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Movilidad y género: el rol de la mujer para lograr una movilidad sostenible

01.09.2022 | Movilidad Sostenible

En la planificación de la movilidad, la perspectiva de género debe ser incluida para lograr un transporte más seguro y sostenible.


En el sector de la movilidad, las mujeres todavía se encuentran con varios desafíos: desde su baja representación en el sector a nivel político; menor participación en empleos y una mayor inseguridad en el uso del transporte urbano y particular.

Por otro lado, se ha comprobado que las mujeres pueden contribuir a lograr una movilidad sostenible, inclusiva y segura. Además, es necesario su participación en la toma de decisiones, ya que tienen mayor conocimiento sobre seguridad personal y vial, infraestructura, espacio público, ambiente y modos de transporte.

A nivel general, la relación entre género y movilidad revelan que los desplazamientos entre hombres y mujeres están diferenciados por los mismos roles que se les atribuye socialmente, así los hombres tienen desplazamientos lineales  (del punto de partida al punto de llegada, generalmente, de la casa al trabajo) mientras que las mujeres presentan desplazamientos “poligonales”, es decir, múltiples viajes, con diferentes focos entre trayectos.

Esto se debe principalmente a que las mujeres son las que continúan realizando el trabajo doméstico, que incluye tareas de limpieza, cocina, compras y gestiones del hogar, tareas de cuidado de niños y niñas, acompañamiento a servicios de salud, cuidado de personas adultas mayores. En consecuencia, tienen una movilidad más compleja y diversa porque hacen más desplazamientos al día que los hombres.

En cuanto a la sostenibilidad, las mujeres tienen una movilidad más amigable con el ambiente porque se mueven mayoritariamente a pie o en transporte público y en mayor proporción que los hombres. Esta tendencia es general para la región latinoamericana.

Esto es coincidente con la investigación sobre movilidad con perspectiva de género de La Caja, que indica que las mujeres son las principales usuarias del transporte público y que realizan una gran proporción de viajes a pie para realizar sus actividades diarias.

Asimismo, en los últimos años, incluso previo a la pandemia de COVID 19, se constata un aumento en la promoción del uso de la bicicleta en varias ciudades argentinas. Según el estudio, la bicicleta es el único medio de transporte en el que las mujeres expresan sentirse más confiadas y seguras que los varones. Además, luego de la pandemia, se vio un crecimiento en el uso de la bicicleta: un 46% de las personas encuestadas utilizó ‘más que antes de la pandemia’ este medio de transporte.

Por otro lado, el estudio da cuenta de que entre 7 y 8 de cada 10 mujeres no cuentan con licencias de conducir. Por otra parte, la edad promedio en que empiezan a conducir supera a la de los varones, más de la mitad de estos obtienen su licencia hasta los 18 años. Este fenómeno se condice con el menor incentivo que de jóvenes reciben las mujeres para aprender a manejar o sacar la licencia. De este modo, posiblemente también les cueste más imaginarse en roles profesionales vinculados al manejo.

De manera positiva la presencia de mujeres conductoras aumentó en los últimos años. Aunque sigue siendo proporcionalmente menor al de los varones, el uso del auto por parte de la mujer está en aumento: según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, del total de licencias de conducir emitidas en 2021 a nivel nacional, cerca de un tercio corresponden a mujeres, el valor más alto desde 2010.

En cuanto a la participación de la mujer en el sector, resulta indistinto que sea una mujer o un varón quien conduce un colectivo o un taxi/ remis/apps de traslado, mostrando una importante aceptación de las mujeres al volante incluso en posiciones profesionales. Entre las encuestadas mujeres, se revela mayor la percepción de seguridad cuando la conductora es mujer.

Con respecto a la inseguridad, un estudio publicado este año por Beat y Ualabee, realizado en Argentina, detalló que más de la mitad de las mujeres declaró haber vivido una situación de inseguridad viajando en transporte público, entre las que se destaca al acoso, seguido de robos, agresiones físicas y abuso.

Además, el 74,6% confirmó que el momento del día condiciona la elección del transporte que utilizan para llevar a cabo los viajes. En este sentido, mientras que, durante la mañana y la tarde, la mayoría de las mujeres (más del 80%) viaja en transporte público, en la noche, el panorama cambia, ya que casi el 75% modifica su medio de movilidad. En esté punto, las usuarias eligen moverse en aplicaciones o taxi/remis (45,2%) o en automóvil particular (26,4%) y sólo el 14% lo hace en transporte público.

También, la falta de implementación de las medidas adecuadas para mejorar los traslados, y el temor y la ansiedad de experimentar situaciones negativas en estos tramos, impulsa a que las mujeres a utilizar una “estrategia” para sentirse más seguras. Así, por ejemplo pueden llamar al abordar y/o descender de un medio de transporte a un familiar, amigo, etc; elegir la opción de “compartir la ubicación en tiempo real” o “llevar elementos de defensa personal”.

Asimismo, la investigación de La Caja, afirma que entre 6 y 7 personas encuestadas reconocen que las mujeres ‘experimentan mayores situaciones de violencia’ en el escenario vial que los varones. También las mujeres indicaron que sienten menor ‘confianza/seguridad’ que los varones al transitar el espacio público, sobre todo al ‘manejar/conducir un auto o moto’ y ‘caminar por la calle’.

