La industria de la moda está lejos de ser sostenible

22.01.2022 | Transparencia

En los últimos años, el concepto de sostenibilidad ha aparecido cada vez más vinculado a la moda, ya sea con ropa y calzado hecho con plástico reciclado o materiales biodegradables, pero al mismo tiempo el consumo sigue aumentando y generando grandes cantidades de prendas que terminar en basurales.


La industria de la moda se ha posicionado o a ha intentado posicionarse como verde, por las últimas innovaciones y nuevos modelos de negocios como el reciclaje, la reventa, el alquiler, la reutilización y la reparación -que se venden como soluciones ambientales- están lejos de ser totalmente sostenibles y de disminuir el impacto ambiental de esta industria. Esto se refeleja, por ejemplo, en la producción de camisas y zapatos, que se duplicó en el último cuarto de siglo, pero tres cuartas partes terminan quemadas o enterradas en basurales. Este fracaso se debe, por un lado, a la presión por un crecimiento continuo, sumado a la demanda de los consumidores de moda rápida y barata. También influyen los precios reales del calzado y la ropa, que se han reducido a la mitad desde 1990, ya que la mayoría de los artículos nuevos se fabrican con materiales sintéticos no biodegradables a base de petróleo.

Impacto medioambiental

Esta industria comprende una compleja y extensa cadena de suministro, por lo tanto, conocer su real impacto ambiental total es difícil. “Todavía hay muy pocas marcas que saben de dónde provienen sus productos en la cadena de suministro, y aún menos de ellas han entablado relaciones activas con esos proveedores para reducir su huella de carbono”, dice la científica ambiental Linda Greer. Esta complejidad y falta de transparencia significa que las estimaciones del impacto de carbono de la industria oscilan entre el 4 % (McKinsey y la Agenda Global de la Moda) y el 10 % (ONU) de las emisiones globales de carbono en general.

Además, como no se puede hacer una blusa, un bolso o un par de calcetines que funcionen mejor o sean más eficientes, para motivar el consumo, la industria impulsa el cambio.  

En este sentido, la combinación de ambos factores – crecimiento continuo y cadena de suministros globales- da como resultado una sobreproducción. Así, los inventarios de moda se acumulan y el 40% de los artículos de moda se venden con un descuento. “La necesidad de vender más y hacer que los consumidores compren más todavía está en el ADN de la industria”, dice Michael Stanley-Jones, cosecretario de la Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible. “La ropa tiene una vida útil muy corta y termina en el basurero”.

Con el avance de la tecnología y de los sistemas comerciales las marcas pueden “introducir nuevas líneas con mayor frecuencia. Así, Zara ofrece 24 colecciones de ropa nueva cada año; H&M ofrece de 12 a 16 y los actualiza semanalmente. Esta aceleración y proliferación de "novedad" sirvió como un atractivo constante para que los consumidores volvieran a los sitios y las tiendas.

Asimismo, para ofrecer precios bajos para estilos que cambian rápido, utilizan materiales sintéticos basados ​​en combustibles fósiles que son más baratos, adaptables y más disponibles que los materiales naturales. Como resultado, el poliéster ha crecido hasta convertirse en la fibra sintética número uno y ahora representa más de la mitad de toda la producción mundial de fibras.

Aun este contexto de gran impacto negativo, las marcas tienen presente la sostenibilidad, pero sus estrategias y acciones no han logrado el impacto previsto. Así,vinculado a la transparencia, todas las empresas de moda que cotizan en bolsa presentan su desempeño ambiental, social y de gobernanza, pero en este caso, el volumen no es un buen indicador del progreso. Como señaló un informe reciente de Business of Fashion, "sin un lenguaje estandarizado o marcos regulados, descifrar lo que las empresas realmente están haciendo es extremadamente desafiante". La mayoría de los informes no cuantifican con las emisiones de carbono y no son auditados por terceros.

Otro punto clave es el reciclaje, que cada vez está más presente, aunque todavía tiene varios obstáculos. En este sentido, existe una incapacidad de planificar el diseño a escala debido a la variabilidad del suministro; límites a la tecnología de reciclaje; infraestructura poco desarrollada; y fibras más cortas y de menor calidad resultantes de insumos reciclados y de alto costo.

Como resultado menos del 1% de toda la ropa se recicla en prendas nuevas.

Asimismo, estas acciones de “reciclaje” están generando más daño. Los puntos de recepción de prendas animan más al consumo. Por otro lado, un análisis reciente del ciclo de vida (ACV) de los jeans de algodón reveló que el impacto en el cambio climático de comprar y desecharlos es casi el mismo que reciclar los jeans para obtener un par nuevo.

En cuanto a los materiales de base biológica, estas innovaciones todavía poseen altos costos iniciales, grandes requisitos de capital, resistencia al cambio y la falta de fijación de precios para las externalidades.

También los nuevos modelos comerciales no tienen el impacto deseado, como la reventa: las ventas en las tiendas de segunda mano y de donación siguen siendo más del doble del tamaño de la industria de reventa online.  A pesar del crecimiento reciente del espacio, en los últimos 10 años, el porcentaje promedio de emisiones de carbono obviadas debido a la reventa asciende a mucho menos de una centésima parte del 1%.

Otra tendencia es el alquilar de ropa, pero este modelo no es una solución de sostenibilidad. Según el propio sitio de Rent-the Runway, - empresa dedicada al alquiler de ropa-, esta modalidad solo reduce el CO2 en un 3% en comparación con la compra convencional de ropa nueva.

Las proyecciones que he desarrollado pronostican que la industria de la moda seguirá creciendo durante la próxima década. Las mismas tendencias que han impulsado su crecimiento superarán las ganancias asociadas con los materiales de base biológica y los nuevos modelos comerciales. El crecimiento de la unidad continuará concentrándose en productos de fibra sintética más dañinos y de menor costo, lo que exacerbará una serie de otros desafíos ambientales, incluida la escasez de agua y el crecimiento de microplásticos.

Acciones

Ante este contexto desafiante, la industria tiene mucho para hacer. Un avance sería retirar la palabra“Sostenibilidad”, como es el caso de Patagonia, que ya no usa el término. Al mismo tiempo, no se debe permitir que las empresas de moda afirmen simultáneamente su compromiso con la sostenibilidad y se opongan a las propuestas regulatorias que tienen el mismo fin.

Las empresas deben usar su influencia para lograr un cambio positivo mientras diseñan un sistema empresarial que sea regenerativo. Para demostrar el progreso, los informes deben volverse obligatorios, más cuantitativos y en concordancia con des con los objetivos planetarios y estar sujetos a auditorías externas anuales.

Asimismo, es necesario redefinir el progreso. El uso del PIB como indicador está limitado. En ese sentido la OCDE está experimentando con un marcador diferente centrado en el “bienestar” que incluye el capital social, natural, económico y humano.

Otro punto necesario es que los legisladores fijen el precio de las externalidades negativas. El carbono y el agua, por ejemplo, deberían gravarse para incluir los costos sociales. Esto desalentaría su uso, conduciría a la innovación y aceleraría la adopción de energías renovables.  Al mismo tiempo, los gobiernos deben adoptar legislación de responsabilidad extendida del productor. También debería adoptarse legislación adicional para obligar a las marcas de moda a compartir y cumplir los compromisos de la cadena de suministro.

Por lo tanto, la industria de la moda tiene un gran desafío y oportunidad para transformase en sostenible.

 

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