La importancia de no quedarse en la crítica para abordar la diversidad en las organizaciones
Andrea Grobocopatel, presidenta de Fundación FLOR (Fundación Liderazgos y Organizaciones Responsables), nos cuenta en entrevista con ComunicarSe por qué considera que es clave tener una actitud propositiva frente a la diversidad, la importancia de desafiar las estadísticas, cuáles son las barreras para que las mujeres accedan a puestos de decisión, la necesidad de dejar de pensar con egísmo, la importancia que tiene que las mujeres no rechacen los espacios que se les ofrecen, su respuesta a la crítica de que "faltan mujeres", y su mirada sobre cómo ha evolucionado el tema.
¿Cómo ve la participación de las mujeres en los puestos de decisión en Argentina y la región?
Argentina ha avanzado mucho. Incluso está entre los tres países que más avanzó en los temas de igualdad de género, equidad, y mujeres en puestos de decisión. En cuanto a iberoamérica desde la Fundación estamos tratando de que nos imiten, que nos acompañen, y es por eso que compartimos mucho las prácticas. Es interesante tener en claro que las problemáticas son las mismas y, por ende, la forma de abordarlas también son las mismas.
Para definir el contexto, yo diría que hay bastantes cambios pero no con el ritmo que quisiéramos. Esa es la preocupación que tengo. En lo personal, no me quiero morir sin ver este cambio. Porque cuando veo las estadísticas que dicen que se va a tardar más de 100 años en lograr la igualdad de género, yo digo que tenemos que desafiar las estadísticas. Y en eso estamos. Para lograrlo tenemos que hacer un trabajo 360, un trabajo de ecosistema, donde el Estado, las empresas, y las mujeres pongan su parte, sumada a la de los hombres.
Yo creo, tengo fe y esperanza, de que esto en 2/3 años lo podemos lograr. Tenemos que trabajar con ímpetu y con el empuje, pero sin romper puertas. Con amabilidad, ayudando a que las organizaciones y las personas nos demos cuenta de la importancia de este tema. Creo que tenemos una gran oportunidad.
¿Cuáles son las principales barreras para que las mujeres accedan sobre todo a puestos de decisión o jerárquicos? ¿Por dónde pasan las limitaciones?
El primer punto es la educación. Esto se debe a que desde hace tiempo tenemos un gran problema de educación, de cultura, donde pareciera que las mujeres tenemos que hacer determinadas actividades. Por ejemplo, las tareas de cuidado suelen recaer sobre nosotras. Por eso estamos tratando de demostrar la corresponsabilidad, los beneficios que también tiene el cuidado, cómo uno aprende cuidando a sus hijos y a sus padres a cuidar el entorno. En ese sentido queremos que todas las personas cuiden.
El segundo tema son los espacios de cuidado, ya que al no existir compiten con la economía. Yo reconozco que tenemos un gasto público enorme y que no se quiera generar más, pero también es cierto que cuando se hacen los números todo lo que generamos las personas emprendiendo, en los puestos de decisión, es mucho mayor que lo que se consume o se gasta en espacios de cuidado. Por eso creo que es muy importante tener buenos espacios de cuidado. Y esto es no solo para niños, sino también para personas con discapacidad, para adultos. Esto sería un punto más vinculado a la infraestructura.
Después hay un tercer punto que es trabajar más en red. Aquí aparece el ODS17, que es para articular esfuerzos. Me doy cuenta que trabajamos muchas organizaciones estos aspectos pero de manera muy dispersa, sin articulación, compitiendo por los recursos. Recursos no sólo económicos, sino de talentos. En este sentido, creo que un tema a trabajar también es bajar nuestro egoísmo y dejar de pensar “yo, mi organización”. Y lo digo desde el punto de vista asumiéndome como parte de un problema. Siento que a veces hacemos muchas cosas maravillosas y que no invitamos al otro. No lo hacemos. Entonces el tercer gran tema para mí es trabajar más en red.
Este año participó en el Foro de Davos ¿El tema Diversidad ocupó un lugar relevante?
Por primera vez en el Foro de Davos veo mucho más paneles sobre estos temas. Antes el foco era el cambio climático. Y este año creo que, si bien no se deja el tema de cambio climático, de la guerra y de la paz, creo que el tema de género fue muy bien trabajado y mucho más comunicado.
Sin embargo, no hay mujeres que concurran a esos foros. Son muy pocas mujeres. Entonces ahí insisto con algunas propuestas que estamos tratando de llevar adelante porque nosotros no queremos quedarnos en la crítica o mirar lo que está pasando, sino ir con propuestas, porque me parece que es la mejor forma de colaborar.
En este sentido, en algún momento dijimos que si los presidentes de las empresas que asisten son hombres que siempre vayan con alguna mujer de su directorio, con alguna mujer vicepresidente, para que se empiecen a escuchar esas voces. Esa fue una propuesta que llevamos hace un tiempo y con la que vamos a seguir insistiendo.
Nos encantaría que haya más presidentas mujeres y también que nos empiecen a pedir listados. Porque nosotros tenemos armados listados en la Fundación de mujeres presidentas, no sólo presidentas de grandes compañías sino también de pymes. Y esto es importante porque yo creo que no hay que creer que el mundo lo manejan sólo las grandes empresas. Hay que empezar a escuchar a las pymes.
