El activismo accionarial es la "nueva realidad". Y eso no tiene por qué ser malo. Porque a pesar de la mucha atención negativa que suscita, hay evidencias que sugieren que el activismo accionarial podría tener, a largo plazo, un efecto positivo sobre el valor. Así lo afirma el profesor del IESE Jan Simon, principal ponente de una conferencia que ha tenido lugar recientemente en el campus de Nueva York, y que llevaba por título "For all the Noise, do Shareholder Activists Create Shareholder Value?".