Buscan regular los “bienes verdes” y reducir sus impuestos
Representantes de 13 países industrializados, que generan 90 por ciento del comercio actual en productos ecológicos, se reunieron en Ginebra para regular el creciente comercio de “bienes verdes” en el marco de la OMC. El debate genera polémica por los productos que serían incluidos en la lista ya que una definición difusa podría encubrir una liberalización de este mercado con resultados no tan positivos. Costa Rica es el único país de América Latina que se sumó al lanzamiento de la negociación comercial de bienes ambientales.
El Acuerdo de Bienes Ambientales que se realiza bajo la órbita de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tienen lugar entre Estados Unidos, la Unión Europea, China, Australia, Japón y otros, en torno a una lista inicial de 54 categorías de productos, acordadas en 2012 por el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, en inglés).
Los países de APEC pretenden reducir los aranceles de estos productos a menos de cinco por ciento en 2015.
Según organizaciones sociales de EE.UU., se necesita definir qué constituye un ‘bien ambiental’ ya que hay muchos de los productos que se están considerando en realidad son dañinos para el ambiente. “Esa estrategia refiere a eliminar aranceles de una lista de productos que supuestamente benefician al ambiente. Pero aún no existe una definición de lo que realmente constituye un ‘bien ambiental’, y muchos de los productos que se están considerando en realidad son dañinos para el ambiente”, sostuvo Ilana Solomon, directora del Programa de Comercio Responsable de Sierra Club, una de las organizaciones ecologistas más influyentes de Estados Unidos. “Pensamos que el incremento del comercio de productos beneficiosos para el medio ambiente, así como su uso, es muy importante. Pero tenemos muy serias inquietudes sobre la estrategia que adopta la OMC”.
La lista también excluye a los países menos desarrollados, ya que solo Costa Rica participa de las negociaciones principalmente entre economías industrializadas y de ingresos medios. “Un país en desarrollo puede querer… su propia industria de…. paneles solares o turbinas de viento. Pero los aranceles bajos o nulos podría impedir su capacidad para desarrollar industrias autóctonas de energía renovable nacionales”, señaló Solomon, de Sierra Club.
Se cuestiona de que este proceso podría implicar una liberalización solapada. Una carta reciente de Michael Froman, el principal funcionario comercial de Washington, solicitó a la Comisión de Comercio Internacional de este país que investigue el impacto potencial de la liberalización del comercio en torno a los bienes ambientales.“Ante la falta de una definición universalmente aceptada de ‘bien ambiental’, solicito que, a los efectos de su análisis, la Comisión se refiera a los elementos que figuran en la lista adjunta a la presente carta”, escribió Froman entonces.
Esa lista, de 34 páginas, contiene cientos de artículos que no están en la lista de APEC y que abarcan desde productos naturales (miel, aceite de palma, urea, fibras de coco, bambú), técnicos (tuberías y envolturas, de los tipos utilizados para la extracción de petróleo y gas) y hasta aparentemente aleatorios (aspiradoras, cámaras).
“Esto parece sugerir que este ejercicio no refiere a la protección ambiental, sino más bien a la expansión del modelo actual de libre comercio, un intento solapado de lograr la liberalización de una amplia gama de productos”, finaliza Salomon.