En la Fundación tenemos los listados y tenemos propuestas. Esto lo hacemos no solo en Davos sino que también intentamos hacerlo en Argentina. De hecho, estamos queriendo lanzar una campaña para poder lograr que haya más presidenta mujeres, o proponiendo mujeres en las Cámaras.
Estamos permanentemente pensando ideas para atacar las dificultades y no quedarnos en la queja. Porque a mí lo que no me gusta es quejarnos, enojarnos. Me gusta siempre estar pensando prácticas. Los programas de la Fundación son respuestas a dificultades y a problemas que observamos. Por ejemplo, no había mujeres en directorios, no había mujeres en lugares de decisión, creamos el MED (Mujeres en Decisión) hace casi diez años.
Otro ejemplo, los fondos los bancos internacionales nos pedían mujeres para directorios de compañías, y cuando se las enviábamos nos decían “tienen poca experiencia, no han estado en los directorios”. Entonces creamos un programa que se llama Board Experience, que es como una pasantía, de mujeres en directorios. Esto hace que, por un lado, las mujeres mejoren su currículum, y por otra parte las compañías mejoren su governance. Porque las mujeres que se sientan en esos directorios están muy bien preparadas, conocen las prácticas de gobierno corporativo. Después también empezamos a ver que había muchas emprendedoras pero que no había tantas empresarias. Y es así que creamos otro programa que se llama “De emprendedoras a empresarias”, que las ayuda a pensar en grande, a ver cómo exportar, cómo seguir creciendo, cómo vender más sus productos. En síntesis, todas esas son respuestas a las dificultades.
Hace un tiempo escribió un artículo refutando la idea de que "faltan mujeres" ¿Cuáles son los principales argumentos y qué propuestas ofrece para poner en práctica?
Recordemos que una propuesta que mencionaba era que cada vez que inviten a las reuniones, nosotros proponemos que lleven una una mujer.
Un segundo punto es que muchas mujeres no quieren exponerse en lugares de poder. Esto se debe a que si despliegan todas sus cualidades sienten que están siendo evaluadas. Hay como un gran problema de demostrar si estamos preparadas o no. Por eso pretendemos que haya alternancia en los cargos, que si por uno o por dos años hay un presidente hombre a los dos años que sea una presidenta mujer. Esto deriva en que primero empiezan a verse, a tener visibilidad, que los estilos de liderazgo son diferentes de todas las personas y que cada uno tiene muchas cosas para aportar. Hay que atreverse, hay que prepararse. Es importante que las mujeres no digan que no a los espacios que se les ofrecen. Porque es mentira que no hay mujeres, hay muchísimas. También creo que hay que empezar a compartir los espacios de cuidado.
Además, en ese artículo proponíamos algo para cada lugar. Por ejemplo, para las empresas públicas y privadas decíamos que se ponga el objetivo de decir que en dos años quieren el 50 por ciento de mujeres. Y tiene que ser así de drástico, no tímido. Hay que insistir con políticas, con prácticas, con protocolos, que colaboren con los empleados para que puedan balancear su vida familiar y laboral.
Con respecto a las instituciones intermedias, como las cámaras, los sindicatos, los clubes, decíamos que son los que necesitan trabajar la diversidad en las cúpulas. Sugerimos que también establezcan metas, cupos.
En cuanto al sector público se han hecho muchos cambios a nivel de políticas, avances sobre la igualdad, pero creo que ahí tenemos que seguir trabajando en la inclusión de género. También para que haya más personas con discapacidad, para que se traten de incorporar personas mayores de 45, o personas que se recuperan de alguna dificultad. Sentimos que esa mirada social no debe faltar.
Por eso existen los Premios FLOR a la Diversidad, porque queremos darles visibilidad a los que consideramos que tienen buenas prácticas, que tienen buenas estadísticas. Todos ellos generan opciones para que la gente hable de cosas positivas, de los grandes ejemplos de Argentina e iberoamérica. Para que sean los faros que nos inspiren. Tenemos que trabajar estos aspectos y nosotros consideramos que la forma de hacerlo es siempre de manera propositiva.
Los Premios FLOR a la Diversidad, desde hace siete años, muestran todo lo que podemos hacer desde nuestro lugar de manera positiva, trabajando para lo social. Porque no es sólo responsabilidad del Estado, ya que el Estado solo no puede. Además, en la medida que nosotros mejoremos, mejorarán nuestras instituciones, y las instituciones mejorarán nuestro país.
¿En estos estos años del Premio de la Fundación ha visto una evolución del tema?
Ha habido una gran evolución. Antes a los postulados los teníamos que ir a buscar. Hoy se postulan muchísimas más organizaciones que quieren mostrar lo que hacen, y que pusieron en agenda la temática de diversidad, y ayudaron a que tenga relevancia porque habilitan un espacio de revisión en las organizaciones acerca de las prácticas internas y externas de las oportunidades que tienen.
Los premios son inspiradores para las organizaciones que trabajan con este eje en la estrategia día a día, así como en la sociedad y en la comunidad.
Y algo que quiero destacar es que sentirse parte no es sólo postularse a los Premios sino también acompañar, sponsorear, participar el día del evento (que este año será el 11 de octubre a las 18 horas en el CCK).
Queremos que se llene de personas que vayan a mirar, a escuchar, ya que serán los futuros participantes del año próximo.
Me encantaría que todo el país apoye los Premios FLOR a la Diversidad, que toda iberoamérica sienta que quiere estar ese día, porque es el día de festejo de los avances de la diversidad en las organizaciones.
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