“Llevamos 25 años de reporte voluntario y nos vamos a mover a un escenario obligatorio”

09.03.2023 | Entrevistas

Así lo afirma Andrea Pradilla, Directora para Latam del GRI. Las principales novedades de los nuevos Estándares GRI, el posicionamiento de GRI con respecto al enfoque de doble materialidad, el impacto del movimiento ESG en el mundo de los reportes, por qué la estrategia de comunicación de una empresa no puede estar resumida a su reporte de sostenibilidad, y las lecciones para América Latina de la legislación europea sobre reporte de información no financiera, fueron algunos de los temas abordados en la entrevista.


¿Cuáles son las principales novedades de los nuevos Estándares GRI que entraron en vigor en enero de 2023?

Esta pregunta quiero abordarla respondiendo tres preguntas ¿Qué cambió, cómo y por qué?

Voy empezar con el “por qué”. La revisión de los Estándares Universales se vio motivada porque observamos que estaban teniendo lugar muchos avances en el campo de desarrollo sostenible, de elaboración de memorias de sostenibilidad, y vimos la necesidad de integrar de manera más profunda los conceptos de Conducta Empresarial Responsable y las discusiones de Empresa y Derechos Humanos.

En concreto, los Estándares GRI fueron revisados para poder reflejar las expectativas de esa Conducta Empresarial Responsable que ya venía siendo establecida en instrumentos de carácter intergubernamental, como los Principios Rectores sobre Empresa y Derechos Humanos, y las Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales.

Entonces, con ese “por qué” nos pusimos como objetivo poder incluir información obligatoria sobre Derechos Humanos para todas las organizaciones informantes.

Antes se hacía un análisis de materialidad para determinar si había o no aspectos relacionados con los Derechos Humanos que fueran críticos para la operación. El cambio grande acá está en que ya no es necesario hacer un test de materialidad, porque partimos del supuesto de que todas las organizaciones tienen impactos en derechos humanos que deben ser reportados y no admiten test de materialidad.

El segundo gran objetivo era poder integrar esa información que está siendo producida a las discusiones de debida diligencia, que tuviéramos un camino dentro de los Estándares Universales alrededor de la debida diligencia.

Y el tercer gran objetivo que nos planteamos era poder ser más claros sobre algunos conceptos, poder ser más precisos frente a los Principios y facilitar un poco la navegación del instrumento como tal para que pudiera eso reflejar la Conducta Empresarial Responsable, y que eso nos pudiera permitir a nosotros fomentar que los reportes fueran más pertinentes y exhaustivos donde deben serlo y, en general, facilitar el uso del Estándar GRI.

¿Qué cambió? Aquí ya entramos en el “qué”. Se ha revisado la estructura y el lenguaje de los Estándares para que cuando tú entras y miras, sepas claramente qué debes reportar, y se agruparon los contenidos de forma más coherente. Ese fue el primer gran cambio.

El segundo es que se revisaron los conceptos clave, que era una de las motivaciones para facilitar qué conceptualizar. A veces es lo más obvio pero también es lo más difícil. Es por eso que los Estándares Universales 2021 te definen impacto, tema material, grupo de interés y debida deligencia. Y con base en esas definiciones desarrolla qué es lo que tienes que reportar. Ese fue el segundo gran cambio.

El tercer gran cambio es que los Principios de Reporte, que en la versión anterior eran de “contenido y calidad”, se centran ahora únicamente hacia la calidad de la presentación de la información, y su cumplimiento es fundamental para reportar “de conformidad”. En GRI esto es obligatorio.

Se han desarrollado, además de estos tres grandes cambios, nuevas orientaciones que permiten que una empresa o una organización reportante pueda llegar a los temas materiales desde la debida diligencia.

Se han creado también nuevas revelaciones o divulgaciones que permiten que las empresas ahora puedan reportar esos compromisos políticos que están relacionados con Conducta Empresarial Responsable, incluido el tema de derechos humanos, y cómo está integrado en la organización. Y eso lo van a ver reflejado en los contenidos generales. Es decir, de obligatoriedad porque tienen que ser reportados.

Hay también un cambio un poco más práctico, y es que antes se podía reportar de manera “esencial o exhaustiva”. Pero a partir de ahora solo hay una manera de respuesta, que es de “conformidad con los Estándares GRI”. Todo lo que no sea de conformidad se conoce como “referenciando los Estándares GRI”, es decir que utilizas algunos componentes del Estándar pero no lo estás haciendo “de conformidad” con los Estándares GRI.

Otro de los cambios es que se revisaron algunos de los contenidos generales. Esto es importante en Latinoamérica para que las empresas tengan más claridad sobre qué tienen que reportar frente a cómo se está elaborando el reporte.

Y el último de los cambios, que se relaciona un poco con el “cómo”, es que a partir de 2021 pasamos a tener un sistema. Nuestros Estándares son un sistema compuesto de tres grandes elementos, que son los Estándares Universales que ya existían, los Estándares Temáticos que también ya existían, y aparecen los Estándares Sectoriales que nos habían pedido mucho los grupos de interés.

