Según el reciente informe de KPMG sobre el perfil del defraudador en la empresa, el defraudador típico ocupa un puesto directivo y lleva más de 6 años trabajando en la empresa. A su vez, el creciente uso de la tecnología y proliferación de datos está favoreciendo una nueva generación de defraudadores con mayor acceso a la información; y en el 54% de los casos, la debilidad de controles internos en las compañías favoreció la comisión de fraudes. También se destaca que en el 61% de los casos de fraude son cometidos por los propios empleados y, en su mayoría, con ayuda de cómplices.