Las mujeres ocupan más del 60% de los empleos en el sector de las tecnologías pero son relegadas a los niveles menos calificados
Un reportaje recién publicado por la OIT destaca el papel relegado que tienen las mujeres en el campo científico y tecnológico. Representan menos del 30 por ciento de todos los investigadores de ciencias y tecnología en la mayoría de los países OCDE. Las actitudes tradicionales, así como la discriminación directa e indirecta, constituyen para la OIT obstáculos al progreso.
En un reciente reportaje de la OIT se destaca el papel relegado que están teniendo las mujeres en el campo científico y tecnológico.
Según el manual realizado por Claude Akpokavie, de la Oficina de Actividades para los Trabajadores (ACTRAV) de la OIT, las mujeres tienden a estar demasiado representadas en las humanidades y en las ciencias sociales, y poco en las ciencias y la tecnología.
El reportaje comparte los resultados de un informe de la OCDE (“Género y Desarrollo Sostenible, maximizar el papel económico, social y ambiental de las mujeres”), publicado hace unos años, en donde se mostró que las mujeres obtienen más de la mitad de los títulos universitarios en los países OCDE, pero reciben sólo un 30 por ciento de los diplomas en ciencias y tecnología.
“El porcentaje de licenciadas que se dedican a la investigación científica es aún menor, representan menos de 30 por ciento de todos los investigadores de ciencias y tecnología en la mayoría de los países OCDE, y sólo 12 por ciento en Japón y República de Corea”, afirmó la Directora de la Oficina para la Igualdad de Género de la OIT, Jane Hodges.
Para Hodges, la disparidad entre hombres y mujeres en este ámbito está relacionada con la asignación de los roles y las actitudes de género arraigadas en diversas sociedades, las cuales incitan a las muchachas a seguir materias más “suaves”. Esto puede ser constatado tanto en el mundo en desarrollo como en el desarrollado.
“Es mucho menos probable que las muchachas estudien ingeniería o informática o ciencias físicas”, explicó. “Los estereotipos femeninos representan a las niñas como menos interesadas o capaces en ciertas materias, como matemáticas o ciencias. Esto, inevitablemente reduce su acceso a empleos con mejores salarios o mercados laborales que pueden ofrecer mayores oportunidades”.
Sin embargo, de acuerdo con Hodges, cuando se estimula la participación en los estudios científicos bajo condiciones de igualdad, las niñas sobresalen.
Las mujeres que optan por enseñar ciencias a nivel universitario también pueden encontrar obstáculos en su promoción profesional. En los últimos años, han sido publicados diversos artículos sobre políticas discriminatorias y evidentes desigualdades de género en un número de países en todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, China, Irán y países del Oriente Medio. Un ejemplo se da en Estados Unidos donde, a partir de un estudio realizado por la Universidad de Yale, se demostró que las licenciadas en ciencias eran víctimas de discriminación cuando solicitaban cargos de investigación.
Hodges señala que es esencial que las mujeres que trabajan en el ámbito de la ciencia y la tecnología no sean relegadas a los niveles menos calificados. “Aún cuando las mujeres ocupan más de 60 por ciento de los empleos en el sector de las tecnologías de la comunicación en los países OCDE, sólo entre 10 y 20 por ciento de ellas son programadoras informáticas, ingenieras, analistas o diseñadoras de sistemas. La educación y la formación profesional – así como un cambio en las actitudes – son indispensables para garantizar que las mujeres no queden rezagadas”, concluyó el reportaje.