En la región también la inseguridad es una de las mayores preocupaciones. El estudio “El transporte público desde una perspectiva de género: Percepción de inseguridad y victimización en Asunción y Lima”, analizó si el crimen o el miedo alteran las decisiones óptimas de movilidad de las mujeres, en qué medida y qué políticas podrían mejorar esta situación.

Entre los resultados, se concluyó que, tanto la percepción como la situación de inseguridad de la mujer en el transporte público, especialmente en Lima, se encuentran entre las más altas de América Latina. Esto condiciona las opciones de las mujeres acerca del transporte público, afectando directamente su movilidad y causando mayor pérdida de tiempo y mayores costos.

En esté contexto, los números señalan que el 78% de las mujeres que usan habitualmente el transporte público en Lima y el 24% de las usuarias en Asunción fueron víctimas o presenciaron un delito en el transporte en los últimos 12 meses y que las ofensas sexuales representan un problema presente en la vida cotidiana de las mujeres.

Asimismo, cuanto mayor es el tiempo de viaje y cuanto más joven es la pasajera, mayor es la probabilidad de que una mujer sea víctima o presencie un delito en el transporte público.

Como respuesta a la inseguridad, el estudio de Ualabee y Beat indica que la tecnología puede impulsar una mayor seguridad a partir de las siguientes implementaciones en apps de movilidad: horarios en tiempo real por parada/estación, dando lugar a un menor tiempo de espera; noticias y alertas sobre el estado de los servicios; y alternativas de ruta segura para descender/llegar a las paradas de transporte público.

En cuanto a las condiciones que deberían mejorar los servicios de transporte para que incremente la calidad de los viajes, se encuentran: menor tiempo de espera; paradas y estaciones cercanas a origen y destino;personal de seguridad durante el viaje (oficiales, policías, etc); ruta directa y menos transbordos.  

Por último, como otras sugerencias que se pueden aplicar, se encuentran: que los conductores permitan a la mujeres descender de la unidad en cualquier punto del recorrido; formación a choferes de colectivo y taxis sobre acoso sexual a mujeres y niños y cómo prevenir y actuar ante esas situaciones; misma frecuencia de buses tanto de día como de noche; y ampliación de la red urbana de transporte para que llegue a más lugares de la ciudad.

Con respecto a las medidas para integrar la perspectiva de género en la movilidad, la Secretaría de Transporte y Obras Públicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), presentaron la publicación “Movilidad Cotidiana con Perspectiva de Género: Guía Metodológica para la Planificación y el Diseño del Sistema de Movilidad y Transporte”. La misma se basa en la evidencia del rol que tienen las mujeres en la economía y la productividad de las ciudades, para impulsar la definición de políticas públicas de transporte y movilidad inclusivas.

En esta línea, la guía propone avanzar hacia un cambio de paradigma de movilidad, considerando un modelo enfocado en la vida cotidiana de las personas, que pone en el centro los patrones de movilidad sostenible de las mujeres y otras identidades de género, priorizando la movilidad a pie, en bicicleta y en transporte público, no solo porque son hábitos de desplazamiento más sostenibles y saludables, sino porque también son más equitativos.

Específicamente, la guía indica que la inclusión de la perspectiva de género en el planeamiento de la movilidad significa avanzar en tres ámbitos: primero, garantizar una visión completa e integral de la movilidad cotidiana; segundo, ampliar el concepto de la seguridad en la movilidad, atendiendo a las violencias contras las mujeres y las percepciones de seguridad diferenciadas; y tercero, avanzar hacia la equidad de género y el incremento de mujeres en la planificación, diseño y gestión de la movilidad.

Así, la guía plantea 5 cualidades a las que debería responder la movilidad basada en la perspectiva de género:

  • Movilidad cotidiana y cuidadora: refiere al diseño del sistema de movilidad, que -a través de recorridos funcionalmente útiles, multimodales y multiescalares- debe apoyar las tareas de cuidado, tanto las no remuneradas como las de personas trabajadoras del hogar.
     
  • Movilidad accesible y diversa: tiene como objetivo lograr que el sistema de movilidad y transporte responda a la diversidad de necesidades, ritmos, cuerpos, estados de salud y niveles económicos.
     
  • Movilidad segura y libre: busca ampliar el concepto de seguridad en el transporte incorporando el abordaje de las violencias contra las mujeres, el acoso sexual y otros delitos de odio; y, a su vez, condiciona la percepción de miedo y seguridad a la movilidad de las personas, en particular de mujeres y niñas.
     
  • Movilidad nocturna y festiva: pretende analizar y atender a la movilidad en el ciclo 24/7 -24 h los 7 días de la semana-.
     
  • Movilidad equitativa y participativa: promueve la equidad de género en los equipos de trabajo de todos los niveles del sistema de movilidad y transporte, a la vez que busca favorecer la participación activa de las mujeres en políticas de movilidad.

Por último, en cuanto a la aplicación y con el fin de avanzar hacia una movilidad centrada en el conjunto de la vida cotidiana y mejorar la percepción de seguridad y de accesibilidad de las infraestructuras, es necesario incluir “Criterios de género” en todas las acciones de movilidad y transporte público, donde se incluyan criterios físicos, pero también sociales, vinculados con la recogida de datos, los protocolos de atención o las campañas de comunicación.

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