Buscan reducir la pobreza y mitigar el cambio climático combatiendo el comercio ilegal de madera
La Unión Europea (UE) y la FAO han acordado intensificar sus esfuerzos conjuntos para apoyar a los países productores de maderas tropicales a combatir la tala ilegal, mejorando la gobernanza forestal y promoviendo el comercio de madera de origen legal. De este modo, se espera no sólo reducir el impactos ambiental de la tala ilegal y mitigar el cambio climático, sino también incrementar los ingresos y la seguridad alimentaria de las comunidades forestales, mejorando su acceso a los mercados madereros nacionales e internacionales.
El acuerdo de financiación, por un valor de 30 millones de dólares EEUU, fue formalizado en Roma por Veronique Lorenzo, de la Dirección General de Cooperación Internacional y Desarrollo de Comisión Europea, y René Castro Salazar, Subdirector General de la FAO, al frente del Departamento de Bosques, para apoyar una nueva fase del Programa para la Aplicación de las leyes, gobernanza y comercio forestales (Programa FLEGT, por sus siglas en inglés), que está previsto se prolongue hasta 2020.
Los fondos incluyen aproximadamente 18 millones de dólares de la UE, 7,25 millones del Reino Unido y 5,3 millones del Gobierno de Suecia.
La tala y el comercio ilegal suponen un coste para los gobiernos estimado entre10-15 000 millones de dólares anuales en ingresos fiscales perdidos. También socava los medios de vida de las personas y les priva de ingresos y alimentos. Y es responsable de la degradación de grandes extensiones de bosques ricos en carbono y hábitats vitales para la fauna silvestre, contribuyendo así al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad.
Empoderamiento de los pequeños productores
Una parte fundamental de la nueva fase del FLEGT es la mayor colaboración con entidades del sector privado -grandes y pequeñas- tanto en los países productores como consumidores, para hacer frente a algunos de los cuellos de botella de la producción de madera legal.
Esto implicará centrarse de forma específica en empoderar a las pequeñas y medianas empresas forestales en África, América Latina, el Caribe y Asia, que emplean a unos 140 millones de personas. La idea es ayudarles a operar de forma legal, que accedan a los mercados verdes y se conviertan en participantes activos en la gestión sostenible de los recursos forestales.
"Gracias a las iniciativas globales como FLEGT, la producción ilegal de madera se ha reducido en un 22 por ciento desde 2002", dijo Castro. "La nueva fase del programa –añadió-supone una gran oportunidad para el intercambio de lecciones aprendidas en todos los sectores, ya que está cada vez más claro que las asociaciones amplias son y serán necesarias para lograr el impacto global que se necesita para reducir la pérdida de bosques, la vulnerabilidad alimentaria y mitigar el cambio climático".
Lorenzo señaló por su parte que: "las nueva evidencia confirma que el FLEGT ha llevado a una mejora gobernanza forestal en todos los países destinatarios. La FAO sigue haciendo una contribución importante aportando asistencia técnica y recursos a las partes implicadas. Se espera que esta nueva fase amplíe esta labor en países estratégicos, en particular, mediante la participación del sector privado".
"Hemos logrado mucho, pero queda trabajo por hacer. Aprovechando el éxito de las fases anteriores, la FAO ayudará a los productores madereros en pequeña escala -que a menudo tienen dificultades para cumplir las normas de legalidad-, a tener acceso a los mercados verdes y mejorar su medios de vida", aseguró Julia Falconer, Asesora Forestal Principal del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID).
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