se vienen impartiendo desde hace años. Sin embargo, dado el vergonzoso derrumbe financiero, las materias parecen haber caído en saco roto."Es como una burbuja, pierdes el sentido de la realidad. Muchos alumnos sólo quieren conseguir más y más cosas, mejor salario, mejor trabajo... Acabas pagando por los contactos y no por los conocimientos", dicen antiguos alumnos. Se habla de seguir una sencilla regla: "si tus decisiones no se pueden publicar en la portada de un periódico, algo va mal".