La conferencia anual sobre el clima concluyó en Polonia con demoras y pocas ambiciones
Cerca de 23,000 delegados se reunieron en la ciudad carbonífera de Katowice para definir el manual operativo necesario para poner en vigencia el Acuerdo de París en 2020. Si bien se logró la aprobación del reglamento, éste demoró en salir y el cierre planificado para el viernes se extendió hasta el sábado por la noche, después de dos semanas de conversaciones llenas de tensión.
Para muchos el reglamento aprobado deja mucho que desear en términos de acción y ambición climática. El punto de mayor enfrentamiento fue reconocer e incluir una referencia específica al reporte especial del IPCC sobre 1.5ºC que salió en octubre de este año e indica el nivel de urgencia que los países deben aplicar para evitar las peores consecuencias del Cambio Climático y propone subir la ambición de la meta del Acuerdo de París de 2ºC a 1.5ºC.
Para Greenpeace, el resultado final de Katowice sabe a poco ya que si bien incluyó sugerencias sobre la necesidad de compromisos climáticos más ambiciosos antes de 2020, deja a mucho que desear por la falta de un lenguaje más contundente. Su Directora Ejecutiva, Jennifer Morgan, estuvo presente en la cumbre del clima y destacó que la “grave advertencia de los mejores científicos del mundo deberían haber llevado a mucho más ambición. Cuestionó la “falta de liderazgo de la presidencia polaca (de la cumbre)”, ya que la negociación tuvo que ser finalmente “salvada” por los negociadores de Naciones Unidas. Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, se hizo presente en dos ocasiones en la Cumbre, aunque la que más llamó la atención fue la aparición el último día exigiendo mayores esfuerzos y ambiciones.
Análisis de lo aprobado en Katowice
El libro de reglas fue aprobado con muchas dificultades sobre todo en las discusiones sobre cómo los países deben reportar sus emisiones de gases de efecto invernadero o contribuciones al financiamiento climático, así como qué reglas deben aplicarse a los mecanismos de mercado voluntarios, como el comercio de carbono.
La discusión arrancó la primera semana en dos bandos: el primero buscaba acordar un conjunto único de reglas para todos los países, sin diferenciación o con alguna flexibilidad para aquellos que lo necesitan; mientras que del otro lado se quería mantener la división actual entre reglas para países desarrollados y en vias de desarrollo . Esto se conoce como responsabilidades comunes pero diferenciadas. El acuerdo final resaltó las diferencias entre países desarrollados y vías en desarrollo, especialmente en el financiamiento que necesitan recibir estos últimos para reducir sus emisiones y adaptarse al cambio climático.
El segundo punto de conflicto fue la provisión de financiamiento climático para ayudar a las naciones en desarrollo a adaptarse a los impactos del calentamiento global, mitigar sus emisiones y participar plenamente en el proceso del Acuerdo de París. La organización Carbon Brief realizó un buen análisis de los puntos más debatidos sobre financiamiento climático cuestionando que las reglas aprobadas son "relativamente permisivas, dando flexibilidad a las naciones desarrolladas en cuanto a cómo y cuándo informan sus contribuciones".
El mayor fracaso de las negociaciones fue que los países no llegaron a un acuerdo sobre las reglas para los mecanismos de mercado voluntarios, que se volverá a discutir en la próxima COP. Brasil también ha merecido las críticas de las organizaciones sociales, llevándose el premio "Fósil del día" de la organización CAN por las amenazas de la nueva presidencia de casar a Brasil del Acuerdo de París. Pese a que los negociadores brasileños fueron los mismos de los años pasados, tuvieron una postura intransigente a modificar la regulación del mercado de carbono, uno de los principales escollos que demoraron llegar a un acuerdo en la COP24 en Polonia. El debate detrás de los mercados de carbono se trató sobre la “doble contabilidad” de los recortes de emisiones al comprar compensaciones de carbono, entre otros puntos críticos de los mecanismos heredados en el Protocolo de Kioto. "El marco se reveló demasiado complejo, ni los requerimientos más básicos pudieron ser acordados", reveló en Twitter Enrique Maurtua Konstantinidis de FARN.
El acuerdo se aprobó solo cuando los países en desarrollo acordaron informar y rendir cuentas de sus acciones climáticas de la misma manera que los países desarrollados. A su vez, las naciones desarrolladas acordaron aumentar la “previsibilidad” del dinero que proporcionarán para este propósito. Se espera retomar estos temas en la Cumbre climática de alto nivel que Antonio Guterres convocó para septiembre, antes de la COP25 que se desarrollará en Chile, aún sin fecha acordada.
Cobertura desde Polonia: Alejandro Langlois
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