Con respecto a los Estándares Sectoriales tenemos un plan para trabajar con 40 sectores, y ya tenemos disponible para el público y para los grupos de interés los de Petróleo, Gas & Carbón, Agricultura, Pesca & Acuicultura, y tenemos disponible en este momento para consulta o borrador el de Minería. También estamos preparando el Grupo de Trabajo para Banca, Seguros & Administración de Activos.

Todos esos son, en términos generales, los principales cambios de la nueva versión.


¿Cuál es el posicionamiento de GRI con respecto al enfoque de doble materialidad?

Lo que estamos observando en GRI frente a la doble materialidad es que responde a una tendencia mundial.

La doble materialidad es la tendencia a crear un régimen global de información empresarial que se basa en una estructura de información de dos pilares, y un conjunto básico de normas comunes para cada pilar en pie de igualdad.

Esto quiere decir que para entender cómo está una empresa va a haber un pilar con un reporte corporativo que va a tener a su vez dos pilares: un informe de sostenibilidad, donde el enfoque tiene que mostrar todas las repercusiones e impactos que una empresa tiene en la sociedad, el medio ambiente y la economía, y por lo tanto su contribución positiva y negativa al desarrollo sostenible; y al mismo tiempo otro pilar de información financiera reforzada conectada con el impacto en el desarrollo en el desempeño financiero de una empresa asociado a las implicaciones de los asuntos de sostenibilidad.

Partiendo de que ese va a ser el régimen de información, la doble materialidad se convierte en ese principio rector para elaborar un reporte corporativo, donde cada enfoque va a ser esencial ,pero no hay uno más importante que el otro para que tú realmente puedas tener una visión integral de lo que está haciendo una empresa.

Eso va a ser muy positivo desde el punto de vista de la maduración empresarial y también desde el punto de vista de los impactos, tanto financieros como en el desarrollo sostenible. Porque las empresas van a tener que considerar la materialidades de esas dos perspectivas. De hecho, Latinoamérica ya hay algunas haciéndolo.

Van a tener que mirar el impacto económico, medioambiental y social de esas actividades en todos sus grupos de interés y en el contexto más amplio. Pero, al mismo tiempo, cómo esas cuestiones ambientales, sociales y económicas impactan el valor de la empresa desde el punto de vista financiero. Cada dirección de la doble materialidad debe considerarse por derecho propio. Esta es nuestra posición: que sea material de los dos lados para que realmente sea material.

Puede que yo tenga escenarios donde un asunto es material desde el punto de vista del impacto, así como desde el punto de vista de la información financiera. Puede que yo tenga aspectos de mi gestión que sean solo materiales desde el impacto y otros que solo sean materiales desde la información financiera. Por eso deben considerarse cada una por derecho propio. Y no estamos buscando acá que haya una convergencia de las dos perspectivas para considerar un asunto o no material.

A lo que nos imaginamos que vamos a llegar es que tanto estándares financieros como de sostenibilidad deban desarrollarse y regirse por derecho propio.


¿Cómo cree que está impactando el movimiento ESG en el mundo de los Reportes de Sostenibilidad?

Acá lo que tenemos es una evolución del concepto y la llegada de un actor. Un actor que dice “voy a darle una mirada a criterios ambientales y sociales, y ver cómo eso puede impactar en mis decisiones de inversión y ASG”.

Al final este boom del movimiento ASG para mí indica que efectivamente el inversionista y la comunidad de inversión llegó a sentarse a la mesa, donde es un actor más de la sostenibilidad que está al igual que todos los demás actores construyendo un conocimiento, formándose una opinión, que le va a permitir tomar unas acciones y entablar un relacionamiento diferente con unas empresas.

Ello en el mundo de los reportes de sostenibilidad ha aumentado el interés en general sobre la información reportada, porque en la medida en que los inversionistas llegan a la discusión una de las primeras cosas que viven es “no tengo la información que necesito” y ahí empiezan a preguntar.

En esa medida ha habido un aumento en el interés y en las discusiones, porque esto era un tema que de pronto se trataba sólo en eventos de nicho, y ahora lo ves en todo tipo de eventos. Por eso ha fortalecido, en mi modo de ver, la necesidad de contar con datos confiables y de calidad, lo que ha generado también un boom de proveedores de servicios alrededor de esto, y ha evidenciado la necesidad de generar capacidad en la comunidad de inversión de entender esa información. Es decir, hay un interés, hay muy buenas preguntas, y están en el proceso de desarrollar esta capacidad para hacer uso de esa información.

Creo que además la llegada del movimiento ASG al mundo de los reportes de sostenibilidad ha evidenciado dilemas reales frente al impacto y los temas ASG. Porque si las empresas y sus reportes ya estaban muy evolucionadas seguramente habrán podido migrar más fácil en términos de materialidad financiera. Pero para las empresas que estaban rezagadas habrá sido un dilema.

Creo, además, que esto ha elevado la discusión para que más consejos directivos, juntas de administración y directorios la integren en sus conversaciones. Porque hay mayor demanda para conectar las acciones de sostenibilidad a una estrategia de negocio.

