El rol de la educación financiera en la recuperación pos-COVID
El Centro para la Educación y Capacidades Financieras de BBVA ha publicado ‘2021 EduFin Position Paper’, un documento que representa su posición sobre el estado actual de la educación financiera a nivel global. Este informe destaca el papel de la educación financiera y sus desafíos para contribuir a una sociedad más sostenible en la fase de recuperación pos-COVID. La digitalización y la inclusión financiera serán claves, según dicho estudio.
El objetivo de ‘2021 EduFin Position Paper’ no es dar soluciones concluyentes a los retos que se presentan en el sector, sino señalar las áreas de acción clave para los próximos años y ofrecer recomendaciones básicas para los actores que deseen involucrarse en el campo de la educación financiera, tanto en ámbitos públicos como privados.
‘2021 EduFin Position Paper’ nace de un proceso de reflexión y debate realizado por el Centro para la Educación y Capacidades Financieras de BBVA que, a raíz de la irrupción de la crisis del COVID-19, planteó una pregunta inicial: ¿Cómo puede contribuir la educación financiera a una recuperación sostenible e inclusiva?
A partir de esta cuestión, el centro ha elaborado un documento para establecer su posición sobre el estado actual de la educación financiera y su papel en el mundo pos-COVID. Para su elaboración, se ha basado en estudios y entrevistas con los más reputados expertos internacionales en la materia.
El informe concluye que la inclusión y educación financiera, la digitalización, el desarrollo sostenible, la cooperación entre los actores implicados y la mejora de la salud financiera, son los principales retos en materia de educación financiera. En ese sentido, las cinco principales conclusiones de este documento son:
- Inclusión financiera y educación financiera son elementos clave para una recuperación más inclusiva. La educación financiera puede ser una herramienta muy útil a la hora de construir una sociedad más resiliente, puesto que ayuda a las personas a adquirir la capacidad de utilizar los recursos y servicios financieros, cumplir con sus obligaciones financieras y reducir los efectos de los ‘shocks’ económicos, sobre todo cuando se trata de personas que sufren las consecuencias de la exclusión financiera.
- La pandemia ha acelerado la adquisición de tecnología, así como la digitalización de las finanzas. Mejorar el nivel de educación financiera digital puede resultar clave para reducir la brecha digital y mejorar el acceso a productos y servicios financieros digitales. Resulta especialmente importante para algunos grupos de población.
- La crisis ha puesto de relieve la importancia de contar con una buena salud financiera. El dinero es la primera causa de estrés en las personas. Por ello, la salud financiera, además de afectar a las finanzas, impacta en la salud física y el bienestar social de los ciudadanos. Empoderar financieramente a la sociedad a través del conocimiento y el desarrollo de capacidades financieras, puede ayudar a mejorar la salud financiera y lograr el bienestar financiero.
- Impulsar el desarrollo sostenible se presenta como una oportunidad sin precedentes. La educación financiera contribuye a que todos tomemos mayor conciencia sobre la urgencia del problema del cambio climático en la sociedad y puede favorecer la adquisición del conocimiento necesario para integrar la sostenibilidad en nuestras decisiones financieras personales y poder así ser parte del cambio a través del acceso a las finanzas sostenibles.
- La cooperación de todas las partes interesadas es imprescindible para lograr una sociedad más sostenible e inclusiva. Inclusión financiera, digitalización y educación financiera son facilitadores clave para el crecimiento inclusivo y recuperación sostenible. Los desafíos que se presentan tras la pandemia, requieren una respuesta coordinada a través del desarrollo de políticas que incrementen la resiliencia de forma estructural. El éxito en la implementación de las estrategias nacionales pasa por “identificar de forma clara los roles y responsabilidades compartidas de todos los actores relevantes de acuerdo su experiencia, fortalezas y recursos”. La contribución del sector privado es importante, pero generalmente se reduce a la implementación de programas sin participación en el diseño o coordinación de las estrategias financieras nacionales. Además de aportar recursos económicos, el sector privado también puede contribuir con su experiencia, facilitando el acceso a los consumidores, diseñando productos digitales para todos los públicos y estando presente en los momentos más adecuados para el aprendizaje de sus clientes.
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