Y para mí el último de los impactos, que creo que es el más importante, es que ha empujado la regulación a nivel mundial, que está volviendo al tema obligatorio.


¿Considera que los Reportes de Sostenibilidad se volverán muy técnicos en detrimento del aspecto comunicacional que actualmente tienen?

Yo creo que siempre debieron ser técnicos. Porque si tú te apegas a un Estándar como el del GRI,  eso es muy técnico.

¿Qué reto tienen? Yo creo que es un reto convertido en una oportunidad extraordinaria. Y es que van a permitir que te aproximes a la gestión de sostenibilidad con el mismo rigor con que te aproximas a la gestión financiera. Y será labor de los departamentos de comunicación, y de los líderes que comunican la información, traducir eso a los distintos grupos de interés.

Nosotros siempre hemos dicho en GRI que la comunicación no es solo un reporte. Ese es el componente más profundo de la gestión de una empresa, pero es el menos frecuente. Y no puede la estrategia de comunicación de una empresa estar resumida a su reporte.  

Lo interesante va a ser que esto abre un nuevo escenario donde una empresa que tiene información muy técnica, por ejemplo de Emisiones de Alcance 3 o de incidentes en Derechos Humanos, va requerir una aproximación estratégica del área de Comunicaciones y de las áreas encargadas de los impactos de entender quién necesita tener esa información, cómo debo entregarle esa información, y para qué quiero que tengan esa información. Y no creo que necesariamente vayan a ser menos comunicacionales. Creo que van a exigir una aproximación mucho más estratégica de los y las comunicadoras a cargo de los temas de sostenibilidad.


¿Qué puede aprender América Latina de la legislación europea sobre reporte de información no financiera?

La primera es que haberse apegado a GRI fue una buena idea. Porque la Unión Europea no puede estar más cercano al enfoque de doble materialidad. Y desde muy temprano invitó al GRI a ser co-constructor.

Creo que América Latina es como si hubiera sido un visionario y un pionero. Porque América Latina siempre ha sido de las regiones que más utiliza GRI.

Lo que propone GRI es que hables con grupos de interés, que te hagas preguntas incómodas, que te comprometas a mejorar.

Hace sentido en este contexto para el empresariado, y hace que de alguna manera conecte con lo que Europa quiere lograr a través de su regulación. En esa medida hay un punto de partida de haber instaurado unas culturas de reporte tempranas que van a ser importantes. Para mí ese eso ha sido un aprendizaje no menor. Y el tener una cultura o experiencia en GRI va a facilitar el compliance sin duda alguna.

Europa, con sus reguladores, toma la decisión de apostarle a la doble materialidad, habiendo podido apostarle únicamente a la materialidad financiera. Es la apuesta a la doble materialidad para el reporte financiero y para el reporte corporativo.

Yo creo que al hacer esa apuesta, mi mensaje a los reguladores latinoamericanos es que este continente sí que necesita doble materialidad, sí que necesita que la empresa se piense desde el impacto. Por supuesto que es fundamental que se piense cómo el contexto lo impacta en materia financiera, sin duda alguna. Pero esto es Latinoamérica, el continente más desigual del mundo. Entonces un regulador no puede limitarse a pensar únicamente en que hará a mis empresas más financieramente viables. O, si decide hacerlo, tendrá que hacerlo desde el punto de vista de tener empresas que fueran capaces de identificar el impacto en su contexto.

Además, no es menor que la Unión Europea le haya apuntado a la doble materialidad y ha sido valiente en ese sentido. Y creo que hay una oportunidad inmensa para Latinoamérica en este sentido.

Mi tercer recomendación es que se trabaje desde los Estándares, es decir, que no tengamos la tentación de hacerlo en Latinoamérica, de crear un Estándar propio bajo la idea de que acá las cosas funcionan distinto, o porque suena muy europeo, o muy americano, etc. No hay que hacer eso. Hay que tomar ejemplo de las normas internacionales de información financiera y pegarse a esas políticas mundiales y adaptarlas a lo que haga sentido en contexto.
 
La cuarta de las lecciones, a mí es entender, es la importancia de la gradualidad. Que entendamos que esto va a ser un proceso donde van a cambiar la manera de medirse las cosas, y que tiene que haber gradualidades de cómo se va a hacer la supervisión, cómo se van a hacer las verificaciones, cómo serán las auditorías, como serán las sanciones. Acá estamos todos en una curva de aprendizaje. Porque llevamos 25 años de reporte voluntario y nos vamos a mover a un escenario obligatorio. Y tiene que haber humildad y reconocimiento de todos los actores de que esto es un proceso nuevo de aprendizaje.

Y la última, es que convirtamos esta regulación en una oportunidad para Latinoamérica, que tiene unas muy buenas tasas de reporte. En Latinoamérica hay muchos problemas, no lo desconozco, pero también hay una cultura interesante de medirse y de contar las cosas, y hay que construir sobre lo que está construido, y no ver esto como algo se volvió obligatorio, sino cómo lo potenció aún más.

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